Cuando formas un equipo de trabajo que tienes que liderar para alcanzar los objetivos que te has marcado tienes que contar con los mejores.

En mi trayectoria profesional he tenido que decidir quién me acompañaba en la difícil tarea de hacer posible cada día que la palabra dada se convirtiera en hechos.

Seleccionar a los mejores es siempre una tarea compleja, no siempre acompañan los tiempos, ni tampoco las condiciones en las que tienes que llevarlo a cabo. Todo en la vida tiene límites y conseguir que los mejores te acompañen requiere que todas las piezas encajen.

No siempre se acierta, porque tienes que elegir contando con factores que no puedes variar. Cualquiera que tiene que seleccionar un equipo sabe que esto es así, siempre hay factores exógenos que no puedes dominar.

Cualificación y actitud

Ahora sé que cuanto más profesional y analizado sea el perfil, teniendo en cuenta las aptitudes y el conocimiento que atesora una persona, así como, de manera definitiva lo más importante es la actitud, ya que es cuando más posibilidades de acierto tienes.

Por supuesto, que esta conclusión es fruto de la experiencia, aunque también puedo apuntar que he contado con colaboradores que estaban ya en sus puestos, y desde el primer día que empezaron a trabajar conmigo fueron un acierto absoluto.

Cuando tienes un colaborador que te sigue, que se ilusiona contigo en el cumplimiento de cada reto diario, que trabaja con tesón en lo que has marcado a largo plazo, que elabora los datos a partir de lo que de cada departamento le entrega y te los da procesados y maqueados.

Alguien que cada vez que se encarga de un trabajo ante otra persona es tu mejor tarjeta de presentación, que siempre a vuelta de correo te felicitan por el magnífico y excepcional trato que han recibido de un fiel colaborador. Múltiples correos me elogiaban siempre la labor realizada y me trasladaban infinita gratitud por la respuesta y el servicio recibido.

Ese trabajador que va por delante de ti resolviendo cualquier detalle que  va a permitir que te identifiquen como un líder diferente, que busca permanecer en la memoria de los demás y que pretende que siempre recuerden la labor que hemos realizado.

Humildad y lealtad

Colaboradores que atienden a todas las personas por igual y que siempre saben mostrar la cara amable que quieres tener, sin dejar entrever las dificultades o conflictos internos que en algunos momentos puede haber.

Colaboradores para los que la lealtad al trabajo en equipo, los lleva a arrimar el hombro y estar a tu lado a cualquier hora y cualquier día, aunque tengan que dejar a su familia y amigos en momentos que son para ellos.

No siempre disfrutas del momento que estas viviendo y con el que te sientes feliz, vas muy rápido, estas pensando en el siguiente trabajo y no te da tiempo a decirle a tus colaboradores lo buenos que son y lo bien que han trabajado. Si me permiten una autocrítica, al mismo tiempo que reflexión: no perder nunca la oportunidad de decirle a tu colaborador cuanto valoras lo que ha hecho y el reconocimiento que le brindas.

Estos son los colaboradores que a todo líder de un equipo o proyecto le gustaría tener. No siempre es posible, no siempre los encuentras. A veces el destino quiere que en la vida te encuentres con ellos y como siempre digo: en la vida no hay casualidades, hay causalidades. Te vas encontrando con aquello que está en tu camino.

Compromiso y sentido de equipo

He tenido la enorme dicha de encontrarme con muy buenos colaboradores, personas a las que aprecio y quiero como si fueran de mi familia porque he pasado tanto tiempo o más que con algunos de ellos.

Hemos disfrutado alcanzando metas juntos, nos hemos ilusionado, hemos dado lo mejor de nosotros mismos y hemos desarrollado proyectos muy importantes para Castilla y León. Igual que en cualquier organización, en cualquier proyecto ambicioso no se puede alcanzar la meta sino tienes un buen equipo con colaboradores entregados y profesionales.

Colaborador impagable: Javier Nieto

Javier Nieto formó parte de mi equipo durante casi 10 años y recuerdo alguna de las anécdotas que vivimos y fueron muchas, me comentó estando en las Cortes que habíamos recibido de nuevo una solicitud de uso del salón de actos por una entidad que acababa de usarlo recientemente. Le dije que me parecía demasiado y que estábamos saturados, que les dijera que no era posible. Me contestó: no te preocupes, presidenta, ya está en marcha, ya me he ocupado de gestionarlo...

Esta columna de hoy con la que se puede sentir identificado cualquiera que desempeñe una labor de liderazgo, es mi pequeño homenaje a un gran colaborador, que he descrito a lo largo de estas palabras, cuyo trabajo, esfuerzo y dedicación es impagable y que lamentablemente nos dejó el domingo pasado: mi fiel y querido amigo Javier Nieto, que confío y deseo que Dios le tenga en su Gloria.

Puesto que somos lo que dejamos en el corazón de los demás: mi gratitud y mi cariño hacia él permanecerán siempre en mi corazón.