Emiliano en su establecimiento hostelero de Valladolid
Emiliano García (64 años), rey de la croqueta y el tapeo en Valladolid, busca sustituto por jubilación: "No quiero cerrar"
Emiliano García se jubilará después de casi 40 años en el establecimiento hostelero y busca a alguien que coja las riendas de un establecimiento hostelero mítico de la ciudad del Pisuerga.
Más información: Un conocido hostelero se jubila y quiere salvar su bar con 42 años de historia y una sabrosa tortilla
Noticias relacionadas
Disfrutar de Valladolid es hacerlo de su amplia cultura, patrimonio e historia. También de su rica gastronomía con un buen puñado de establecimientos hosteleros que se esmeran por dar los mejores platos a los vecinos y a los turistas.
Entre ellos está ‘La Croqueta. Taberna del Duero’, situado en la calle Los Moros que, sin embargo, cuelga un cartel desde principios de julio en el que se puede leer el mensaje de ‘Se traspasa por jubilación’.
El actual dueño, Emiliano García, colgará el mandil el 12 de noviembre y se busca comprador o inquilino para que parte de la historia hostelera de la ciudad del Pisuerga no se apague.
EL ESPAÑOL de Castilla y León charla con Emiliano. En el lugar desde el año 1986, casi desde que abrió sus puertas dos años antes, nos confiesa que “han recibido llamadas de gente interesada”.
Ahora queda lo más complicado, que el interés se concrete y podamos seguir disfrutando del olor de unas croquetas o una careta, únicas en Valladolid.
Terraza de 'La Croqueta. Taberna del Duero'
Un trabajador sencillo
“Me defino como una persona normal, sencilla. Que no tiene grandes pretensiones. En ocasiones diría que soy demasiado sencillo. Soy un trabajador que lleva muchos años currando”, asegura Emiliano García, en declaraciones a este periódico.
Nuestro protagonista nació en Aldehuela de Yeltes (Salamanca). Allí vivió su infancia y comenzó a trabajar ayudando en un bar del lugar cuando tenía solo 16 años. También colaboraba en las labores familiares del campo, con la agricultura y la ganadería como protagonistas.
“Cuando era pequeño recuerdo que, en el pueblo, iba del colegio a la calle y a casa y poco más porque tenía que echar una mano a mis padres”, añade una persona comprometida y trabajadora como el que más.
Tras cumplir el servicio militar se trasladará, en 1982, a Valladolid, donde continuará escribiendo su historia dentro del mundo hostelero. Suma, a sus 64 años y nueve meses, 48 trabajando.
Valladolid y ‘La Croqueta. Taberna del Duero’
“En 1982, cuando acabé de realizar el servicio militar, me vine a Valladolid porque un primo abría una cafetería en el Paseo de Zorrilla al lado de los Cines Avenida. Allí estuve cuatro años, hasta 1986”, explica Emiliano.
Fue entonces, cuando tras el cierre del anterior negocio y conociendo a los dueños de ‘La Croqueta. Taberna del Duero’, comenzó a trabajar en el lugar desde ese año, cuando el negocio de la calle Los Moros había abierto dos años antes. De hecho, en febrero sopló 41 velas.
“Comencé en ‘La Croqueta. Taberna del Duero’ allá por 1986. Estaba otro primo mío que se fue y me quedé en 1988 con el dueño que se marchará en 2017. Llevo con el establecimiento, en solitario, unos ocho años”, explica nuestro entrevistado.
Un lugar de entre 40 y 50 metros cuadrados en que trabajan cuatro chicas, dos en cocina y dos en barra, y el propio Emiliano que quiere ensalzar al máximo la labor de sus empleadas.
Interior del establecimiento hostelero.
“Tenemos las típicas croquetas de huevo duro de Valladolid, careta de cerdo que llega dos veces a la semana fresca, tigres y banderillas. La especialidad es la croqueta. Siempre está hecha en el momento y es casera. Nunca se congelan”, apunta.
La verdad es que, si no las ha probado usted que está leyendo este texto, tiene delito.
Jubilación
“Me jubilo el 12 de noviembre y no quiero cerrar. Hemos puesto el cartel de ‘Se traspasa’ para que la actividad continúe porque un bar de este tipo no se puede perder”, apunta el corazón del negocio.
Cartel que colgaron a principios de julio, que ha llamado la atención de los viandantes, y de otras personas que se han mostrado interesadas a la hora de ponerse al frente del negocio.
“Habrá que esperar a ver si llegamos a algún acuerdo. Yo creo que sí. Para la hostelería es un buen momento. Tras la pandemia, la gente sale. Ahora, está subiendo. Se trabaja bien, no solo aquí, sino en toda la ciudad”, añade.
Imagen del establecimiento hostelero.
Traspaso a un lado, al salmantino ahora le toca descansar y disfrutar. Olvidarse del “bullicio y las aglomeraciones” aunque asegura, antes de irse, que “lo va a echar de menos porque ha sido muy feliz”.
Emiliano se va, pero seguro que alguien llega para que ‘La Croqueta. Taberna del Duero no tenga que bajar la persiana de forma definitiva.