La carta de Derechos Humanos, nace gracias a la cultura cristiana y la Escuela de Salamanca como corriente, movimiento o instrumento prepolítico de la sociedad, en el que un grupo de teólogos y juristas, contando con matemáticos, filósofos, médicos, etc. plantearon lo que más adelante fueron las bases del Derecho de Gentes, sobre la que se construyó el derecho internacional, los Derechos Fundamentales y la ciencia económica moderna, es decir, se dio el primer paso a un Estado libre, con ciudadanos iguales entre sí y ante la Ley.

Si algún movimiento es, ha sido y será igualitario, feminista, defensor de la libertad individual, social y económica, ese fue el que se construyó sobre las bases de la Escuela de Salamanca y de la Iglesia, pese a quien pese, y se construyan leyendas negras interesadas o no.

Sin España, sin la Escuela de Salamanca, sin esos valientes que plantearon que todos somos iguales a los ojos de Dios y, por tanto, libres por su voluntad, nada de lo que hoy vivimos hubiera podido surgir, nacer y desarrollarse.

La clave de esa escuela es la vida humana como elemento fundamental para, sobre ella, exigir y derivar la igualdad entre las culturas, los sexos, las razas... etc.

De todo ello, y ya en otro orden, los Derechos Fundamentales en su artículo 3 establecen que "Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.", y en su artículo final, el artículo 30, se finaliza " Nada en esta Declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta Declaración." De modo que podemos decir, sin temor a errar, que el aborto no está admitido como un Derecho Fundamental y que, además, el derecho a la vida no podrá ser interpretado por un Estado o lobby, como sucede en el presente, que pretenda su supresión.

Queridos "feminazistas", estimados socialistas defensores de la Ley del Aborto, considerado Sr. E. Macron, ya no en defensa de la Constitución Española, a la que nuestro Tribunal Constitucional, por omisión, miedo y presión política se niega a defender, sino en defensa de los tan cacareados, pero poco conocidos y menos defendidos, Derechos Humanos, no pueden, no les es dable, no vale cercenar el Derecho a la vida del no nacido sobre la base de un hipotético derecho de la mujer a decidir.

La mujer debe de ser libre, su voluntad es inalterable, su criterio indiscutible, como el hombre, como el de cualquier ser humano; si bien, todo ello se limita cuando existe un derecho superior, de modo que la libertad del hombre no le permite robar o impedir el trabajo a otro, en cuyo caso esos derechos superan el de la libertad, en la medida que la libertad de uno elimina o cercena la de otro.

De este modo, siendo libérrimo el criterio de la mujer en todo su actuar, la libertad de decidir sobre la vida humana que se encuentra en su seno, le está vedado, pues eliminar un ser vivo está impedido por el absoluto derecho a la vida constituido en la Declaración de Derechos Humanos adoptada y proclamada por la Asamblea General el 10 de diciembre de 1948, que ya se encontraba en los postulados de un siglo antes en los desarrollos filosóficos, económicos, sociales, en torno al dominico Francisco de Vitoria.

Que ahora no sólo se propugne y defienda un "derecho al aborto" de menores de edad, no sólo es una salvajada, una inmoralidad, el desarrollo de un planteamiento filosófico del relativismo del "todo vale" que destruye los fundamentos sobre los que hemos construido nuestra sociedad, sino que vulneran, destruyen, arrasan, cercenan y violan, no ya los principios rectores de los Derechos Humanos, sino directa y plenamente, su articulado.

Si el progreso nos lleva a romper los Derechos Fundamentales, los fundamentos de nuestra sociedad y los criterios morales básicos, será más bien un regreso a los tiempos más oscuros de nuestra historia y que más daño han hecho a los ciudadanos.... A lo mejor deben de hacérselo mirar aquellos que defienden el Derecho al aborto y, sobre todo, los que defienden que una menor posea dicho supuesto derecho, cuando no puede conducir por poner en riesgo la vida del resto.... ¡Manda güevos!