
Beatriz y Carlos en su Restaurante Esquina Colón de Arroyo
Bea y Carlos, al mando del restaurante de un municipio vallisoletano: triunfa la comida castellana con los buenos vinos
El matrimonio está al frente del establecimiento hostelero que busca, pasito a pasito, seguir creciendo y dando platos y productos de calidad a sus clientes.
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Arroyo de la Encomienda es un municipio de la provincia de Valladolid que se encuentra integrado en la Comarca de la Campiña del Pisuerga y que, en la actualidad y según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) cuenta con una población de 22.268 habitantes.
Allí destacan, entre os lugares que merece la pena visitar, la Iglesia de San Juan Evangelista, del siglo XII y también podemos visitar su bello Jardín Botánico, un lugar perfecto para pasear y aprender sobre las distintas plantas y flores que allí pueden verse.
En una localidad que destaca por su rápido aumento de población en los últimos años también nos podemos encontrar diferentes establecimientos hosteleros que se esmeran por dar la mejor atención a sus comensales.
Uno de ellos es el Bar Esquina Colón. Al frente está Beatriz Rodríguez García, una mujer de 50 años de edad y que lleva al frente del negocio hostelero desde hace ocho años junto a su marido Carlos. Habla con EL ESPAÑOL de Castilla y León para contarnos los secretos del éxito del lugar.

Beatriz y Carlos
Del sueño de ser cantante a la hostelería
“Me defino como una persona inquieta a la que le gusta aprender de todo lo que pasa por mis manos. También me considero una persona muy sociable y comunicativa”, asegura Beatriz, en declaraciones a este periódico.
Nuestra protagonista nació en Valladolid, pero llegó a Arroyo de la Encomienda en el año 1997 y, en septiembre de ese mismo año, se marchó a trabajar a la localidad, después de haber formado parte de un jurado gastronómico por aquel entonces.
“Nací en una familia numerosa y siempre fui muy feliz enredando con mis hermanos. Después de terminar mis estudios de administrativo estuve dos años en Cambridge para aprender el idioma. Fueron tiempos en los que aprendí mucho y, sobre todo lo que tenía en España”, asegura nuestra protagonista.
Confiesa que, de pequeña, era una “soñadora” y le hubiese gustado “dedicarse a la música” ya que tocaba tanto la guitarra española como la flauta, pero las “necesidades” le llevaron a trabajar como camarera en un restaurante lo que le “cautivó”.

Beatriz con los mejores vinos del Restaurante Esquina Colón
“Empecé como ayudante de camarera en el Restaurante Campogrande. Allí me formé y empecé a hacer cursos. Estuve 20 años, de los cuales, diez como sumiller”, nos explica.
Más tarde llegaría la oportunidad en Arroyo de la Encomienda.
Ocho años al frente y triunfa la comida castellana con vinos de la tierra
“El Restaurante Esquina Colón lo abrió un amigo nuestro en el año 1997. Cuando estuve allí de jurado le dije a Carlos, mi marido, que había visto un establecimiento hostelero pequeño y que si quería ir a verlo. Empezamos a trabajar allí y, a los dos años, nos dejó las llaves para empezar a gestionarlo”, añade Beatriz.
Esquina Colón, como afirma Beatriz, tiene “ocho años de vida” y “siete de ellos” gestionados por Carlos y Beatriz, ubicado en la Avenida Colón 163 de Arroyo con unos 200 metros cuadrados de espacio y en el que también trabaja, además de la pareja, una cocinera.
“Ofrecemos una carta de picoteo que puedes disfrutar en barra. Además, contamos con un menú de semana, de martes a viernes, con cuatro primeros, otros tantos segundo, postre y bebida”, confiesa.
También cuentan con otro menú con los mismos platos los fines de semana y con una carta con guisos, pescados o ensaladas y, además, se pueden encargar carnes especiales y asados.
“Sobre todo destacamos con nuestra comida castellana regada con buenos vinos de la tierra. Los clientes piden cosas muy variadas y triunfan los menús, sobre todo”, añade nuestra entrevistada.

Imagen del Restaurante Esquina Colón
El futuro
Sobre el futuro, Beatriz afirma que es “difícil de predecir” pero que quiere “continuar como hasta ahora” poco a poco “afianzando cada vez más a la clientela” y que sean ellos “los que decidan”.
“Soy una persona proactiva. Voy día a día y no pienso más que a una semana vista, porque todo cambia tan rápido que hay que ir paso a paso”, añade afirmando que emprender “es complicado en cualquier lugar” por las “trabas burocráticas” y las “normas” que imponen a la hora de montar un negocio.
Con la buena base con la que cuentan en la actualidad y alguna buena decisión e idea futura, en la que trabaja el matrimonio, seguro que el futuro es igual de brillante que el presente de este establecimiento hostelero.