Salamanca es, sin lugar a dudas, una de las ciudades más bellas de España, como Patrimonio de la Humanidad. Y es que sus calles, sus edificios y jardines invitan a pasear y a perderse por sus rincones. Pero además, Salamanca es célebre por un vasto pasado histórico lleno de acontecimientos históricos de gran relevancia que han dejado su huella en la ciudad.

Si estás planeando viajar este puente de Todos los Santos a la ciudad, no dejes de leer esta lista de curiosidades de Salamanca, para que conozcas mejor la ciudad mientras paseas y te pierdes por sus calles y edificios históricos.

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    La torre de la Catedral y los Mariquelos

    El Mariquelo, Ángel Rufino de Haro, es un personaje típico de Salamanca, concretamente un tamborilero, que cada año, en la víspera de la festividad de Todos los Santos, sube al campanario de la Catedral nueva. Con este evento, se pretende conmemorar el hecho de que el terremoto de Lisboa de 1755 apenas afectó a la estructura de este edificio, y tampoco ocasionó daños personales en los ciudadanos.

    Desde aquella fecha, un varón de la familia de los Mariquelos cumplió con la tradición hasta 1976, cuando esta costumbre finalizó con el último Mariquelo. En 1985, Ángel Rufino de Haro decidió reanudar la tradición y cada año, ataviado con el traje típico charro, sube hasta el punto más alto de la torre de la Catedral para tocar una charrada con el tamboril y la gaita y, de paso, como acción de gracias.

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    El astronauta de la Catedral

    La Catedral de Salamanca, como gótico, tiene muchas tallas y formas en su estructura arquitectónica, pero se ha hecho famoso, casi lugar de visita obligada, el astronauta. A pesar de lo que se pueda pensar, su tallado es relativamente reciente, ya que data de 1992, cuando el templo salmantino fue restaurado para las Edades del Hombre, que se celebrarían al año siguiente.

    Miguel Romero fue el cantero que lo incorporó a la decoración de la Puerta de Ramos de la Catedral, con el objetivo de dejar su firma personal, al igual que hacían los canteros medievales, en el monumento.

     La elección de un astronauta fue un homenaje al siglo XX, como símbolo de modernidad. Está situado a la izquierda de la puerta de Ramos (entrada a la Catedral nueva), frente al Palacio de Anaya.

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    Huerto de Calixto y Melibea

    Un lugar de obligada visita, no solo por la curiosidad que acarrea, sino por las vistas que ofrece sobre la Catedral, la muralla y el río Tormes.

    Más de 2.000 metros cuadrados, conforman este espacio verde salmantino, concebido a la antigua usanza de los jardines nobiliarios y palaciegos; enclavado junto a las catedrales y encima de la muralla charra, en las inmediaciones de la desaparecida Puerta de San Pablo.

     Aquí se cree que se desarrolla la trama y drama de la universalmente famosa novela de Fernando de Rojas, 'La Celestina', publicada en 1502 y conocida como la 'Tragicomedia de Calixto y Melibea'.

    Además, en el centro del jardín se encuentra un pozo donde los enamorados dejan un candado, que dicen trae buena suerte de amores. En el brocal del pozo se pueden ver estos objetos, de todo tipo y color.

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    El Cielo de Salamanca

    Dentro de uno de los edificios del Patio de Escuelas Menores de la Universidad se encuentra un lugar muy especial, el Cielo de Salamanca.

    Una impresionante bóveda en la que está pintado un gran mural cuyo autor es Fernando Gallego, que representa numerosos motivos relacionados con la astrología y la astronomía. Fue pintado en el siglo XV y antiguamente se encontraba en la antigua biblioteca del Edificio de las Escuelas Mayores.

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    Los dominicos y el convento e iglesia de San Esteban

    Una de las curiosidades de Salamanca que mayor repercusión ha tenido en la historia de la humanidad ha sido el Descubrimiento de América. Durante la planificación de su viaje a Las Indias, Cristóbal Colón estuvo hospedado en el Convento de San Esteban, donde haría buenas migas con Diego de Deza, quien intercedería ante los Reyes Católicos para que aprobarán el proyecto del marinero.

    Con lo cual puede decirse que sin este convento, Colón jamás habría llegado a descubrir América. Pero además, fue en este mismo convento donde Francisco de Vitoria lideró la Escuela de Salamanca, cuna de las Leyes Nuevas (1542), que cambiaron el concepto de la colonización española en el Nuevo Continente, pues los indios se convirtieron a partir de entonces en hombres libres e iguales.

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    El Puente Romano y el Lunes de Aguas

    Cada año, los salmantinos van a comer el típico hornazo charro al campo, concentrándose principalmente en las riberas del río Tormes, en la zona del Puente Romano.

    Esta costumbre data del s. XVI, , durante el reinado de Felipe II, las prostitutas de la ciudad tenían que abandonar la ciudad durante la Cuaresma y Semana Santa, para preservar las buenas normas y moral de los creyentes.

    Para ello, cruzaban el rio Tormes y eran custodiadas por el clérigo llamado 'Padre Putas' hasta el Lunes de Aguas (lunes siguiente al de Pascua) que pasaban el rio en barcas desde el Arrabal. Allí las recibían los estudiantes, y no solo bachilleres, a la orilla del río con gran jolgorio, y se celebraba el reencuentro con comida, vino y baile, culminado con una zambullida final, que le da su nombre a esta tradicional y concurrida fiesta.

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    El escudo de los Reyes Católicos de la Fachada de la Universidad

    En relación directa con la rana o el sapo, está el medallón de los Reyes Católicos, que preside el lugar principal de la Facha Histórica de la Universidad de Salamanca.

