Tengo ganas de saber qué agencia de publicidad va a ganar la licitación que ha sacado el Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática. Coincidiendo con la conmemoración de los 50 años de la muerte del caudillo, el gobierno se saca una campaña “de urgencia” de casi diez millones de euros anuales para “concienciar y modificar las actitudes” de los jóvenes. ¿Es este el gran problema de los jóvenes de España para dedicarle tal cantidad de dinero público? Me encantaría saber qué hubiera pasado si esta campaña la hubiese sacado cualquier otro partido político. Entiendo que hubiese habido una revuelta, la gente en la calle quemando contenedores cual independentistas catalanes reivindicando autonomía.

Suena a demagogia, a intentar cambiar el marco mental de un segmento de la población maleable. Pero lo que se desvela desde el gobierno, a bocajarro, es una declaración de intenciones. Se vienen las generales antes de lo previsto y hay que empezar a convencer a quien se deje. La campaña está enfocada a un target entre 16 y 24 años, para los que harán branded content que, en política, es muy parecido a las fake news. Van a bombardear con contenido a este segmento de la población para convencerlos de que el sistema que tenemos es el óptimo y contarán las bondades que ha hecho el gobierno en estos años amenazando con que los derechos que tenemos ahora, pueden no estarlo en un futuro. Y en esta parte del pliego muestran sus cartas. Suena más a lobby que a una campaña publicitaria.

El trasfondo es propagandístico primario, muy de manual. Parece que se han leído los principios de Goebbels y los están poniendo en práctica en un trabajo de primero de carrera. Resumamos lo básico, para que lo entendamos todos. Lo primero es retratar a un enemigo único y simplificarlo: la derecha. Después, congregar a esos subgrupos en uno: todos son fascistas. El tercer principio, el del contraataque, se les está complicando con tanta mierda que les está salpicando últimamente, entre cortina y cortina de humo, están saliendo luces de colores y sofás de polipiel desgastados.

Al principio de exageración se han aferrado con esta licitación: cualquier anécdota, por pequeña que sea, es una amenaza grave y por lo visto, los jóvenes con capacidad de voto parecen más moldeables que los que ya hemos vivido con conciencia los vestigios de un gobierno socialista. Sobre el quinto principio - la vulgarización de los mensajes para que lo entienda hasta el más analfabeto - tiene responsabilidad la agencia que gane el concurso. Y ahí su conciencia.

En esta campaña hay que adoptar un tono sencillo, cercano, entendible. El mensaje debe ser básico y con pocas pretensiones porque, si no, perderíamos el principio de orquestación. A las agencias que os presentéis al concurso os recomiendo mucho leer a Goebbels y a Millán-Astray, daréis al gobierno lo que está buscando: propaganda, pan y circo. Lo que pase después, ya es problema de los psiquiatras del futuro.