Imagen de Nerea, perfusionista en Londres

Imagen de Nerea, perfusionista en Londres Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

León

Nerea, perfusionista leonesa en Londres: "Ganamos mucho más que en España, 4.000 libras un mes normal"

El sueño de la profesional sería trabajar en Suiza cuatro o cinco días al mes y el resto estar en su pueblo leonés.

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Nerea Fernández Fernández es, a sus 46 años, una auténtica trotamundos. Nacida en Barcelona por circunstancias de la vida, ella se considera “leonesa por los cuatro costados” y ama a su pueblo, Celadilla del Páramo.

En la actualidad trabaja como perfusionista en Londres, pero su sueño pasa por ejercer en Suiza, cuatro o cinco días al mes y volver a su casa en la provincia leonesa.

La vida de Nerea

Soy una persona muy currante. También inquieta. Me gusta aprender. Siempre digo que soy igual que mi abuelo. Me hago amiga de alguien en un avión en dos minutos. A una de mis mejores amigas, que se llama Stephanie, la conocí así en un hostal de Sidney y empezamos a viajar de un lado a otro”, me gusta conocer mundo”, explica, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, Nerea Fernández Fernández.

Nuestra protagonista, de 46 años de edad, se define como una persona muy familiar y viajera, aunque, apunta, que cuantos más países conoce “más enamorada está de León y de España”. Disfruta con la música con la costura y el punto e, incluso, hace calcetines.

Nerea nació en Barcelona porque sus padres emigraron en los años 70 del pasado siglo hasta la ciudad condal, saliendo de Celadilla del Páramo, un municipio leonés al que nuestra protagonista considera “su verdadero lugar de nacimiento”.

“En 1987 mi padre, que es ingeniero informático de sistemas, pidió el traslado y acabamos en Valladolid. Celadilla estaba así más cerca que antes e íbamos casi todos los fines de semana y en fiestas a nuestra casa”, explica.

Nerea con su abuelo en Celadilla del Páramo

Nerea con su abuelo en Celadilla del Páramo Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Desde Celadilla del Páramo, a Barcelona y llegando a Valladolid, por tanto. Aunque la aclimatación de nuestra entrevistada no fue sencilla, salió adelante y estudió en el Colegio de las Dominicas Francesas primero, en el Instituto Emilio Ferrari después y la carrera en Palencia. Hasta los 21 estuvo en Pucela.

De “rebote” en enfermería

“La verdad es que no sé si tenía pasión por la enfermería. Terminé de rebote haciendo la carrera. Estaba muy metida en el mundo del baloncesto. Jugaba y entrenaba. Quería ser fisioterapeuta de deportistas de alto rendimiento, pero me recomendaron ser enfermera, me metí en un quirófano y dije que esto era lo mío”, explica.

Nerea suma 25 años como enfermera. Consiguió la diplomatura en Enfermería en el año 2000 tras pasar por la Escuela Universitaria Dacio Crespo de Palencia que pertenece a la Universidad de Valladolid. Después completó la nivelación al Grado en la Escuela Católica de Ávila.

Más tarde, cursó una titulación de nivel máster también en mentorización en la Universidad de Hertfordshire y otro en Quirófano y Reanimación en la Universidad de San Jorge. Además de un último en perfusión clínica en la Universidad de Bristol.

La especialista en enfermería, tras su paso, desde Celadilla del Páramo, por Barcelona, Valladolid y tras completar la carrera se fue a Inglaterra con 21 años. Después fue a Bilbao, pasó por Burgos y se mudó a León. Fue en noviembre de 2014 cuando trasladó definitivamente su residencia a Londres.

“Pese a todos estos viajes y después de vivir en muchos sitios yo nunca me he olvidado de Celadilla del Páramo. Mis padres viven allí y yo tengo casa. Soy leonesa por los cuatro costados y muy activa en todas las actividades culturales del pueblo”, señala orgullosa.

Londres

Para mí, la enfermería es la cara amable y cercana de la salud. Los enfermeros miramos más allá. No solo a una pierna rota. Decimos al paciente como se va a sentir, como se tiene que curar y mucho más. Es un cuidado holístico y eso cuenta”, explica Nerea.

En 2014 Aterrizó en Londres para trabajar en el Hospital de Harefield, a las afueras de Londres como enfermera anestesista y formando parte del equipo del Servicio Nacional de Extracción de Órganos.

“Quería hacer algo en el centro de la ciudad. Me fui a trabajar al Hospital de St Thomas en el 2018 y salió la oferta como perfusionista residente en julio de 2019. Al final, me formé allí, pero en 2023 me fui para acabar en el Hospital de St George’s, a media hora en metro de la estación de Victoria”, cuenta Nerea.

El perfusionista es el profesional sanitario, normalmente un enfermero titulado que está especializado en el manejo de la máquina de circulación extracorpórea (CEC) durante las intervenciones quirúrgicas, entre otras funciones y técnicas.

Nerea trabajando

Nerea trabajando Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Actúa como soporte artificial del corazón y los pulmones del paciente y se encarga de monitorizar la oxigenación y los niveles de gas en la sangre, entre otras funciones vitales.

Nosotros mantenemos al paciente vivo mientras el corazón y los pulmones están parados y ayudamos al cirujano. Manejamos también las tensiones arteriales, equilibrio ácido-base y demás. No es solo darle al botón, es algo activo”, explica nuestra profesional.

Su vida en la capital londinense es “una locura”. Sobre todo, cuando le toca hacer guardias.

Nerea en la sala de operaciones

Nerea en la sala de operaciones Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

Más dinero, un deseo y un dardo

Los perfusionistas ganamos mucho más que en España, 4.000 libras netas un mes normal, sin extras. En función de las guardias y si compaginas con una privada, además, puede ascender este montante económico”, explica.

Se gana más, pero la vida es “bastante más cara que en León”, por ejemplo. Alquilar un piso en la capital puede costar, como mínimo, 2.500 libras. Ella vive en un piso de una asociación de viviendas y paga 700 al mes, en una vivienda de dos habitaciones, con su marido sueco.

“Me gustaría volver a mi pueblo, por supuesto. Lo de trabajar en España no lo veo claro. El sistema en general, para seleccionar personal, es esclavista, un abuso. No me veo capacitada para hacer lo de hace unos años de que te llamen a las 14 para entrar a las 15, al día siguiente a otro sitio…”, apunta sobre la profesión en nuestro país.

Añade que la manera de organizar la enfermería en España “no es buena” y que “atenta contra los trabajadores y los pacientes”. También critica la “forma de selección” y “el escaso salario”.

“Ya no es solo eso. A mí, viviendo en León, me pueden mandar a Burgos, al Valle de Losa y decirme que, si no me presento mañana, fuera. Te sancionan un año y estás sin trabajar. Si eso no es esclavismo que venga Dios y lo vea”, afirma.

Su idea futura pasa por irse a Suiza “donde se gana una aberración de dinero” para trabajar allí cuatro o cinco días al mes y el resto del tiempo pasarlo en León, con los suyos, en Celadilla del Páramo.