Laura Gómez, la profesora 'tiktoker' que enseña matemáticas y desafía los prejuicios a ritmo de reguetón

Laura Gómez, la profesora 'tiktoker' que enseña matemáticas y desafía los prejuicios a ritmo de reguetón

Ciencia

Laura Gómez, profesora, sobre el error que cometía hasta que la corrigió Rosalía: "Toda la vida había dicho 'hacer la 3,14'"

Como tantas expresiones del castellano, "hacer la trece catorce" sigue usándose con total naturalidad aunque muchos desconocen que su origen se remonta a la vida cotidiana de los antiguos oficios en España.

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Las claves

La expresión "hacer la trece-catorce" significa engañar o hacer una trampa, y proviene de una broma clásica en talleres mecánicos españoles.

La profesora Laura Gómez confesó que durante años usó erróneamente la expresión como "hacer la 3,14", asociándola sin querer al número π, lo que se viralizó en redes sociales.

Rosalía ha contribuido a revitalizar la frase al mencionarla en su canción "La Perla", lo que ha reabierto el debate sobre su significado original.

La Real Academia Española confirma que la única forma válida es "hacer la trece-catorce", mientras que variantes como "hacer la 3,14" son incorrectas desde el punto de vista lingüístico.

La expresión "hacer la trece-catorce" forma parte del español coloquial desde hace décadas. Su significado es claro: designa un engaño, una trampa o una mala pasada. El origen está documentado en los viejos talleres mecánicos, donde los veteranos enviaban al aprendiz a buscar una "llave 13-14" que no existía. Esa broma terminó asentándose en el habla popular.

Su sentido se mantiene aunque el contexto original, ligado a los oficios manuales, haya quedado atrás. Es un fenómeno habitual en el castellano. Ocurre también con giros como "dar gato por liebre" o "irse por los cerros de Úbeda". No hace falta conocer su historia para comprenderlos.

La "trece catorce" conserva un poso cultural que funciona sin necesidad de explicaciones. Forma parte del saber popular transmitido de generación en generación. Su presencia en el habla es tan natural que muchos hablantes la utilizan sin plantearse de dónde procede ni qué oficio la originó.

Esta expresión ha vuelto a ponerse de moda gracias a la música. Rosalía, una de las artistas españolas más influyentes, la recuperó en su álbum LUX. En el tema 'La Perla' menciona al "rey de la 13-14". Ese guiño devolvió la frase al primer plano de la conversación pública y reabrió un debate que parecía dormido.

A partir de ahí surgió una derivada insospechada. Una profesora de Matemáticas confesó en un reel de Instagram que había entendido la expresión de forma errónea durante toda su vida. Se trata de la docente Laura GP (@laurimathteacher), cuyo testimonio se viralizó con rapidez.

Tal como relató, llevaba años diciendo la expresión sin darse cuenta del error. "He estado toda la vida diciendo mal esa expresión", explicaba al inicio del vídeo. En lugar de pronunciar trece catorce, advertía a la gente diciendo: "Llévate cuidado que te va a hacer la 3,14", convencida de que era la forma adecuada. Esa naturalidad con la que lo decía explica lo profundamente interiorizada que estaba la confusión.

En su reel reflexiona sobre esa transformación automática. Admitía que no entendía por qué le salía decir 'la 3,14' cuando ni siquiera conocía el número π. También confesaba que durante años creyó que los equivocados eran quienes utilizaban la versión 13-14.

Lo resumía entre risas con una frase que se compartió masivamente: "Ya había señales de que yo ya iba a estar trastornada con las matemáticas de mayor". Su humor ayudó a amplificar la anécdota y a convertirla en un ejemplo llamativo del modo en que funciona la percepción.

Su testimonio ilustra cómo el cerebro reorganiza la información auditiva para ajustarla a patrones familiares. En su caso, trece catorce se convertía instintivamente en tres catorce. Reconoce que aún hoy sigue diciendo "Te voy a hacer la tres catorce, llévate cuidado", porque la versión original, la trece-catorce "no le suena ni bien".

Esta duda es muy habitual. De hecho, la Real Academia Española (RAE) ha aclarado en su cuenta de X que la única forma válida es "hacer la trece catorce". Cualquier variación, incluida la que defiende la profesora, se considera incorrecta desde el punto de vista lingüístico.

La verdad irracional que rige el universo

La interpretación de Laura GP introduce sin querer al número π en la discusión. Esta constante se define como la relación entre la longitud de una circunferencia y su diámetro. Está presente en la física, la ingeniería, la estadística y en numerosos modelos que describen fenómenos naturales de forma precisa.

Aunque suele enseñarse con la aproximación 3,14, su naturaleza es mucho más compleja. π es un número irracional: su desarrollo decimal es infinito y no periódico. Empieza con 3,14159265…, pero continúa sin repetirse. Esa estructura lo convierte en un objeto matemático inagotable y profundamente fascinante.

También es un número trascendente, lo que implica que no es solución de ninguna ecuación polinómica con coeficientes enteros. Esta característica lo sitúa en una categoría singular dentro de las matemáticas y explica su relevancia en teorías y cálculos avanzados.

El contraste entre la llave que nunca existió y esta constante universal revela el viaje inesperado que puede recorrer una expresión popular. La lectura matemática de la profesora no sustituye el sentido original, pero añade una perspectiva nueva, nacida de su formación y de su manera de escuchar el mundo.

Este cruce entre cultura popular y ciencia recuerda que el castellano está repleto de expresiones surgidas en oficios cuyo contexto ya no es evidente. Igual que los refranes agrícolas sobreviven en ciudades, la “trece catorce” mantiene su significado aunque su origen mecánico se haya perdido.

En el guiño de Rosalía y en la confesión de Laura GP coinciden dos fuerzas distintas. Por un lado, la cultura que actualiza expresiones heredadas. Por otro, el pensamiento matemático que se activa ante cualquier patrón numérico reconocible. Ambas conviven sin anularse.

El lenguaje está vivo y se adapta a quien lo usa. Para muchos, la trece catorce será siempre una broma de taller. Para otros, quizá desde ahora, evocará el 3,14 que rige la geometría de los círculos. Las dos lecturas coexisten y recuerdan que cultura y matemáticas llevan siglos conversando sin necesidad de ponerse de acuerdo.