Imagen del incendio en la localidad de la Fuente de San Esteban (Salamanca) con un helicóptero brif, y la brigada aerotransportada.

Imagen del incendio en la localidad de la Fuente de San Esteban (Salamanca) con un helicóptero brif, y la brigada aerotransportada. José Vicente ICAL

Región

“Esto es un caos y no hay órdenes, irá a peor”: los bomberos forestales explotan contra Mañueco y Quiñones

La Asociación de Trabajadores de Incendios Forestales de Castilla y León (ATIFCYL), que ya advirtieron de esta situación, denuncia falta de medios y precariedad laboral en plena ola de incendios en Castilla y León.

Más información: Mañueco defiende el operativo y atribuye la virulencia del fuego a las “circunstancias meteorológicas extremas”

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Castilla y León lucha contra varios frentes de fuego en medio de la segunda ola de calor del verano. Las imágenes son dantescas. Vecinos que han perdido sus casas, pueblos enteros evacuados dejándolo todo atrás, y lo más doloroso, hasta una persona ha fallecido mientras intentaba sofocar un fuego.

Todo está en manos de los políticos, pero sobre todo de los profesionales que son los encargados de apagar los incendios. Sin embargo, y aunque parezca mentira, no siempre todo se dirige en la misma dirección.

La Asociación de Trabajadores de Incendios Forestales de Castilla y León (ATIFCYL) denuncia que el operativo contra incendios “no está completo” y que la situación de los profesionales en primera línea es “muy complicada”.

De esta manera, contradicen al presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, que ha defendido que el operativo dispone de “medios suficientes” y culpa a las condiciones “extremas” meteorológicas de la situación de caos que vive la Comunidad.

El ESPAÑOL Noticias de Castilla y León habla con José Ángel, vicepresidente de la asociación, que asegura desde Soria que la mayoría de sus compañeros, “los que están al pie del cañón”, prefieren no hablar “por educación”, pero que el hartazgo es generalizado.

El incendio más grave es el que afecta desde el pasado domingo al espacio natural de Las Médulas, en León, mientras que en Zamora, Ávila y Palencia permanecen activos otros fuegos que han obligado a desalojar a centenares de vecinos.

Todo se resume en que la asociación reclama al Gobierno autonómico de Alfonso Fernández Mañueco mejores condiciones laborales, un operativo permanente todo el año y una gestión menos dependiente de empresas privadas. Pero detrás de esto, hay mucho más.

Para ponernos en situación, el vicepresidente nos muestra algunos mensajes de Whatsapp que se ha intercambiado con compañeros durante estos días. Algunos son para echarse a llorar.

“Estoy en el incendio de Palencia, acabo de hablar con una 'romeo' y una 'november' que llevan 16 horas y pico aquí en el incendio, esto es un caos, el PMA está desaparecido, no contesta a nadie, no hay relevos”. 

En este caso 'Romeo', es R por la convención internacional y son retenes, cuadrillas de 6 o 7 miembros que trabajan en limpieza y desbroce. Y si hay fuego, se ponen el Epi. 

Por su parte, 'novenber' es N por lo mismo. En este caso son cuadrillas nocturnas que, generalmente, están de patrulla por la provincia o en una base y acuden en fuego detectado por la noche. Los vigilantes también trabajan de noche en puestos seleccionados.

Otro de los mensajes de un compañero dice “Perded la esperanza. No aprenderán nunca de los errores”.

José Ángel recuerda que ATIFCYL lleva desde enero convocando concentraciones y manifestaciones, como en Burgos o Palencia, para alertar de que “no se estaba contratando a la gente necesaria”.

Sin embargo, dice, “no nos hicieron caso” y ahora la región enfrenta un escenario que “no pilla de sorpresa” a los bomberos forestales. Este periódico ha sido testigo de varias manifestaciones convocadas a las puertas de las Cortes para reivindicar su situación. No es nuevo.

“El incendio lo apagas cuando sale, porque nadie sabe dónde va a caer un rayo o cuándo alguien puede tener un accidente”, explica. Pero advierte que la política actual “es ampliamente mejorable” y que la climatología cada vez más adversa no se puede usar como única excusa.

En referencia a las declaraciones del presidente autonómico, que asegura que el operativo está “al completo”, José Ángel sostiene que es “un uso muy conveniente de las palabras”. “Está completo de lo que pueden contratar, pero no de lo que sería necesario”.

Plazas sin cubrir

Así, el vicepresidente de ATIFCYL denuncia que algunas plazas se han cubierto muy tarde, incluso el 8 de agosto, y que se está recurriendo a personas sin la formación adecuada para cubrir puestos de alta responsabilidad.

Además, subraya que gran parte del dispositivo está externalizado: “En Castilla y León hay más de 35 empresas que compiten a la baja, lo que significa menos medios, sueldos más bajos y personal menos profesional”.

En el corto plazo, la asociación propone un sistema público de prevención y extinción de incendios permanente, con contratos de 12 meses, como ya ocurre en otras comunidades autónomas.

A largo plazo, plantean políticas que fomenten la vida en el medio rural, apoyen la ganadería extensiva y permitan una limpieza controlada de los montes.

