Jahber Marino, Lina Marcela, Santiago y Dafne Sofía en Trabazos

Jahber Marino, Lina Marcela, Santiago y Dafne Sofía en Trabazos Cedida a EL ESPAÑOL Noticiascyl

Zamora

De la violencia racista a la calma, la familia Rodríguez encuentra la paz en Zamora: "Abrimos la puerta sin miedo"

Años de temer a los asesinatos, confinamientos urbanos, desplazamientos, violencia sexual, extorsiones y amenazas, que al fin quedan lejos tras llegar a este pequeño pueblo zamorano.

Más información: Un proyecto pionero aspira a traer a 600 venezolanos a los pueblos de Zamora para trabajar y asentar población

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Hace apenas unas semanas, Jahber Marino Rodríguez Moya, su esposa Lina Marcela Palma y sus hijos llegaron al municipio zamorano de Trabazos. Vienen de una ruta larga, dolorosa y muy complicada.

Huyendo del racismo y la extrema violencia de Colombia, llegaron a España al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes de Melilla; y ahora, por primera vez en mucho tiempo, tienen una casa a la que llamar hogar.

Todo gracias al programa 'Mi pueblo acoge' de la Diputación de Zamora en colaboración con la Fundación Talento58 para asentar población, fundamentalmente latinoamericana, en los pueblos de la provincia. 

Un proyecto que surge tras el éxito del piloto en Fermoselle, donde en los últimos años se han empadronado casi setenta familias venezolanas que ya vivían en España.

Pero antes de llegar a Zamora, Jhaber y su familia sufrieron mucha violencia en las calles de Colombia. De hecho, mientras EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León habla con él, se entera de que el pasado viernes un sobrino de su esposa había sido asesinado en el país.

Desgraciadamente, su familia lleva décadas sufriendo el odio y la violencia racista por su color de piel. "Somos desplazados desde 1999", explica. Jhaber y su familia proceden del convulso y conflictivo departamento del Chocó.

Una extensa zona al noroeste del país en la selva del Darién y bañada por dos océanos, el Pacífico y el Caribe, de increíble belleza natural, pero que sufre un brutal "etnocidio" de la comunidad afrodescendiente, según las organizaciones internacionales.

Jhaber relata que "el Chocó es como mirar a África dentro del mundo". Habla de pobreza, abandono y discriminación para la mayoría de la población, que es negra.

Estos afrodescendientes sufren desde hace décadas asesinatos, confinamientos urbanos, desplazamientos interurbanos y violencia sexual, extorsiones y amenazas, desde que diferentes bandas armadas buscan llenar el espacio que dejó la salida de las FARC del territorio y que no ha sido asumido por el Estado.

En su capital, Quibdó, confluyen al menos cinco bandas criminales (Los Mexicanos, Los Locos Yam, RPS, Cabí y los Zetas) que operan bajo la fuerte presión del Ejército Gaitanista de Colombia (EGC).

Fruto de esta situación, la familia Rodríguez Palma fue desplazada forzosamente a Bogotá, donde han sobrevivido en los últimos años.

Huida a España embarazada

Ante esta insostenible situación de miedo constante a ser asesinados, él y su mujer, embarazada entonces de casi siete meses, pusieron rumbo a España y llegaron al CETI de Melilla el 7 de noviembre de 2024.

Como es conocido por todos, estos lugares de estancia temporal para personas migrantes sufren un hacinamiento en el que se ven obligados a "compartir habitación con 16 personas".

Su pequeña Dafne Sofía nació hace 8 meses en este CETI, por lo que recibió la nacionalidad española. Esto provocó que la pequeña no pudiera estar allí "ya que ella no era migrante". Fue en este tiempo cuando un conocido en Melilla le puso sobre la pista del proyecto de la Diputación de Zamora.

Rápidamente una de las responsables de Fundación Talento58 encontró para ellos una casa "abandonada hacía unos quince años" en Trabazos y, tras negociar, ofrecieron esa vivienda a la familia. A partir de ahí todo fue muy rápido y el 17 de septiembre ya estaban en Aliste.

