Ayuntamiento de Valdestillas

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Valladolid

El curioso refrán de un pueblo de Valladolid que solo entienden sus vecinos: tiene su origen en una comida típica

La peculiar historia que dio origen a este dicho popular es conocida por muy pocos. 

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Los pueblos siguen manteniendo vivas muchas de las tradiciones. Una maravillosa señal de que aún perduran los restos de lo que algún día fueron. Entre ellas, sus comidas típicas, sus festejos, días de celebración o reuniones que han quedado marcadas en el recuerdo.

Eso sí, si algo es tradicional de los pueblos son sus curiosos refranes que, en muchos casos, aún perduran y se han abierto paso entre generaciones. Algunos se han ido perdiendo y ya solo son unos pocos quienes se acuerdan de ellos, y otros siguen muy presentes en el vocabulario de los ciudadanos.

Castilla y León sabe mucho de refranes. Algunos son realmente peculiares y no se conocen en el resto de España, por su especial significado y vínculo con la Comunidad. Es el caso de 'el burro perderá las lanas, pero no las mañas'. Una frase que quiere decir que las costumbres, buenas o malas, se mantienen pese al paso del tiempo o de los cambios.

Si profundizamos un poco más en la región y nos dirigimos hacia uno de sus pueblos, hay un refrán popular que es realmente peculiar y que, incluso, muchos vallisoletanos desconocen. Viene de hace muchos años atrás y quienes han vivido o viven en esta localidad aún lo recuerdan a la perfección.

Hablamos de la localidad vallisoletana de Valdestillas y su tradicional refrán: 'El ajo de Valdestillas, que estaba frío y quemaba'. Pero, ¿qué quieren decir estas palabras? Juan Carlos Rebollo, técnico de Cultura de Valdestillas, explica a EL ESPAÑOL- Noticias de Castilla y León que todo surgió en la taberna del pueblo.

"Había una taberna que tenía mucha fama y este refrán se empezó a decir porque cobraban mucho en el mesón, tenían unos precios muy altos", informa.

Por otro lado, tal y como refleja Germán Diez Barro, en un artículo recogido en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, también se dice que fue Felipe II quien pasaba por allí y, al querer degustar unas sopas de ajo, se le cobró "una exorbitancia". Motivo por el que derivó en dicho refrán.

Lo cierto es que sea lo que fuere, este lugar empezó a tener mucha fama por el elevado coste de sus ajos y de esta comida tan tradicional que sigue siendo una de las favoritas de los vallisoletanos para entrar en calor durante los meses de invierno.

Asimismo, según recoge esta misma publicación, este refrán (o situación que se vivió) dio lugar a otros dos como son 'En Valdestillas, a la bolsa sacan las costillas' y 'Cuando fueres a Valdestillas, por merced de Dios que te hagan, no la recibas'.

Este último se refiere a que un vizcaíno llegó allí sin dinero para comer y la mesonera le insistió en que comiese y que le haría una "merced de Dios" -refiriéndose a una fritada de huevos con torreznos- y que Dios proveería.

Tras comerlos y, cuando se disponía a marcharse, la mujer tomó una prenda que valía más que el gasto que el hombre había hecho en comida. Por ello, el vizcaíno pronunció este refrán que se ha mantenido en el pueblo con el paso de los años y que está relacionado con el anteriormente citado.

El técnico de Cultura de Valdestillas afirma a este medio que el refrán "se ha ido perdiendo" entre los vecinos y que cada vez son menos los que siguen recordándolo, haciendo así que, incluso, pueda sonar desconocido para algunos de los habitantes del municipio.