El profesor titular de Historia Moderna de la Universidad de Valladolid Javier Burrieza recoge el galardón ICAL
La Semana Santa de Castilla y León ya es de oro: "Hay que tener un aprecio mutuo entre las nueve provincias"
El profesor titular de Historia Moderna de la Universidad de Valladolid Javier Burrieza ha recogido el galardón.
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Si hay algo de lo que puede presumir Castilla y León es de su Semana Santa, y lo puede hacer de manera individual o conjunta. Nueve provincias, nueve Semana Santa y esto es lo que se ha querido poner en común este año en las Cortes. La Semana de Castilla y León ya es medalla de oro de las Cortes.
Ha sido el profesor titular de Historia Moderna de la Universidad de Valladolid Javier Burrieza quien ha recogido el galardón en el parlamento autonómico y ha afirmado que es un “ejemplo de conocimiento global” por eso ha llamado a tener un “aprecio mutuo” en el conjunto de las nueve provincias de la Comunidad.
Además ha servido para reivindicar el papel “samaritano” de las cofradías, por su labor de atención “para con los necesitados, sin fronteras”, y su capacidad para “gobernarse desde órganos propios”, en un mensaje que quiso hacer llegar a las Cortes precisamente por representar las hermandades “ejemplos muy propios de las formas de asociarse de las gentes desde, al menos, el siglo XV”.
“La vida me ha permitido nacer en una familia cofrade, abrir desde mi infancia un balcón a una calle procesional y disponer de una profesión, la de historiador, que desde la dimensión docente e investigadora de una universidad pública me ha permitido estudiar y descubrir la gigantesca dimensión de nuestras muchas Semanas Santas”, apuntó Burrieza.
Las cofradías
Destacó además “la acción de las cofradías” y la “singularidad” de disponer en Castilla y León de “instituciones que superan, en muchos casos, los cuatro siglos de antigüedad”, con lo que ello supone por haber sido capaces de abordar “contextos históricos cambiantes y no siempre favorables”.
Asimismo, reivindicó “el enorme mérito de haber contribuido al engrandecimiento del patrimonio histórico y artístico” de Castilla y León y haber definido también “el urbanismo de pueblos y ciudades” a través de una “seña de identidad” de los propios ciudadanos y sus localidades.
También ha puesto interés en la participación de la ciudadanía de a pie en las procesiones que, aunque no se acoge a las cofradías, “acude a participar en lo que conocemos como misterios de la fe”, forjando un público que también “se ve enriquecido por los visitantes que recibimos, que no todo lo comprenden, pero todo les impresiona”.
Burrieza ha hecho un alegato de las “históricas imágenes devocionales que han concentrado las miradas y las rogativas de las gentes que han morado Castilla y León durante siglos”, en un “nuevo género de expresión” que se denomina como pasos procesionales pero que recoge “obras importantes de diversos escultores e imagineros que forman parte de la historia del arte internacional”. Y por supuesto no ha faltado el “Nuestras procesiones son un Museo en la Calle.