Clara y Pablo trabajando en su taller en Alcañices

Clara y Pablo trabajando en su taller en Alcañices Cedida a EL ESPAÑOL Noticiascyl

Zamora

Los lujosos faldones de bautizo que triunfan en Emiratos Árabes se hacen en Zamora: "Cosemos en casa de mi madre"

Entre 600 a 1.000 euros es lo que cuestan estas delicadas prendas artesanales que Clara y Pablo confeccionan en el corazón de la comarca de Aliste y envían a todo el mundo.

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En 2016, en un pequeño garaje de Zaragoza, Clara Martínez no imaginaba que su hobby se transformaría en un negocio de alcance mundial. "No tenía trabajo y quería algo que me llenara", recuerda.

Con experiencia previa como teleoperadora, Clara se encontraba en un momento de incertidumbre laboral, pero con un talento oculto: la costura. Así que lo que comenzó siendo un pasatiempo para hacer vestidos para su hija pequeña y una cuenta de Instagram incipiente, se convirtió en el germen de un emprendimiento artesanal que hoy acumula clientes de España, México y Emiratos Árabes.

"Empecé cosiendo para mi hija y compartiendo las fotos en Instagram", cuenta Clara. La red social empezaba a despuntar, pero no era el gigante que conocemos hoy en día. Así que su cuenta fue creciendo de manera orgánica, hasta convertirse en lo que es hoy.

Clara terminando uno de sus famosos faldones de bautizo

Clara terminando uno de sus famosos faldones de bautizo Cedida a EL ESPAÑOL Noticiascyl

"La gente comentaba, preguntaba si vendía lo que hacía y me fui dejando llevar. No fue con pretensiones, sino explorando si esto podía funcionar", explica.

Clara es autodidacta, aprendió a coser de forma práctica, inspirándose en la experiencia familiar, mientras buscaba soluciones en Internet, para seguir evolucionando en sus creaciones.

Poco a poco, Clara empezó a especializarse en faldones de bautizo. "En mi familia hay faldones históricos. Desde que me quedé embarazada, recuerdo que mi madre sacó cajas con prendas antiguas, llenas de encajes hechos a mano", explica.

Esa fascinación por la tradición, combinada con su impulso creativo, la llevó a ofrecer un producto único: artesanal, hecho a medida, pero con un diseño moderno que respeta la esencia del legado familiar. "Cuando veo un faldón mío, sé que es mío. En mis trabajos mantengo la esencia de ese faldón tradicional, pero con un toque moderno", afirma.

El negocio creció sin inversión masiva ni planes estratégicos complejos, sino con un crecimiento pausado y adaptándose a lo que le venía. "Tirando de un hilillo tras otro, ves que esto tiene posibilidades", confiesa.

La primera compra oficial llegó desde Australia

Las primeras ventas llegaron a través de Instagram y el boca a boca. Pero Clara recuerda especialmente que la primera venta oficial fue a Australia, apenas unos meses después de abrir su tienda online. "La primera compra fue de mi propia madre, y la segunda de Australia. Fue un momento emocionante", recuerda Clara.

Pablo, que inicialmente estudiaba ingeniería sin terminar la carrera, se unió al proyecto para ayudar a su madre. "Yo no me veía estudiando. Empecé a trabajar con ella en la parte de contabilidad y gestión de la web, y poco a poco también aprendí a coser", cuenta.

Su participación ha sido clave: hoy, ambos manejan todo el proceso, desde el diseño y la costura hasta la fotografía y la gestión de Instagram. "Él tiene un talento natural para coser, es autodidacta y extremadamente preciso. Nos entendemos perfectamente en el taller", asegura Clara.

Clara y Pablo trabajando en sus diseños

Clara y Pablo trabajando en sus diseños Cedida a EL ESPAÑOL Noticiascyl

En 2023, Clara y Pablo trasladaron el taller familiar a Alcañices, su lugar de origen, motivados por necesidades familiares y el deseo de regresar a sus raíces.

"Mi madre necesitaba que estuviéramos cerca. Teníamos la posibilidad de trabajar desde cualquier sitio gracias a las mensajerías y a la venta online", explica Clara.

Furor en Emiratos Árabes

A pesar de las dificultades logísticas, el negocio siguió creciendo. Hoy venden a clientes de España y del mundo entero, especialmente para celebraciones especiales como bautizos o festividades como el Aíd al-Fitr, la primera ruptura del ayuno durante el Ramadam, en Emiratos Árabes.

Se trata de una de las festividades islámicas más importantes y, siempre que ocurre, Clara se encuentra con una avalancha de pedidos.

Y lo más curioso de todo es que estas familias no utilizan los faldones para su cometido original, sino que "los usan como vestidos para niños de más edad", adaptando la prenda a su propia tradición, por su gusto por los encajes y el diseño ostentoso.

Estas poderosas familias árabes aprecian y mucho ese proceso de personalización, y el trato delicado y cuidado de cada prenda.

Clara muestra uno de los faldones de bautizo confeccionados por ella

Clara muestra uno de los faldones de bautizo confeccionados por ella Cedida a EL ESPAÑOL Noticiascyl

Los faldones se hacen a medida para cada bebé, con instrucciones simples para que las madres puedan tomar medidas precisas. "Es muy raro que haya devoluciones. Si algo no encaja, lo corregimos, pero sucede pocas veces", asegura Clara.

Cada prenda se convierte en un tesoro familiar, algo que emociona profundamente a la artesana alistana. "A veces me escriben llorando porque llevan siguiendo mi trabajo desde 2016. Es un negocio que gira en torno a las emociones, porque muchas se ponen en contacto conmigo en cuanto saben que están embarazadas", confiesa.

El precio medio de un faldón artesanal está entre 600 y 1.000 euros, dependiendo del diseño y el detalle, aunque algunos trabajos especiales pueden superar los 2.000 o 3.000 euros, especialmente cuando les traen vestidos históricos de comunión o novia, para crear nuevas piezas. Cada prenda es única, y el proceso artesanal que siguen asegura que ningún detalle se escape.

Desde Aliste al mundo entero

La búsqueda de materiales también ha sido un reto para esta dupla madre e hijo. Clara explica que las telas infantiles de calidad son escasas o tienen demasiados motivos infantiles. Así que recurren a proveedores de vestidos de novia y comunión para conseguir sedas, encajes y organzas de alta gama.

Una vez con los materiales en las manos, Clara se inspira especialmente en prendas antiguas, algunas de principios del siglo XX, combinadas con la creatividad y el gusto actual de la artesana.

Pablo trabajando en el taller de Alcañices

Pablo trabajando en el taller de Alcañices Cedida a EL ESPAÑOL Noticiascyl

"No me inspiro solo en lo reciente. Miro la historia de los faldones y aplico técnicas de costura clásicas, pero con un toque moderno", explica.

Actualmente, Clara y Pablo trabajan solos desde la casa familiar en pleno corazón de Aliste, mientras esperan la construcción de su propio taller en el jardín, lo que les permitirá ampliar la producción y recibir a algún ayudante.

"No buscamos crecer en un gran número de trabajadoras, sino en calidad, en lujo, en artesanía. Queremos cuidar cada detalle", explica Clara.

También reconocen que existe mucha dificultad para encontrar costureras cualificadas, lo cual es uno de los mayores retos del negocio. "El relevo generacional es un problema. Las costureras expertas son mayores y apenas hay jóvenes que deseen aprender el oficio", añade.