
Imagen de archivo de una fábrica de biogás y, en el recuadro, una manifestación en la provincia de Zamora contra estas instalaciones
Por qué hay un frente común en el mundo rural de Castilla y León contra las plantas de biometano y biogás
Este tipo de instalaciones han generado una reacción en cadena en la Comunidad, que ve como los vecinos están empezando a organizarse en distintas plataformas.
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El biogás y el biometano han enfrentado cara a cara a las empresas energéticas con una gran parte de la población del mundo rural de Castilla y León. Un frente común vecinal ha comenzado a organizarse en las nueve provincias de la Comunidad, donde ya existe en algunas de ellas una plataforma contra estas instalaciones.
En un intento de las empresas por avanzar en el camino de la energía renovable y verd, ha surgido, en cambio, una reacción social contra las plantas de biogás y biometano, por sus posibles efectos negativos sobre las personas. Ya es común ver tras la instalación de una de estas fábricas una corriente claramente contraria.
Sucedió, por ejemplo, en Matilla de los Caños (Valladolid), donde el intento de Erbienergía Inversiones, a través de Biogás Matilla S.L., cayó en saco roto tras el enorme rechazo de este municipio y otros seis colindantes, entre ellos la cabecera comarcal, que es Tordesillas.
Y algo similar está ocurriendo en la provincia de Zamora, donde ya se han organizado en la Plataforma Stop Biogás Zamora. Su portavoz, Jenaro Leal, atiende a EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León para explicar su postura en contra de los proyectos que hay en tramitación en la provincia.
Fuentes de la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio confirman a este periódico que en la actualidad hay alrededor de 90 proyectos tramitándose para la construcción de fábricas de biometano y biogás en Castilla y León.
"Decidimos ir en contra de la implantación de este desarrollo en la provincia al completo", apunta rotundamente nada más empezar Leal. Un rechazo que recalca es "frontal", insiste este licenciado en Ciencias Ambientales, con experiencia en laboratorios de análisis de agua y medioambiente y como técnico superior de laboratorio y auxiliar.
Jenaro Leal, que es además labrador, critica que se intente promover la producción de gas a gran escala con macro plantas y "traer un montón de residuos que no existen en nuestros pueblos". "Quieren convertir nuestros municipios en vertederos", avisa.
Leal apunta que en los propios borradores de los proyectos "reconocen que hay problemas con los olores", a pesar de que sean muchas las empresas que defienden la estanqueidad de las instalaciones. "No va hermético 100%, es imposible", insiste.
Una serie de factores que, según la plataforma Stop Biogás Zamora, traería consigo una ristra de problemas como "olores, tráfico y todos los riesgos que conlleva el juntar los residuos".
No obstante, la comunicación de la planta se ha efectuado cuando el proyecto pasa a exposición pública ya que antes de eso se trata de un proyecto en trámites administrativos, es decir, un borrador.
Cubo del Vino y Coreses
Por ejemplo, relata que en una de las plantas proyectadas en Cubo del Vino se contempla el tratamiento de 200.000 toneladas de residuos al año. O en Coreses, con 94.000 toneladas.
Del proceso de producción surge lo que se conoce como el digestato, que es el residuo ya tratado. "En el Cubo del Vino sale con el 21% de materia seca, es decir, es papilla y se va a extender por 12.000 hectáreas. Ya no es solo el olor de las propias plantas, sino que nos van a echar todo ese residuo por un montón de hectáreas de terreno y eso lo echarán en los alrededores", avisa.
Por otro lado, la promotora de este proyecto en el Cubo del Vino precisa que la valorización de los residuos, que "en ningún caso" corresponden a lodos de depuradoras o cadáveres de animales, sino que son purines, estiércoles o pajas de maíz, produce un fertilizante "totalmente inodoro".
Además, aclaran que está "homologado por el Reglamento de la Unión Europea 1009/2019", siendo una "alternativa real y sostenible a la fertilización química de los campos". Desde la promotora insisten que el proceso de tratamiento "contribuye a reducir los olores", dado que en sin estas circunstancias los residuos "en muchas ocasiones acaban vertidos directamente".
Según la empresa promotora del proyecto de El Cubo de Tierra del Vino destaca que su visión es "el desarrollo en conjunto con las comunidades locales, cumpliendo siempre con las normativas medioambientales y de seguridad más exigentes, y favoreciendo un modelo de economía circular que contribuya a gestionar de manera más eficiente los residuos agroganaderos. Son instalaciones de vertido cero y consumo de agua cero", insiste.
