Juli en su nuevo negocio hostelero ubicado en Tordehumos

Juli en su nuevo negocio hostelero ubicado en Tordehumos Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Valladolid

Juli, la venezolana que reabrirá un bar mítico en un pequeño pueblo de Valladolid: "No se me caen los anillos"

Llegó a España hace nueve años y este sábado hará una gran fiesta para reabrir un establecimiento hostelero muy famoso en una localidad que no llega a los 400 habitantes.

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Situado al norte de la provincia de Valladolid, en la comarca de Tierra de Campos, nos encontramos con Tordehumos. Un pueblo pucelano que, en la actualidad y según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) cuenta con una población de 375 habitantes.

En el pasado, la bella localidad vallisoletana, estuvo amurallada y tuvo una fortaleza, aunque, en la actualidad, del mismo solo quedan algunas piedras de este castillo del siglo XII que fue declarado Bien de Interés Cultural.

El pequeño pueblo vallisoletano es un lugar perfecto para disfrutar también de sus calles y de sus dos iglesias, la de Santa María La Sagrada y la de Santiago, ambas del siglo XVI. A las afueras también podemos deleitarnos con su ermita del Santo Cristo de la Vega y además cuenta con un Ecomuseo.

Merece la pena visitar una localidad que se ubica a unos 40 minutos en coche de la capital provincial. Beber de su historia y patrimonio y descansar disfrutando del buen comer y del buen beber en alguno de sus establecimientos hosteleros.

Uno de ellos reabrirá este sábado, 10 de mayo, y lleva el nombre de Mesón Restaurante El Parador. Al frente estará Julianny Durán Medina, de 44 años, venezolana de nacimiento y amante de los pueblos y de desconectar de la rutina que afronta este reto “con ilusión y valentía”.

La vida de Juli y su llegada a España

“Soy una mujer muy trabajadora. No se me caen los anillos por trabajar en el oficio que sea siempre que se desarrolle de forma honesta. Nunca paro. Trabajo, estudio Trabajo Social, dirijo una asociación… Mis amigos dicen que soy una buena persona y con eso me quedo. Siempre intento echar una mano al que lo necesita”, asegura nuestra protagonista en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León.

Juli, como le gusta que le llamen, llegó a Valladolid hace nueve años. Buscaba calidad de vida. Estudió Administración de Empresas con un Máster en Gerencia de Recursos Humanos y es madre de Ainhoa, que ahora tiene 12 años y de Rubén, que suma 22.

“Llegué a Tordehumos por la invitación de un amigo veterinario que quiso enseñarme el pueblo que a él le había abierto las puertas hace unos meses. Fue llegar, encantarme el lugar y su gente y aprovechar la oportunidad de coger el Mesón Restaurante El Parador”, explica.

Nuestra protagonista creció en tierras venezolanas y recuerda su infancia como “muy buena”. De pequeña quería ser ingeniera, pero, como ella misma confiesa, “los algoritmos no eran sus mejores amigos”. Ahora comienza una nueva aventura hostelera en Tordehumos.

La reapertura

“En el mundo hostelero”, explica nuestra entrevistada.

Ese gusto por lo rural, por el emprendimiento, le llevó a la idea de reabrir el Mesón Restaurante El Parador, en una reinauguración que va a tener lugar este sábado, 10 de mayo.

“Los vecinos del pueblo me han contado que el establecimiento hostelero tiene, por lo menos, 30 años. Ahora está reformado tras la jubilación de los anteriores hosteleros que por aquí pasaron”, añade Juli.

Se ubica en la carretera Medina de Rioseco - Toro km 11,7 47830, justo a la entrada de la localidad, muy cerca de una gasolinera y allí trabajará, de momento, sola nuestra protagonista que cuenta con un gran número de persona que le apoyan desde la sombra.

Amplia oferta y futuro

“Daremos desayunos, bocadillos, menús del día y cenas con reserva. No puedo decir cuál será la especialidad porque vamos a contar con platos muy sabrosos y especificar uno en concreto no sería justo. Todo será casero, castellano y mediterráneo”, explica orgullosa nuestra protagonista.

Añade que, en su carta, habrá un postre que “gusta mucho” que pasa por ser “casero y muy venezolano” y que “no venden en ningún comercio” como es el “quesillo, parecido al flan de huevo pero que lleva ron y leche condensada.

Los vecinos “están muy contentos” y “deseando que el parador vuelva a abrir sus puertas”. Un lugar con mucha historia, tradición y 200 metros cuadrados de espacio que están deseando volver a tener vida.

“Hablando del futuro, y desde mi visión, creo que el parador va a ser un referente para las fiestas de cumpleaños, bautizos o bodas. Quiero que la gente esté contenta en la que va a ser mi casa y que el servicio que demos sea de calidad. Ojalá pueda generar empleo”, finaliza Juli.

Ella es feliz, junto a sus hijos, en Tordehumos. Ahora se lanza a una gran aventura. Esperemos que le vaya lo mejor posible.