Ya ha vuelto. El Pucela ya está manos a la obra y su intención no es otra que prolongar en el nuevo año la espectacular dinámica de 2018. El primer reto es mayúsculo y encierra un premio magnífico en caso de lograr una victoria. Los tres puntos en juego ante el Rayo Vallecano serían el mejor regalo y podrían ser vitales al final de la temporada en la enconada lucha por alcanzar la permanencia.

Tras el postrero gol de Óscar Plano en San Mamés y con 21 puntos en el casillero, para el Real Valladolid son tiempos de vino y rosas. Pero el fútbol es tan bonito como cambiante y lo que hoy parece blanco (y violeta) mañana se vuelve negro. Por eso, Sergio González y el vestuario han insistido a lo largo de la semana en la enorme dificultad del duelo ante el Rayo.

Los de Vallecas, “con menos puntos de los que deberían en función de sus buenos partidos”, llegan a Zorrilla dispuestos a dar un puñetazo sobre la mesa. El Pucela, por supuesto, quiere cerrar la puerta y brindar a los suyos un triunfo que se resiste en LaLiga desde el 7 de octubre. Mucho tiempo sin poder celebrar en el coliseo blanquivioleta.

La convocatoria la conforman Masip, Yoel, Antoñito, Moyano, Calero, Kiko Olivas, Nacho, Borja, Anuar, Alcaraz, Míchel, Toni, Verde, Keko, Leo Suárez, Óscar Plano, Duje Cop y Enes Ünal.

Sergio González cuenta con las bajas obligadas del lesionado Luismi y de Ivi López y Joaquín. El primero sale de lesión y el segundo, aunque entrenó este viernes, arrastra unas leves molestias musculares que aconsejan precaución. Cotán y Moi no aparecen en la convocatoria por decisión técnica.

El partido comenzará a las 13,00 horas y será dirigido por el colegiado cántabro Cordero Vega.