Te parecerá un cuento o una pesadilla de imposible realidad, pero no sólo es cierto, sino que aún a fecha del presente se mantiene en curso la situación.

Imagina que un día, por la mañana, revisas en el móvil tu cuenta bancaria y te dice que no tienes acceso a ella, primer susto muy de temprano. Te vas a trabajar y, en la hora del café, te acercas al banco y te dicen que tienes bloqueadas las cuentas y que lo hace por motivos comerciales, que no quieren trabajar más contigo.... Tu susto es monumental y pides hablar con el director que no sabe explicar la situación, te informa que los créditos los tienes que seguir pagando y que tus cuentas no están operativas.

A los pocos días, te vence el pago de la cuota del préstamo hipotecario y, desde otro banco, realizas una transferencia para pagarla, pero resulta rechazada por cuenta de destino inexistente. ¡Estupefacción!

Dos días despúes, debes de cobrar la nómina y no la recibes, llamas a tu empresa y te dice que ha sido rechazada la transferencia por cuenta bloqueada. ¡Angustia!

Por más que lo intentas no hay forma de resolver el tema y la situación se va complicando, hasta que te ves en la obligación de, para comer, pagar tus necesidades básicas y las de los tuyos, pedir un crédito en otro banco y, cuál no es tu sorpresa, lo rechazan por tener una CIRBE deudora. ¡Pensamientos autolíticos!

En shock acudes al banco y le explicas que te están asfixiando, que quieres pagar y no te dejan, que quieres cobrar y no te dejan, que quieres financiarte y no te dejan y la contestación, con una sonrisa soberbia, altiva y cruel, es "es tu problema".

Desesperado, acudes a la justicia que, 2 años despúes, tras una pandemia, sin capacidad de financiación, sin acceso a los créditos ICO por la situación preconstituída y al borde del sucidio, te da la razón y obliga al banco a cumplir sus contratos y reponer las cuentas al día anterior del bloqueo. ¿Oxígeno?.

El banco, en lugar de pedir perdón, reponer la situación, negociar y salvarte, con soberbia, altanería y desprecio (baste sólo un visionado de la vista judicial) se opone no a la sentencia, sino a la ejecución de una sentencia firme, con la idea de que en lo que se recurre, se retrasa... tú ... te mueres.

Acudes a la prensa libre, que tiene la obligación por sentencia de publicarlo, y te dicen, de boquilla, que ni lo intentes, que el banco es muy fuerte.

Esta situación se está dando, es real y no con un cualquiera, sino con el Banco Santander y un Grupo de Empresas en las que trabajan 50 trabajadores, que han sobrevivido al covid, pese a no poder acceder a financiación, ni a los créditos ICO y con un testigo del propio banco que, en sede judicial, calculó un daño no inferior a los 10 millones de euros en los primeros meses de bloqueo (obsérvese la grabación de la vista judicial) y que aún ni han tenido una explicación, ni una solución, y han sido desamparadas por el poder libre y notario de la realidad, pero que, de no cumplirse inmediatamente las resoluciones judiciales, tendrán que cerrar y liquidar el grupo, entrar en concurso de acreedores, despedir trabajadores, etc.... ¡La banca siempre gana!

La postura del Banco es no reponer, pese a que la Sentencia le obliga, la situación al momento anterior, no devolver casi 2 millones de euros, dilatar la ejecución intentando que, con devolver las claves de la banca electrónica, engañar a los jueces y liquidar a un grupo económico pequeño, pero muy activo y que ha demostrado su capacidad soportando durante 2 años el cumplimiento de sus obligaciones, mantener la plantilla y mantener las empresas en funcionamiento, pero si la asfixia continúa... el banco obtiene su lucro, por más que exista una Sentencia y todo ello con el silencio cómplice del tercer poder.

Luego vendrán los progresistas de salón con la milonga de apoyar el trabajador frente al empresario canalla y opulento; pero, cuando clamaba el empresario por los trabajadores y la empresa, ellos miraron para otro lado, mientras el empresario se redujo de lo suyo para mantener el empleo, ellos no estaban, cuando el empresario luchó contra el banco, ellos taparon la situación; en definitiva, el que defiende al trabajador es el empresario que, en este tiempo, no cerró, luchó, pagó y defendió a su empresa y a su gente con todas sus fuerzas, con todos los instrumentos legales y con la verdad.