Nieves y Jesús Manuel en la Panadería Repostería Oviedo de Dueñas

Nieves y Jesús Manuel en la Panadería Repostería Oviedo de Dueñas Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Palencia

De una preciosa historia de amor a una panadería legendaria en un famoso pueblo: triunfa con sus manjares de calidad

Comenzó su andadura en 1950 y se trata de un negocio familiar que brilla con su pan y con unos dulces productos que quitan el sentido.

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La Panadería Oviedo comienza su andadura, allá por el año 1950 en Dueñas (Palencia). Es ahí cuando Marcelino Oviedo y su mujer, Felipa Rodríguez Osorio, se trasladan desde Madrid, lugar en el que residían hasta el pueblo palentino. Cabe destacar que él era de Mata de Cuéllar (Segovia) y ella de Ocaña (Toledo).

Marcelino venía de una familia de panaderos, en su pueblo natal. Al conocer que en Dueñas se vendía la Panadería Ángela Lobo, decidieron comprarla como negocio familiar. También llegaron a trabajar dos de los hermanos de Marcelino, de nombres: Santiago y Eloina.

El negocio comenzó a funcionar y la panadería, gracias al buen hacer de toda la familia, en años en los que en el pueblo palentino había cuatro obradores distintos. Es decir, había competencia.

Tras un periodo de colaboración con sus hermanos, Marcelino se hace cargo, en solitario, del negocio. Santiago vuelve a Madrid y Eloina se casó y se marchó a vivir a México. Desde entonces, y hasta su fallecimiento allá por 1999, llevó las riendas del negocio ganándose la confianza de todos los vecinos.

Cabe resaltar que Marcelino y Felipa tuvieron cinco hijos. Los tres más pequeños nacieron en Dueñas. En 1983, Jesús Manuel, el pequeño de ellos, comenzó a trabajar con sus padres y, tras el fallecimiento de Felipa, en 2001, se hizo cargo del establecimiento con su mujer, Nieves Ortega, que se ocupa de la panadería.

Se situó, durante toda la trayectoria de Marcelino y Felipa en el emblemático edificio de la calle Fraguas, pero en 2004, Jesús Manuel inaugura un nuevo obrador con nuevos hornos y maquinaria, en la antigua Plaza de Conde Vallellano, hoy en día Plaza de la Paz, frente a la Iglesia de Santa María de la Asunción. Y allí siguen.

EL ESPAÑOL de Castilla y León charla con Nieves y con Jesús Manuel. Su historia de amor comenzó cuando eran muy jóvenes y llega hasta nuestros días. Está muy ligada a la de la Panadería Oviedo que es única en el lugar.

Nieves y Jesús Manuel en su obrador

Nieves y Jesús Manuel en su obrador Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Una historia de amor y una panadería

Nos definimos como personas muy trabajadoras. Cuando vives en un pueblo, el negocio no es solo para ganar dinero. Se debe a ese pueblo en el que está ubicado. En la actualidad es la única panadería que hay en Dueñas”, asegura Nieves, en declaraciones a este periódico.

Tanto ella como su marido nacen en la localidad palentina. Vivían a 20 metros el uno del otro y surgió el amor. Un amor que les llevó a casarse allá por el año 1986. Llevan, prácticamente, toda la vida juntos.

“Nunca pensé en trabajar en una panadería ni en dedicarme a la repostería. Era, de joven, muy estudiosa. Quería hacer Biología, pero mi padre no me dejó irme a León, por lo que hice Medicina en Valladolid. Sin embargo, me enamoré del panadero y todo cambió”, añade nuestra entrevistada.

Después de toda la historia, anteriormente narrada, Nieves y Jesús Manuel comienzan a trabajar, codo con codo y en el negocio familiar, a partir del año 2004. Han dado un impulso a un negocio que es historia viva en la provincia palentina.

Jesús Manuel al mando de la panadería y Nieves de la repostería.

Pan y mucho más

“El producto estrella de nuestro obrador, además del pan castellano en el que prima la calidad por encima de todo, son las pastas de la señora Felipa que era mi madre y que están riquísimas”, añade Jesús Manuel.

En un lugar en el que reina la calidad y la tradición, un obrador mítico que cuenta con 400 metros cuadrados aproximadamente, también hay otras delicias únicas que muchas personas aprovechan para comprar y deleitarse con su sabor, e incluso regalan a sus seres queridos.

“Mi suegra me enseño a hacer sus pastas. También tenemos mantecados, magdalenas, coquitos, tortas de chicharrón, rosquillas de palo y de baño, muffins y un montón de bizcochos de manzana o brownie, que no hacía ella”, asegura Nieves.

Espectaculares dulces en la Panadería Oviedo de Dueñas

Espectaculares dulces en la Panadería Oviedo de Dueñas Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Nuevas delicias que ha aprendido a hacer a base de cursos en el Centro Tecnológico del Cereal. Allí ha conseguido las nociones básicas para hacer estos nuevos productos también en la Panadería Oviedo.

“También hago tartas de Santiago, empanadas de bonito, de crema de morcilla de Villada con manzana y muchas cosas más. Los vecinos compran de todo y todo les encanta y nos lo dicen. Es un privilegio”, añade.

Deliciosas empanadas

Deliciosas empanadas Fotografía cedida a EL ESPÑAOL de Castilla y León

El relevo generacional "asegurado"

La innovación de Nieves sirve para dos cosas. La primera, para que el negocio siga en un constante crecimiento que se valora, y mucho. La segunda, para que los clientes se acerquen a probar esas nuevas delicias. La última, unos deliciosos abisinios.

“El secreto de todos nuestros productos es la calidad de las materias primas y el cariño que le ponemos a todo lo que hacemos. Además, cada producto tiene su proceso y hay que respetarlo para que quede de diez”, añade Jesús Manuel.

A los dos les encanta su trabajo, pero aseguran que llegará el momento de dejarlo y disfrutar de la jubilación. Además, apuntan que tienen “relevo generacional” con Manuel, el hijo de ambos, que lleva trabajando con ellos desde hace diez años, tras hacer estudios universitarios. “Cogerá las riendas cuando nos jubilemos”, añade Nieves.

Queda Panadería Oviedo para rato.