Hace menos de un mes escribía un articulo sobre el incendio de la Sierra de la Culebra, lamentablemente la ola de calor siguió avanzando y los incendios se han apoderado de España, de norte a sur con incendios en Galicia, más de 20.000 hectáreas quemadas, en Extremadura con 6.200 has, de este a oeste, Aragón con 14.000 has y en el centro de todos los puntos cardinales el incendio de Zamora con 36.000 has calcinadas, convirtiéndose en el incendio más GRAVE que ha sufrido España en los últimos 20 años, que se suman a las 30.000 que se quemaron hace menos de un mes también en Zamora. Incendios también en Ávila, que el año pasado sufrió una enorme tragedia en Sierra Paramera.

Dos personas muertas

Parece que todas las hectáreas suenan igual, para empezar porque es una medida del mundo rural, se habla de hectáreas de trigo, cebada, de cualquier cultivo. Ni siquiera es una medida que el mundo urbano tenga asimilada y le permita llevar a la realidad las dimensiones.

¡Se han quemado 66.000 hectáreas en Zamora! Estamos hablando de superficie forestal, representa aproximadamente el 15% de toda la que posee esta provincia. ¡Es una BARBARIDAD!

El daño ambiental, a las familias, a los que viven del campo y en el campo es irreparable, esta generación no vera recuperados totalmente esos montes, hacen falta décadas para recuperarlos. Las dos vidas perdidas, las de Daniel Gullón y la de un pastor, Victoriano, esas sí que son irrecuperables. Las imágenes de Ángel Martin, que se quemó vivo por intentar SALVAR su pueblo, son estremecedoras y nos provocaron lágrimas de dolor y de impotencia. Espero y deseo que se recupere y pueda salvar su vida.

Daño a la economía local

El daño en Castilla y León es mucho más grave, porque la afección al medio rural que es la base de la economía regional, sustenta sus principales yacimientos de empleo, entre ellos el turismo así como la agricultura y la ganadería. No hablamos solo de hectáreas, es mucho más…

Ante este desastre que se repite año tras año en un país como España, en el que las temperaturas en verano son altas y que tiene una importante riqueza forestal, no podemos estar solo a la noticia del día y después quedarnos parados.

Me decía un amigo agricultor de Gallegos del Río en Zamora, que estuvo colaborando en las labores de extinción en Ferreruela de Tábara que era un clamor popular la existencia de exceso de maleza en el monte y en el rio, todos allí veían venir el desastre desde hace unos años. Vieron en directo como ardía todo como una yesca y corría el fuego a la velocidad del sonido, por la existencia de matorrales que habían crecido desproporcionadamente: zarzas y jaras desmelenadas.

Cambio climático

Se nos llena la boca hablando del cambio climático, con medidas que nadie ve, como la compraventa de emisiones de CO2 de países que emiten a los que menos emiten. Reducción en la producción de residuos como los plásticos que se certifican de forma estadística y después no disponemos de sistemas de recogida selectiva en la mayor parte del territorio. Países que se adhieren a los Acuerdos Mundiales sobre Cambio Climático y grandes países cuyo peso es determinante y no se adhieren. Todas las medidas son etéreas y no son tangibles.

Mientras la realidad es más sencilla que todo esto, hay que limpiar los montes en invierno y hay que hacerlo de forma organizada, utilizando todos los medios disponibles. Es imprescindible implicar a la población local. Ahora esta prohibido ir a desbrozar el monte y retirar lo que se recoge.

De lo local a lo nacional

Hay que volver a las tradicionales labores de “hacendera” o limpieza, con planes comarcales en los que desde octubre hasta mayo los vecinos estén emplazados a cortar la maleza y retirarla, con la participación activa del territorio de los técnicos de los servicios territoriales de medio ambiente para controlar y supervisar los trabajos.

Hace falta un Plan Nacional que permita que esta limpieza tenga la ordenación y la dirección territorial que de manera homogénea permita desarrollar una acción cierta contra el cambio climático, como es retener nuestra masa arbórea, principal sumidero de CO2. Esto si sería una medida REAL de lucha contra el cambio climático y contra los incendios. Absolutamente real y que se ha convertido en una EMERGENCIA NACIONAL. Disponemos de tecnología suficiente para organizar adecuadamente este Plan, el Big Data y las herramientas de machine learning permitirían desarrollar una ordenación absolutamente precisa. Disponemos de excelentes profesionales: ingenieros de montes, que conocen el territorio perfectamente y de lo más importante: vecinos de los pueblos que los aman y quieren conservarlos.

SÓLO tenemos que ligar todos los medios y convertir en una realidad el trabajo callado y silencioso que permite APAGAR LOS INCENDIOS EN INVIERNO.