Lo primero la tumba del bipartidismo es una realidad que se está dando tras los resultados de las elecciones francesas donde el partido socialista francés mayoritario con Mitterrand en la década de los 80s llama a casi disolverse tras los resultados electorales de los 2022, apenas poco más de un 1% obliga a vender su “Ferraz” la sede francesa del PSF es un palacete del siglo XVIII ubicado en la calle Solferino de la capital francesa y adquirido en esas fechas de resultados más benignos; con ese escuálido voto dado por el votante socialista a la hispano-francesa Anne Hidalgo, no da para seguir manteniéndolo, así pues, solo le queda su “tacita de plata” particular la Alcaldía de París.

La cuestión final, por contundente, es que ni socialistas ni conservadores han pasado la reválida electoral francesa y se encuentran al borde de su tumba.

Lo otro, lo segundo “tumbar el bipartidismo” es más una necesidad para la salubridad de la política española y de España mismamente, de la que algunos aún no han hecho virtud.

40 años de política ideológica de interés de partido con un objetivo único “el poder cueste lo que cueste” y en esto se llevan a partes igual la responsabilidad, la derecha y la izquierda, porque si algo han creado durante estos años es un nutrido caldo de cultivo fiel reflejo de lo que hoy es España.

Aunque socialmente se haya producido una evolución, eso es bueno, la misma sociedad lo ha hecho fruto, sin duda, de la enseñanza, del acervo político recibido durante el último periodo de la transición hacia el menosprecio, la infravaloración del estado español dejando de sentirse responsable como titular principal del mismo, pareciese que no pertenecen, que no sienten, que no entiende lo que son.

Y eso es así por lo expuesto: el bipartidismo ha mostrado con su política que, como su objetivo único “el poder por el poder” da igual con quienes hayan llegado acompañados, es coautor del actual estado de cosas.

La sociedad se ha tornado indiferente al sentimiento de pertenencia, la teoría de Smend de integración, de tratar al individuo como parte dinámica del estado, como parte de un grupo ya no es suficiente. Y la teoría normativa de Kelsen digamos que directamente ha desaparecido, el bipartidismo ha dado a entender “qué ley qué norma ata, pega, une la dinámica del individuo al estado si ellos la han desvirtuado”.

Es por ello que cuanto antes terminen de cavar su tumba, más posibilidades tiene España de cambiar el destino al que ha sido abocada y no es otra que su desaparición.

Tumbar el bipartidismo debe ser el objetivo, los franceses ya se han encargado del suyo.