Por su parte, la Asociación Española del Gas (Sedigas), las plantas de biometano están diseñadas para "no alterar la vida diaria" en las comunidades locales en las que se instalan, ya que "su tecnología permite ya controlar, gestionar y mitigar los posibles impactos asociados a las emisiones, los olores y el ruido. Se trata de una tecnología madura, probada y segura. No es casual que en Europa operen ya más 21.000 plantas de biogás y biometano", asegura.
Jenaro Leal apunta también al interés económico de las empresas por ser "gestores de los residuos" cuando cambie la normativa y cobren a los ganaderos.
Un problema de olores que también se observa en el transporte de la materia. Precisamente, lo compara con el conocido como el "camión de los muertos", que transporta los cadáveres en descomposición de los animales de las ganaderías una vez son recogidos.
"Como tengas las ventanas abiertas se te queda un olor a muerto que lo tienes todo el santo día y esto se supone que también es estanco", advierte, a la vez que suma gravedad al asunto asegurando que "si van a venir de granjas de todos lados pues imagínate".
"Por otro lado, también van a tener un montón de dinero por reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Se está transformando el carbono de la paja que ahora usan los ganaderos en producir gas y ese carbono en algún momento se va a quemar y va a volver a la atmósfera", relata Leal.
Y es que el activista se pregunta que ante esto "cómo puede ser que vayan a considerarse sumideros de carbono".
Además, afirma que los proyectos contemplan una "antorcha de seguridad" que cuando se queman los gases crudos "va sin filtros" y tiene un "montón de emisiones perjudiciales para la salud".
Emisiones que se suman al 1% que las plantas no pueden aprovechar y que va a ir de vuelta a la atmósfera, especialmente nitrógeno, dióxido de azufre y CO2.
"Luego también hay unas válvulas de seguridad para que no revienten los digestores y reconocen que por ahí salen olores, porque eso va crudito", añade.
Leal defiende que es un movimiento de "los pueblos enteros" y que "no se trata de ideologías ni de nada". Justamente, a la corriente contra las plantas se sumó la Federación de Caza de Zamora. Un ejemplo que "deja fuera de toda duda" los argumentos planteados desde la Administración, desde donde se les ha acusado de ser "cuatro ecologistas".
El rechazo es absoluto y no conciben ni un modelo de convivencia, que respete distancias mayores con los núcleos urbanos. "No lo queremos ni más cerca ni más lejos. Lo que planteamos es que nos dejen hablar de una gestión de residuos eficiente, pero en ningún caso participar en un plan de desarrollo del biogás", subraya.
Se oponen a que sus pueblos "sean vertederos" y lamenta que ya tienen "suficiente" con no tener "cobertura" o "autobuses" y que, además, les cerrasen el tren de la Ruta de la Plata. "Estamos en los pueblos abandonados, muertos del asco y ahora nos quieren traer el progreso este que es llenarnos de mierda", apunta.
También juzgan la opacidad de las Administraciones públicas. "Lo menos que podían hacer es informar a la gente desde el principio. Aquí (en la provincia de Zamora) llevan años moviendo hilos y buscando tierras y no se ha enterado nadie", asegura Leal.
El portavoz de la plataforma Stop Biogás se pregunta que "si es tan bueno, ¿no deberían estar publicitándolo a bombo y platillo?". "En el Cubo nos hemos enterado cuando ha salido a información pública", relata.
El activista critica el "secretismo" en torno al sector y avisa de que se crean sociedades limitadas con capitales sociales de 3.000 euros. "Si esto revienta, como ha pasado en Alemania, hablamos de producción de gas y puede explotar ¿Qué les vamos a reclamar?", avisa.
Asimismo, cree que la Junta "escurre el bulto" al alegar que el biogás y el biometano solucionarán la gestión de los residuos, dado que obvian que el "problema" son sus políticas con las que "están dando licencias sin control a la industria porcina", provocando la proliferación de macrogranjas.
El dardo también se lo lanzan a los sindicatos agrarios, con quien afirma haber hablado pero apunta que no entiende "su posición". "Como plataforma no nos han contestado", lamenta el activista.
Castilla y León se ve sumida así en una batalla. El mundo rural se levanta en armas contra las energéticas y las Administraciones públicas en su intento de desarrollar el biogás y el biometano en la Comunidad.
Ahora el debate sobre desaprovechar el potencial de la región en este sector en detrimento de la calidad de vida en el mundo rural, según los afectados, se pone encima de la mesa cada uno con sus razones.