Hoy en día parece que la presión fiscal es muy elevada para las clases medias, el ahorrador y gran parte de la población, en gran parte permitida por los bancos centrales y sus gobiernos. La inflación ayuda a reducir la deuda sobre el PIB a las economías europeas y los Estados Unidos. Supone un trasvase silencioso de la riqueza desde las clases medias y los ahorradores a los deudores y los que no aportan, de los viejos a los jóvenes, y a un pozo oscuro de la que no saldrá nada bueno. La inflación no volverá a niveles de 2020 y después de su pico se ubicará alrededor del 6 por ciento. Los gobiernos saquean el dinero de las clases medias de forma lenta para que no sea evidente. Durante los próximos quince o veinte años las clases medias van a ver mermados sus intereses al pasar el control del dinero a los gobiernos que buscarán una excusa o emergencia tras otra para mantener su control. Al final el resultado será la pobreza y la falta de crecimiento para todos.
Hoy por hoy las protestas del descontento se extienden por Europa en un contexto de incertidumbre y miedo, mientras en España parece que estamos anestesiados por años de un sistema educativo falto de conocimientos y resultados reales, adoctrinamiento, control de los medios y de los sindicatos, además del miedo instalado por el falso progresismo que hace que el que disiente o dice la verdad queda apartado. Adoctrinamiento presente en la falsa campaña electoral al margen de los presupuestos generales del estado, valorada en 55 millones de euros que ya está en marcha. Así ante la falta de resultados de la reforma laboral añadimos a las ideas chulis, entre otras aparecidas estos días, el retirar la medallas al trabajo del pasado a personas, que dejando de lado sus ideas, trabajaron de sol a sol creando riqueza y prosperidad a sus compatriotas. Mejor sería dejar tranquilos a los muertos.
De momento asistimos al peor dato de la tasa de paro en un tercer trimestre en catorce años, datos seguramente maquillados, mientras parece que hemos normalizado el gasoil por encima de los dos euros. En la UE creen que para 2035 un ciudadano medio del sur va a poder comprarse un coche eléctrico, cuando no puede pagarse una vivienda, con sus salarios precarios. Quieren un mundo verde condenando a los ciudadanos a un futuro negro.
Estamos gobernados por unos individuos a los que el puesto les queda ancho, la silla no les deja poner los pies en el suelo o está por encima de sus posibilidades. Alucina oír a la presidente del mecanismo de control de los fondos de la UE afirmando que no sabe lo que ha hecho el gobierno de España con más de once mil millones de euros, y no tiene contestación. Mientras nos intoxican desde hace unas semanas con la renovación del CGPJ o las penas de sedición que parece que para la gente de a pie es imprescindible para comer. En estos momentos más bien a los ciudadanos se la trae al pairo visto lo que está económicamente por llegar. No se pueden proponer soluciones vacuas un día sí y otro también, parece como si la realidad estuviera rayada o no existiera, ante propuestas como que la indemnización por despido dependa de la edad, el género y las circunstancias personales. Una idea que destruirá más empleo al evitar que se contraten a mujeres, jóvenes y a ningún colectivo vulnerable. Ideas chulis de la panda de amigues como el fijo discontinuo, el enfermo asintomático o crecimiento negativo dan la sensación de una tomadura de pelo continua.
Esperemos se tomen un poco más en serio la triple epidemia que empieza a preocupar a las autoridades sanitarias al estar a punto de encontrarse en pico de la gripe con el del Covid 22 y el virus sincital respiratorio, y se forme un comité de expertos real que informe en tiempo real del avance de dichas enfermedades. Epidemias a parte, la inseguridad ciudadana, impuesta por los nuevos no ciudadanos, aumenta, y parece que el robo con violencia y los asesinatos se están convirtiendo en la nueva normalidad en nuestras calles. Lo que ocurre en Ucrania queda para otro día.
El capitalismo es el sistema más excluyente que haya existido pues excluye a vagos, maleantes, perezosos, flojos y todos aquellos que buscan enriquecerse sin trabajar; sólo incluye a un tipo de personas al trabajador. En España asombra que hayamos creado una sociedad en el que se premia y engrandece a quienes desconocen la honestidad en su quehacer diario y al trabajador se le silencia, tapa y oculta.