Igancio Amat Santos, responsable de la Unidad de Cardiología Intervencionista en el Clínico

Igancio Amat Santos, responsable de la Unidad de Cardiología Intervencionista en el Clínico

Valladolid

El fármaco para la diabetes que podría mejorar de la vida de las personas con un implante en el corazón

En el estudio participan cerca de 30 centros nacionales, incluirá a más de 1.000 pacientes y se apoya en una app, avalada por el Carlos III

24 abril, 2022 11:36

S. Calleja / ICAL

El Hospital Clínico Universitario de Valladolid se encuentra inmerso en un estudio para comprobar si la administración de dapaglifozina, un medicamento que se diseñó como tratamiento de la diabetes mellitus, permite mejorar la recuperación y los síntomas de pacientes con insuficiencia cardíaca que han sido sometidos a la colocación de una prótesis percutánea aórtica, por medio de un catéter, para recuperar la válvula cardíaca enferma.

El estudio no se plantea como una alternativa a los tratamientos actuales sino como la búsqueda de una nueva estrategia de tratamiento farmacológico más adecuado. Y deriva porque pronto se objetivó que este fármaco, la dapaglifozina, podía, a través de diversos mecanismos, aumentar también la supervivencia y mejorar los síntomas en pacientes con insuficiencia cardíaca, incluso sin diagnóstico previo de diabetes.

El estudio, en el que participan cerca de 30 centros nacionales, incluirá a más de 1.000 pacientes, y lo lidera el cardiólogo Igancio Amat Santos, que es el investigador principal, junto a Sergio Raposeiras, del Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo. Además, ha sido uno de los proyectos de investigación en biomedicina, gestión sanitaria y atención sociosanitaria seleccionados en la última convocatoria de Sacyl, y contará con una financiación de 19.700 euros.

El último objetivo es avanzar en el tratamiento y en los síntomas de la insuficiencia cardíaca, en reducir la alta tasa de mortalidad de esta enfermedad, que produce fatiga, dificultad para respirar y afecta a entre el uno y el dos por ciento de la población. “Además, esperamos que mejore la sintomatología, acelere la recuperación tras la intervención sobre la válvula cardíaca enferma, reduzca la necesidad de ingresos hospitalarios posteriormente y, en definitiva, mejore la cantidad y calidad de vida de nuestros pacientes”, explica Amat a Ical.

“Muchas veces, pese a tratar la enfermedad de las válvulas, los pacientes continúan teniendo síntomas porque cuando se repara la válvula, el corazón ya ha quedado debilitado. Nuestro objetivo es comprobar si la administración de dapaglifozina inmediatamente tras reparar la válvula enferma a través de catéter consigue que la mejoría de los pacientes sea más rápida y mejor. Además, si este medicamento logra demostrar una reducción en la necesidad de ingresos hospitalarios supondría una importante reducción en los costes asociados a esta patología”, que es la que más recursos del sistema sanitario consume.

Dos líneas de investigación

El trabajo forma parte de las dos granes líneas de estudios multicéntricos aleatorizados del grupo, en concreto, del denominado DAPATAVI, que aborda el impacto de un nuevo fármaco en esta misma patología. En este caso, con otro fármaco, cuyo reclutamiento de pacientes podría completarse en un año, gracias al desarrollo de una aplicación de móvil que permitirá a los investigadores incluir desde el teléfono a los pacientes y hacer la aleatorización (administrar el fármaco o no) en minutos.
También, el grupo investigador podrá hacer el seguimiento clínico, lo que facilitará a los centros la inclusión de pacientes en el estudio sin esfuerzo logístico.

En concreto, se trabajará con pacientes que, en el momento de detectarse que necesitan una prótesis en su corazón, ya presentan ciertas secuelas en la capacidad de contracción. “El reclutamiento de pacientes ya ha comenzado y va a gran velocidad o que demuestra el acierto de este nuevo planteamiento. Normalmente, un estudio de estas características supone un gran esfuerzo logístico a cada uno de los hospitales participantes y eso limita la capacidad de incluir pacientes en los hospitales. Gracias a este nuevo planteamiento abalado por el Instituto de Salud Carlos III hemos abierto un nuevo formato que sin duda será útil para facilitar también futuros estudios”, explica.

Junto a esta línea, el grupo trabaja también en el estudio RASTAVI, que explora un fármaco que se lleva años utilizando en otras patologías (ramipril) para determinar si mejora el pronóstico de los pacientes y también, mediante estudios de análisis con resonancia magnética, definir cómo cambia la estructura del corazón gracias a este tratamiento.

“Uno de los aspectos más interesantes es que ambos tratamientos son complementarios y si se demuestra el beneficio de ambos podríamos mejorar el pronóstico de todos los pacientes con esta patología independientemente de cómo esté de dañado el corazón antes de llegar a la intervención”, sentencia el cardiólogo del Clínico Universitario de Valladolid.