Ronaldo Nazario, dueño y presidente del Real Valladolid.

Ronaldo Nazario, dueño y presidente del Real Valladolid. Real Valladolid

Valladolid

Ronaldo, el presidente que fue esclavo de sus palabras: historia de un desencuentro con Valladolid y su gente

El mandatario brasileño ya es pasado en el Pucela tras una aventura de siete años en la que ha pasado de héroe a villano.

Más información: Ronaldo vende el Real Valladolid a unos inversores estadounidenses

Publicada
Actualizada

Nunca ocultó sus intenciones empresariales. Una afirmación tan verdadera como que el paso de Ronaldo Nazário por Valladolid ha sido una decepción absoluta fruto de sus falsas promesas jamás cumplidas. El hasta este viernes dueño y presidente del Pucela ya es pasado del club cuyos aficionados recordarán su paso como una de las épocas más oscuras desde su fundación en 1928.

Llegó en septiembre de 2018 siendo recibido prácticamente como un jefe de Estado, en una escenografía propia de Bienvenido, Mr Marshall. La ilusión desbordó a la ciudad del Pisuerga, pero Ronaldo acabó siendo esclavo de sus palabras y en estos siete años ha sufrido un desencuentro con Valladolid y su gente. Aunque han sido muchos los ingredientes de este cóctel, hay tres que destacan sobre el resto.

Se dice que por la boca muere el pez y algo parecido le ha pasado al astro brasileño, cuya figura como presidente es totalmente opuesta a la que tuvo como futbolista. En el primer tramo de los siete años que Ronaldo ha estado en el Real Valladolid prometió que el club estaría luchando incluso por un puesto en la Champions League.

Lo hizo en uno de los pocos encuentros que ha tenido con los medios locales, quienes fiscalizan y siguen el día a día del Real Valladolid. Lejos de esa afirmación, la realidad ha sido una especie de universo paralelo a las palabras de Ronaldo. Nunca fue una opción aspirar más allá de una permanencia fruto de una política de crecimiento deportivo prácticamente nula.

De su trayectoria quedarán dos ascensos, pero también tres descensos consecutivos. Ronaldo cogió al Real Valladolid en Primera División y lo deja en la categoría de plata. De ahí viene también el segundo de los actos.

El legado

Una de las grandes palabras que se le recordarán a Ronaldo es el legado que prometió dejar. Entendido siempre que quería ser recordado por su buen hacer, ha sido finalmente todo lo contrario. Ni estabilización deportiva ni económica.

El legado de Ronaldo se ha traducido en dejar el club peor de lo que estaba. Más inestable deportivamente hablando. Antes se ascendía y se duraba algo más de un año en Primera División. Y también en peores condiciones económicas, reconocidas por los propios directivos del club a la hora de justificar algunos mercados de fichajes.

El cambio de escudo fue el tercer acto de una historia que acabó en un desencuentro entre Ronaldo, Valladolid y su gente. Fue la dinamita a una relación que vivía en un ambiente bélico constante y que ha permanecido desde entonces.

El mandatario brasileño cambió el escudo, sin consultar, por decisión unilateral. Legítima, sin duda. Pero no aceptada por una masa social que es la que sustenta los caprichos empresariales de quien posee la mayoría accionarial del club.

Los aficionados se echaron a las calles y las redes sociales se convirtieron en un polvorín para la imagen del exdelantero brasileño. La presión fue de tal magnitud que finalmente Ronaldo y su equipo tuvieron que dar marcha atrás. Se propuso un referéndum entre los abonados del Pucela. De primeras iba con trampas, ya que estaba preparado para que la vuelta no saliera.

El club volvió a rectificar y en un referéndum ya mucho más democrático la masa social habló con rotundidad. El escudo tenía que volver. Y así se hizo. También protagonizó intervenciones en ruedas de prensa que complicaron un ambiente ya caldeado, tildando a aquellos que protestaban contra su gestión como aficionados "radicales".

Sin embargo, la relación ya estaba prácticamente rota de antes. El equipo seguía dando bandazos deportivos y cada vez que se fraguaba un ascenso, llegaba el pertinente descenso. La continuidad del polémico Paulo Pezzolano, que si bien es cierto devolvió al equipo a Primera División tras bajarlo, acrecentó la tensión entre Ronaldo y la afición.

Ha sido esta temporada donde todo ha terminado de explotar. La inexplicable venta de Enzo Boyomo al CA Osasuna por apenas 5 millones de euros fue entendida como una absoluta descapitalización del club. También ha supuesto la sentencia de muerte este año y así han ratificado los hechos.

Ronaldo dejó de aparecer por Valladolid, pudiéndose contar esta temporada sus estancias con los dedos de la mano e incluso sobrando. Llegaron las protestas en la calle, a las puertas del estadio. Las banderas amarillas, los carteles y la presión en redes sociales se acrecentaron.

Mientras tanto, un Ronaldo ausente ha venido viendo como 'su' Real Valladolid ha firmado la peor temporada de su historia en Primera División. Pezzolano fue destituido cuando ya el camino era difícil de reorientar, en un episodio que la afición ya venía advirtiendo desde meses antes que iba a ocurrir, pero del que la directiva hacía oídos sordos.

Llegó Diego Martín Cocca, un técnico argentino laureado en México, pero sin experiencia en Europa. Aunque tuvo sus momentos de lucidez, el experimento no salió bien y finalmente Álvaro Rubio acabó como entrenador de primer equipo.

Se acabó por tirar la toalla y mientras tanto Ronaldo pasó olímpicamente del club, a pesar de lo que decían quienes le acompañaban en esta aventura empresarial. A la presión desde Valladolid y su gente se le fue sumando la de los periodistas más reconocidos del mundo del fútbol y de grandes medios de comunicación.

Nadie quería ya a Ronaldo como presidente del Real Valladolid. Y desde este pasado viernes 23 de mayo, el astro brasileño ya es pasado. Ahora, un fondo de inversión de norteamericano con ramificaciones en México y Europa tendrá la ardua labor de recuperar una relación con una ya desconfiada afición blanquivioleta, huérfana de hechos y empachada de palabras. El tiempo dirá.