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Salamanca

Delicias, el sagrado corazón del abastecimiento

18 marzo, 2018 13:01

En un mundo tan célere y alocado como el actual apenas sobreviven los recuerdos que van más allá de un lustro. Ésa es la barrera que marca la pervivencia de la información en internet, pero hay otra mucho más valiosa que aún se atesora en álbumes de fotos escondidos en recónditos cajones, esos que ya apenas casi se ven en familia, y sobre todo, una información guardada a fuego en la memoria de quienes vivieron cada momento. NOTICIASCYL tiene en marcha una serie dominical que repasa la evolución de los barrios de Salamanca a través de los recuerdos de niñez de sus habitantes.

Hoy es el turno para Delicias, un barrio surgido a mediados del siglo XX durante el proceso de ensanche de la ciudad hacia el norte tras la Guerra Civil. Denominado así porque como los nuevos vecinos encontraron trabajo en la industria ferroviaria, tomaron como modelo de barrio el de las Delicias en Madrid, que también estaba compuesto mayoritariamente por ferroviarios. Así, tras el transcurso de la contienda bélica, la zona era un conjunto de huertas alrededor del Colegio Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús y el depósito de aguas de Campoamor.

Colegio Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús a comienzos del siglo XX

A comienzos del pasado siglo, en 1905, las monjas adquirieron unos terrenos en el actual Paseo del Rollo, donde comenzaron a construirse con gruesos muros y esbeltas paredes de piedra de Villamayor un edificio por el que desde entonces han pasado miles y miles de alumnos. Principalmente mujeres, pues hasta la década de los ochenta el centro escolar no pasa a ser mixto.

El colegio disponía de una huerta que en 1983 se transformó en gran parte en lo que hoy es el Parque Picasso. Un proyecto presupuestado en 37,5 millones de las antiguas pesetas, unos 225.000 euros en la actualidad, por el cual las Esclavas cedían al Ayuntamiento de Salamanca ocho mil de sus trece mil metros cuadrados y, a cambio, junto con la construcción del parte el Consistorio sufragaba el arreglo del patio y la delimitación del colegio.

Depósito de aguas de Campoamor

El barrio Delicias se caracterizaba también por el depósito de aguas de Campoamor, construido en 1914 para traer el agua a Salamanca. Hasta ese momento, el procedimiento habitual de autosuficiencia continuó con el tradicional acarreo desde el río a la toma de manantiales, principalmente en la zona del cementerio. Posteriormente llegarían los problemas de saneamiento y abastecimiento padecidos por barrios ya con cierta entidad como Garrido, Labradores, Eras de la Glorieta, Eras de Carmelitas, Rollo Alto y Prosperidad, lo que motivará una ampliación de la red.

El depósito perdió su utilidad y en los albores del siglo XXI el Ayuntamiento proyectó su derribo, junto con el Parque de Bomberos anexo al construirse uno nuevo junto a la plaza de toros, para dar paso al actual Museo del Comercio con su correspondiente plaza. Muchos fueron los proyectos presentados al Consistorio para su mantenimiento, muchos los ejemplos de otras ciudades para su reutilización, pero no hubo marcha atrás y el depósito fue derribado en el año 2002 entre manifestaciones vecinales y una fuerte polémica.

Avenida de Campoamor

Porque Delicias, al igual que Prosperidad, siempre fue un barrio reivindicativo. Así lo recuerda Rosario Hermosa, presidenta de la asociación de vecinos Prodesi. Lucha constante por acercar los servicios más básicos a un conjunto de viviendas que estaba encerrado entre la vía del ferrocarril y el antiguo Asilo de San Rafael. “No te podías comunicar con Garrido más que saltando la rampa de la vía, si no la única salida era rodear por el paseo de San Antonio”.

El barrio se caracterizaba por sus viviendas de planta baja, compuestas por una serie de alcobas y su jardín, donde la vecindad hacía vida de pueblo. Durante décadas evitó sucumbir al urbanismo salvaje y a las características de una sociedad urbanita donde las relaciones personales son menos distantes. “Nos conocíamos todos y sabíamos de todos”, compartiendo tradiciones con los barrios Prosperidad y San Isidro. Una zona donde los niños jugaban primero en las huertas anexa al colegio de las Esclavas, posteriormente en las escombreras junto al Alto del Rollo. Un barrio que tenía su epicentro comercial y social en el paseo de San Antonio y el paseo del Rollo, hoy sectores más disgregados y donde hay una fuerte presencia hostelera.