    Benjamín García Hernández, catedrático de Filología Latina de la Universidad Autónoma de Madrid, explica que en el escudo hay tres calaveras, que representan a los tres hijos muertos de los Reyes Católicos, tres príncipes o princesas a los que no les volverá a salir pelo.

    Por tanto, la calavera sobre el cráneo podría representar al príncipe Juan, hijo de los Reyes Católicos, fallecido en 1497 antes de haber cumplido los 20 años. Y quizás, la rana o sapo que lo acompaña pretendía mandar un mensaje iconográfico para burlar de esta manera a la Inquisición.

    En el siglo XVI, durante el reinado de los Reyes Católicos, la universidad salmantina se convirtió en el foco más importante del neoescolasticismo español frente al erasmismo dominante en Alcalá de Henares, llegaron a frecuentar sus aulas hasta 12.000 estudiantes en un año.

    Muchos de ellos, de los más diversos países de Europa, para asistir a sus cursos, especialmente Teología, Leyes y Cánones, impartidas por insignes maestros de la categoría de Fray Luis de León. Otro de los personajes más ilustres vinculados a la Universidad de Salamanca fue Miguel de Unamuno, catedrático de griego y rector.

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    La rana de la fachada de la Universidad de Salamanca

    Existe un sinfín de leyendas y misterios alrededor de la rana que posa sobre una calavera en la Fachada Histórica de la Universidad de Salamanca (siglo XVI). Una de ellas es que la rana tenía que ser encontrada por aquellos estudiantes que querían aprobar sus exámenes. La tradición dice que el hecho de encontrar la rana indica buena suerte, por eso se ha convertido en una costumbre ver a estudiantes y turistas intentando encontrar la rana.

    Cabría preguntarse si, al margen, encierra algún simbolismo escondido. Parece que solo es la firma caprichosa del cantero, aunque se dice que se talló con la idea de prevenir el contagio de la sífilis, que en el siglo XVI estaba a la orden del día. Sin embargo, existen otras interpretaciones que arrojan luz sobre el origen de la misteriosa rana. Según Benjamín García Hernández, catedrático de Filología Latina de la Universidad Autónoma de Madrid, se trata de una representación de los pecados.

     Al parecer, todo proviene de la antiquísima expresión 'cuando las ranas críen pelo'. Como tanto el batracio como la calavera sobre la que se sustenta carecen de pelo, lo que podría representar es que la rana está impidiendo que a la calavera le vuelva a crecer pelo en el Juicio Final.

    Sea como fuere, lo cierto es que cada año, los estudiantes que inauguran sus estudios en una de las facultades, se detienen ante la fachada para tratar de hallar al animal. Presagio de su fortuna o desdicha, como también la de los miles y miles de visitantes que cada día se paran en el Patio de Escuelas y miran la fachada... para encontrar la rana, o sapo, ¿quién sabe?

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    La iglesia de San Boal

    Esta historia tiene lugar en 1768 cuando la marquesa de Almarza (María Manuela de Moctezuma) es encontrada muerta. En vida, había sido una persona muy caritativa y piadosa con los más necesitados, por lo que era querida por los habitantes de la ciudad. Cuando la noticia se extiende por la ciudad, la gente se congrega a la puertas de su palacio. Debido a la gran afluencia de salmantinos, que imposibilitaba el traslado del féretro hasta la cercana iglesia de San Boal, su marido decide trasladar los restos por un pasadizo secreto que conectaba su palacio con la iglesia.

    Para velar el cuerpo se decide que uno de los sacristanes de la iglesia esté con ella durante la noche. En un momento dado, y durante el trascurso del velatorio, repara en el anillo que la muerta portaba en uno de sus dedos. Como no había testigos y ante la posibilidad de apoderarse de una pieza que le reportaría buenos beneficios, el sacristán se lo queda. Cuando se lo está quitando de la mano, la marquesa se incorpora para sorpresa del improvisado ladrón. Los gritos que lanza al abandonar la iglesia despiertan a los criados del marqués, que no pueden creer lo que sus ojos observan.

    El rumor no tarda en recorrer toda la capital. Después se supo que la condesa no había resucitado, sino que había sufrido un ataque de catalepsia, que parecía que había fallecido. Esto la salvó de ser enterrada en vida. Y en agradecimiento por dicha acción, al sacristán le fue otorgada una pensión, que disfrutó el resto de sus días.

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    La torre del Clavero

    En la plaza de Colón, como escondida, asoma misteriosa y aislada, la torre del Clavero. Se sabe poco de ella. Unos dicen que se edificó en el siglo XV, otros que después, y otros que ya existía en el siglo XIV. Unos dicen que imita al castillo cordobés de Belalcázar, y otros dicen que le antecede en el tiempo. Unos dicen que era propiedad de Diego de Anaya, y otros que de Francisco de Sotomayor. Unos dicen que tuvo carácter defensivo y otros que decorativo. Unos la llamaron del Clavero y otros del Clavel. En realidad, curiosidad o leyenda para todos los gustos.

    Lo cierto es que, en el siglo XV, la torre del Clavero protagonizó algunos de los más horribles episodios de la guerra de los bandos. En esos tiempos, cada mañana, las gentes que pasaban por esta plaza caminaban despacio como para no despertar las iras de un fantasma, el Fantasma Negro, del que se contaba que por las noches salía a matar a sus enemigos, los caballeros del bando de doña María la Brava.

    Al pasar cerca de la torre, los salmantinos levantaban la cabeza hacia el sol conteniendo la respiración, porque en lo alto de la torre del Clavero despuntaba siempre la cabeza cortada de otra víctima del Fantasma Negro.