Desde Zamora y León, los compañeros de José Ángel reportan “mucha descoordinación”: brigadas enteras que permanecen esperando instrucciones mientras las llamas avanzan.

“La organización es como un pollo sin cabeza”, resume.

“Es como un pollo sin cabeza”, resume. Esta inacción genera impotencia entre los vecinos que ven cómo sus casas peligran y a quienes se les prohíbe actuar por su cuenta.

Ayudas

La Junta, a través de Mañueco, ha anunciado ayudas generosas y rápidas, algo de lo que José Ángel duda. “Espero que no pase como en la Sierra de la Culebra, donde se prometió pagar todo y no se cumplió”, afirma en referencia a las indemnizaciones pendientes de 2022.

Y es que, tras los devastadores incendios de 2022, el sector esperaba mejoras sustanciales, pero según ATIFCYL los avances han sido mínimos: “Se ha contratado a algunas personas más tiempo, pero los puestos siguen siendo temporales. Este año puedo trabajar seis meses, pero el año que viene igual vuelvo a tres”.

José Ángel critica la falta de previsión política y lamenta algunas expresiones que escucha dentro de este colectivo: “Un día escuché a uno decir que cuando llueve mucho en primavera es bueno para los incendios de verano. Pues no, luego las hierbas están altas y eso es combustible. No hace falta ser ingeniero para entenderlo”.

Diálogo

La asociación pide más diálogo con la Junta y responsables “válidos” en los puestos de decisión: “No estoy diciendo que no haya personas competentes, pero no siempre las hay para lo que toca. Si queremos decisiones serias, necesitamos gente seria al frente”. En alusión a la gestión que está realizando el consejero de Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones.

 “No estoy diciendo que no haya personas competentes, pero no siempre las hay para lo que toca. Si queremos decisiones serias, necesitamos gente seria al frente”.

Frente a las declaraciones de algunos responsables que minimizan la importancia de ciertos efectivos, José Ángel se muestra tajante: “Decir que los peones que ves con batefuegos son prescindibles es no entender nada. Eso es lo que pasa cuando se habla desde fuera sin vivirlo en primera persona”.

Por supuesto, la asociación envía también un mensaje de apoyo a los heridos y a las familias de las víctimas mortales de esta campaña.

Así, mientras las llamas siguen amenazando espacios naturales y pueblos enteros, los bomberos forestales de Castilla y León insisten en que la solución no pasa solo por esperar a la lluvia, "es lo único que esperan los políticos" sino por cambiar de raíz la gestión y las condiciones del operativo.

“No somos adivinos, pero en invierno ya dijimos que esto iba a pasar. No somos malos augures, es simplemente sentido común”

“No somos adivinos, pero en invierno ya dijimos que esto iba a pasar. No somos malos augures, es simplemente sentido común”, remata José Ángel.

"Desorganización" del trabajo

Además, desde los bomberos forestales se pone sobre la mesa la compleja y desigual estructura laboral del operativo contra incendios en la comunidad, donde conviven múltiples figuras contractuales, distintos convenios y notables diferencias salariales entre quienes realizan labores muy similares.

Según explica la organización, la dirección de extinción recae en funcionarios de la Junta de Castilla y León (JCYL) que no pertenecen directamente al operativo y que trabajan bajo un sistema de guardias.

Por debajo, se encuentran los empleados públicos del operativo, el CAM que es el centro autonómico de mando y el CPM que es provincial, conductores, peones de extinción y vigilantes, así como personal contratado mediante convenios con mancomunidades, diputaciones o ayuntamientos, habitualmente para manejar autobombas.

A esto se suma la presencia de empresas y organismos externos: la empresa pública Tragsa, contratada por el Ministerio para las Brigadas de Refuerzo de Incendios Forestales (BRIF), así como compañías adjudicatarias de la Junta como las ELIF (medios aéreos y cuadrillas aerotransportadas) y los llamados “Romeos” (retenes de limpieza de montes que también actúan en incendios).

“Ni siquiera nos rige el mismo convenio, pese a que todos formamos parte del mismo operativo"

ATIFCYL subraya que las condiciones laborales y retributivas varían enormemente. Un director de extinción puede cobrar entre 250 y 400 euros al día por guardia, incluso en temporada baja, por ejemplo enero.

El personal público del operativo recibe salarios de entre 1.600 y 1.800 euros para el grupo 3 y entre 1.200 y 1.500 euros para el grupo 4, trabajando también noches y fines de semana.

En el caso de las BRIF, los pilotos tienen retribuciones diferenciadas, mientras que el resto del personal percibe entre 1.200 y 1.500 euros, incluyendo pluses. Las ELIF, que desempeñan las mismas funciones, operan con condiciones peores.

Los retenes, por su parte, apenas superan los mil euros mensuales, y durante los meses de enero y febrero —cuando las lluvias reducen la actividad— algunos cobraron apenas 400 euros, critican desde ATIFCYL.

“Ni siquiera nos rige el mismo convenio, pese a que todos formamos parte del mismo operativo”, denuncian desde ATIFCYL, que reclama una homogeneización de las condiciones para garantizar un trabajo digno y seguro en una labor esencial para la protección del medio natural.