Albert Einstein, una de las mentes más brillantes de la Historia.

Albert Einstein, una de las mentes más brillantes de la Historia.

Ciencia

El ocaso de las geniales ideas: un estudio advierte de que la ciencia más "disruptiva" se estanca

Los investigadores han analizado 45 millones de artículos científicos para comprobar la disrupción de la ciencia en los últimos 60 años.

9 enero, 2023 02:46

La edad suele ser uno de los principales motivos por los que cada vez somos más comedidos. Así, si a un jóven le hacen cualquier propuesta por atrevida que sea— terminará aceptándola sin pensárselo dos veces. Pero con el paso del tiempo la cosa cambia, y a aquel joven le acabará pareciendo una 'locura' los planes que antes no lo eran. Aunque para quienes ya estén teniendo esta sensación se pueden escudar en que no son los únicos que la padecen: la ciencia también ha envejecido mal, y se ha vuelto menos disruptiva con los años.

Esta es una de las conclusiones a las que han llegado los investigadores Rusell Funk y Michael Park tras haber analizado 45 millones de artículos científicos y 3,9 millones de patentes registradas entre 1945 y 2010. Los profesores de la Universidad de Minnesota (Minneapolis, Estados Unidos) advierten con esta revisión bibliográfica, que se ha publicado en la revista Nature, que "ya no hay la misma cantidad de descubrimientos rompedores que antes".

Para llegar a esta conclusión, Funk y Park establecieron una serie de categorías que iban desde una investigación disruptiva hasta aquella que 'simplemente' se encargaba de ampliar el conocimiento previo. Así, los investigadores calcularon la medida de disrupción, conocida como "índice CD", que oscilaba entre -1 para los trabajos más creativos y 1 para los que menos.

Cuánto ha disminuido

El índice CD de este trabajo demostró que los resultados ofrecidos eran cada vez menos rompedores tanto en las patentes tecnológicas como en los artículos científicos. De hecho, en este último caso se percibía aún más si cabe. Y es que entre 1945 y 2010 el carácter disruptivo de los artículos disminuyó más del 90%. Aunque resulte igual de preocupante, en las patentes la pérdida de disrupción fue de solo un 78% en el mismo período de tiempo.

[Sólo el 7% de los españoles cita a Ramón y Cajal cuando se les pregunta por un científico famoso]

Por su parte, en todas las disciplinas estudiadas se ha incrementado el número de publicaciones que, como explican los autores, perpetúan el statu quo del conocimiento. Ciencia Sociales y Tecnología han sido los dos campos de estudio donde más ha disminuido la disrupción, con un 90% y un 80%, respectivamente. Este descenso ha sido menos pronunciado en el caso de las Ciencias de la Vida.

En esta revisión se analizaron también otras cuestiones como cuáles eran los verbos que más se utilizaban antes y ahora. Por ejemplo, en los artículos científicos de la década de los 50 se recurría a términos relacionados con la innovación propia de la época, como "producir" o "determinar". En cambio, a partir de 2010, como se ampliaba el conocimiento que ya se había descubierto, encontraron verbos como "mejorar" o "potenciar".  

"Es genial ver documentado este fenómeno de una manera tan meticulosa", aseguraba en declaraciones a Nature el profesor de la Universidad Northwestern (Evanston, Estados Unidos) Dashun Wang acerca de este concepto que él también estudia. Por este motivo, no considera que se deba optar por un modelo de ciencia u otro. Su visión la ejemplifica con la observación directa de ondas gravitacionales, un hallazgo rompedor cuando se descubrió pero al que se le han ido sumando posteriores investigaciones. 

Sin embargo, Funk y Park no han sido los primeros investigadores en corroborar la tendencia disruptiva a la baja de la ciencia. Ya en 2020 la revista American Economic Review publicaba un artículo cuyo título no dejaba lugar a la imaginación, "¿Es cada vez más difícil encontrar ideas?". La respuesta, como era de esperar, se decantaba más por el sí.

En esta ocasión, ponían como ejemplo a Gordon E. Moore, cofundador del fabricante de circuitos integrados Intel. La Ley a la que da nombre asegura que cada dos años la densidad de los transistores en el microprocesador de un ordenador se duplica. Pues bien, el número de investigadores que en la actualidad tratan de averiguar cuánto se duplicará en los próximos años es 18 veces mayor que los necesarios a principios de la década de los 70. Esto demuestra que no es una cuestión de menor creatividad, sino también de menor productividad.

Cuáles son los motivos

"Los resultados sugieren que algo está cambiando". Así expresaba el sociólogo Rusell Funk su preocupación por la disrupción de la ciencia en su reciente publicación. Para este autor ya no existen innovaciones que rompan con la forma de pensar o hacer las cosas que se tiene hasta la fecha, abriendo así un nuevo campo a la investigación. Pero, ¿a qué se debe que las investigaciones sean menos "disruptivas"?

El especialista en política científica y tecnológica del Instituto de Tecnología de Georgia (Atlanta, Estados Unidos) John Walsh apuntaba a Nature una serie de razones que explicaban este cambio tan drástico. En primer lugar, señalaba al número de investigadores. "Al haber ahora muchos más que en la década de los 40, el entorno que se ha creado es más competitivo".

Pero no solo se ha incrementado la cifra de científicos, sino que también ha cambiado su forma de trabajar. Así, en la actualidad se acostumbra a ver más investigaciones publicadas en equipo que individualmente. Según los expertos, esta nueva fórmula de trabajo provoca unos resultados menos disruptivos que antes.

Por su parte, Funk y Park descartan que esta pérdida de creatividad se deba a un cambio en la política de citas de los artículos. Aunque sí que entienden que la "métrica del éxito" se ha orientado en los últimos años más hacia la productividad que a la originalidad. "Los investigadores están centrados en producir más artículos debido a la forma que tienen las instituciones de evaluar la calidad académica de los científicos", apuntan en las conclusiones de su revisión. Es cierto que esta obsesión por la productividad beneficia al propio investigador, pero consideran que termina perjudicando el fin último, la ciencia.