El recibimiento en el pueblo fue cálido y cariñoso para esta recién llegada familia desde tan lejos. "El dueño de la casa, el señor alcalde, la persona del ayuntamiento, los vecinos, todos han sido muy familiares", dice Jhaber.

De hecho, el primer día de su llegada, Javier Faúndez, alcalde de Trabazos y presidente de la Diputación Provincial, les visitó para saber cómo iba todo y fue "muy acogedor", explica.

Mucho trabajo por hacer

Una vez establecidos en Trabazos, Jhaber explica que la vivienda "necesita muchos arreglos". Quizá el más acuciante es que carece de sistema de calefacción y el frío alistano es duro y no tardará en llegar.

Así que esperan conseguir "mitigar el impacto del frío" lo antes posible, y más teniendo en cuenta que viven con una pequeña bebé.

También es fundamental encontrar trabajo cuanto antes. Jhaber cuenta que ya tiene una opción seria para comenzar en una empresa de construcción de la zona de Alcañices, "que me han dicho que me contratan y me dan de alta".

Mientras, a su esposa le gustaría trabajar, pero se encuentra con el problema de no tener servicio de guardería o niñera en el pueblo y su pequeña apenas tiene 8 meses. Por lo que, de momento, Lina Marcela se dedicará a cuidar de su bebé.

Además, su hijo, Santiago, de 21 años, llega a Zamora con ganas y experiencia como camarero. En Melilla, el joven estaba realizando algunos cursos y tenía un grupo de amigos, por lo que el cambio a la pequeña Trabazos ha sido algo más duro para él. Pero su padre explica que "quiere estudiar y trabajar cuanto antes".

Aunque aquí la familia enfrenta otra dificultad y es no tener coche para desplazarse. "En un pueblo así tener coche es casi una obligación. Si quieres tener una vida digna, es fundamental", explica Jhaber.

Pone como ejemplo conseguir un empleo en cualquier lugar cercano, hacer la compra o tener que acudir al médico por una emergencia. También denuncia que el transporte público es escaso en la zona porque "el autobús sale a las 8 de la mañana y regresa a las 7 de la noche".

"Podemos abrir la puerta sin miedo y sin preocuparnos"

La familia conserva vínculos en Colombia, pero quieren ser prudentes sobre qué le cuentan sobre su situación actual. Tienen una hija mayor de 24 años con dos hijos que ahora vive en Bogotá.

"No tenemos los recursos para apoyarla para que venga", explica Jhaber. Sobre lo que le cuentan a su hija de su situación actual: "Solo le decimos que estamos bien. No queremos preocuparla".

Jhaber recalca que lo que más valoran de estar en Zamora es la seguridad. Este hombre explica que su situación económica en Colombia no era mala y que ahora "hasta tener para comer es difícil".

Sin embargo, "pesa más el estar seguro que tener una vida acomodada económicamente". Para ellos, la prioridad es que su bebé crezca en paz.

Con todo esto, la familia empieza a mirar adelante y valoran que, pese haber llegado con lo justo, han encontrado vecinos y una administración dispuesta a ayudar.

"Aquí podemos abrir la puerta sin miedo y sin preocuparnos", confiesa Jhaber, y añade que eso, para ellos, vale más que cualquier otro bien material.

Una nueva vida que cree que puede ser real para otras muchas familias en su situación. Jhaber observa un potencial claro en la provincia: casas vacías y familias dispuestas a trabajar.

"Conozco de 15 o 20 familias que les gustaría venirse a un sitio como este. Hay cantidades de familias buscando dónde vivir", afirma.

Señala que muchas viviendas llevan años cerradas y que la gente que llega está dispuesta a trabajar para ponerlas en uso. Por ello cree que estos programas de acogida "deberían ser más específicos y efectivos, porque muchas veces funciona mejor el boca-oreja, creo que hace falta coordinar".