Estrella de mar girasol. Lumpytrout / Wikimedia commons.

Estrella de mar girasol. Lumpytrout / Wikimedia commons.

Medio ambiente Conservación

Ésta es la estrella de mar que ha derrotado al misterioso asesino del océano

Los científicos denunciaron durante años la desaparición de las estrellas de mar desde Alaska hasta las costas californianas. Hoy su población se recupera.

31 mayo, 2019 02:22

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En 2014, un estudio publicado en la revista Science y coordinado por veterinarios de la Universidad de California daba la voz de alarma sobre la desaparición de diversos ejemplares de Pycnopodia helianthoides, la estrella girasol. Esta especie depredadora mantiene a raya los bosques de algas de la costa del noroeste de Estados Unidos y Canadá.

El equipo coordinado por Joe Gaydos determinó finalmente el causante de la muerte de estas estrellas. Se trata de un patógeno, posiblemente un virus, que les provocaba mutilaciones y el desprendimiento de sus órganos vitales. Pero en aquél momento, los investigadores no consiguieron determinar el origen biológico del patógeno, cuyos efectos fueron devastadores para estas estrellas de mar. 

La desaparición de ejemplares osciló entre el 60 y el 100% en determinadas zonas. Esta catástrofe ecológica sucedió entre 2014 y 2016, un período especialmente cálido en la historia de la costa californiana. El experto en algas Steve Lonhart advertía entonces de que había una remota posibilidad de que las estrellas girasol hubiesen buscado refugio en cotas más profundas para huir del calor y del virus que acababa con ellas.

Diferencias tras los efectos del patógeno en Hutt Island

Cinco años después, esa teoría ha recobrado fuerza. Los últimos muestreos indican una recuperación de esta especie marina en la zona, según informan medios locales. Darryl Deleske, biólogo y empleado del Acuario Cabrillo en San Pedro, situado en la zona portuaria de Los Ángeles, considera que se ha producido un cambio significativo. "Hace un par de años no encontrábamos ningún ejemplar. Me iba a bucear hasta Canadá para buscarlas, sin resultado". La recuperación también se ha notado en la región de la Baja California.

Los científicos norteamericanos han teorizado sobre diversas formas con las que las estrellas habrían derrotado a su microscópico asesino. Compararon para empezar el ADN de las estrellas muertas con las supervivientes, y determinaron que estas últimas poseen un gen que consiguió resistir los síntomas del virus. La diversidad genética de la especie se ha renovado por completo, aseguran los expertos, gracias a los ejemplares que sobrevivieron.

Según el departamento de ecología y biología evolutiva de la Universidad de Santa Cruz, esta no es la primera vez que Pycnopodia helianthoides afronta una posible extinción. En las décadas de los 70, 80 y 90 esta especie sufrió recaídas similares, aunque "nunca de tal magnitud, ni en un área tan extensa", afirma uno de sus informes.

Los investigadores del Acuario Cabrillo han comenzado a experimentar con tratamientos biotecnológicos para ofrecer a esta especie mayores posibilidades de supervivencia. Algunas estrellas que continúan enfermas siguen un tratamiento a base de antibióticos desde hace dos meses, y otras luchan contra el virus de forma natural. Los resultados parecen mostrar que los antibióticos ayudarán a esta especie a combatir al patógeno durante su hipotética reaparición en diez años.

Babosas marinas a 1.000 metros de profundidad

En paralelo, un sumergible robótico chino ha obtenido imágenes de dos raras babosas marinas de aguas profundas en el Océano Pacífico occidental durante una inmersión reciente. Las babosas marinas apenas se ven en aguas profundas (a más de 200 metros), pero el sumergible, denominado Discovery, las localizó a una profundidad de 970 metros, según Xu Kuidong, científico jefe a bordo del barco KEXUE (Ciencia en chino) e investigador de la Academia China de Ciencias (CAS).

Una de las babosas marinas descubiertas (Xinhua / Academia China de las Ciencias)

Una de las babosas marinas descubiertas (Xinhua / Academia China de las Ciencias)

Las dos babosas marinas, con cuerpos blancos y pares de tentáculos de bronce con cabezas rosadas, miden aproximadamente 5 centímetros de largo y 2 de ancho en libertad, pero se acurrucaron después de ser llevadas al barco, informa Xinhua. Con distintos niveles de semejanza con las babosas terrestres, las babosas marinas pertenecen realmente a la familia de los caracoles, o moluscos de gasterópodos marinos, y han perdido sus conchas durante el tiempo evolutivo. Hay alrededor de 3.000 especies de babosas marinas en el mundo y la mayoría de ellas se encuentran en aguas poco profundas de zonas tropicales.

Ocho especies fueron descubiertas en las aguas profundas del Océano Pacífico nororiental, y ninguna se ha reportado antes en las aguas profundas del Océano Pacífico occidental. Además de las babosas marinas, el Discovery también recolectó más de 60 muestras de corales, esponjas, camarones y rocas en la inmersión. KEXUE está llevando a cabo una investigación de 20 días sobre una serie de montes submarinos en el sur de la Fosa de Mariana, el lugar más profundo de la tierra.

[Más información: Larvas criogenizadas, el hito científico para salvar al coral de la extinción]