Mientras la invasión de Ucrania continúa y asistimos a las imágenes más aterradoras que nunca hubiéramos imaginado jamás en pleno S XXI y que no dejan de estremecernos, las de ayer en una estación con civiles muertos y entre ellos niños todavía las tenemos en la retina, en España la vida continúa y se adoptan decisiones que afectan al futuro de nuestra sociedad.

Se han aprobado en los últimos diez días una nueva ley para regular la Formación Profesional y está semana un nuevo Bachillerato. Empezando por la primera se apuesta por adaptar la formación a la demanda de profesionales que tiene el mercado, y por enésima vez se quiere apostar por la formación dual, que no acaba de calar en nuestro país.

Formación Profesional

Existe una queja generalizada del sector empresarial que no encuentra profesionales que desarrollen los trabajos y los oficios que necesitan. Esto sucede en mayor medida en oficios ligados a la construcción, al transporte, a la hostelería...

Además, existen nuevas demandas de futuro ligadas a la digitalización y a la transición ecológica que van a necesitar formación profesional de grado medio. Las previsiones para 2025 identifican que el 49% de los puestos de trabajo requerirán una cualificación intermedia.

Es por lo tanto fundamental establecer una buena correlación entre la formación que eligen los jóvenes y la demanda del mercado. Sería muy importante que de manera clara y decidida se apoyara la formación dual, es decir, que de una vez por todas en España los jóvenes realizarán prácticas en empresas al mismo tiempo que desarrollan los estudios. Los datos en España siguen siendo ínfimos y los avances en los últimos años raquíticos, estamos en torno a 33.000 alumnos que desarrollan prácticas en empresas.

En Alemania, que es la cuna de la Formación Dual y por eso entre otras muchas cosas su sistema económico es muy robusto, hay más de 500.000 estudiantes de formación profesional que realizan prácticas en las empresas.

No parece que sea muy difícil copiar y reproducir el modelo alemán, que tan buenos resultados ha dado a su país. Es necesario tomárselo en serio y ponerlo de una vez en marcha.

Nuevo Bachillerato

En cuanto al recién aprobado Bachillerato, esta semana por el Consejo de Ministros y respecto del cual las CCAA cuentan con seis meses para incorporar modificaciones, los alumnos podrán elegir entre cuatro opciones: Ciencias y Tecnología, Humanidades y Ciencias Sociales, Artes o General de nueva creación.

Este nuevo modelo se debate entre lo que supone un sistema que está pensando en el desarrollo de habilidades y capacidades en los alumnos y otro más asentado en el estudio y la memoria.

En este punto parece que ambas cuestiones son importantes: tanto tener habilidades y capacidad de comunicar y dar soluciones, como memorizar que es algo que sigue siendo relevante si quieres dar soluciones inmediatas a las cuestiones que se puedan plantear sin tener que empezar por averiguar qué es lo que tienes que buscar en internet, si quieres tener una respuesta a tus inquietudes.

Ahora bien, no parece una apuesta por el esfuerzo y el aprendizaje que este nuevo Bachillerato se pueda superar en tres años y que se pueda hacer con una materia suspendida.

Tampoco parece nada acertado suprimir la historia hasta 1812 con la excusa de que se ha estudiado en las etapas de escolarización anterior. Los alumnos antes de comenzar el Bachillerato estudian cuatro cosas de historia y cuando han pasado los años no se acuerdan ni de la mitad. Hay algo muy claro y es que España no tiene una buena posición en el informe más importante que se realiza por la OCDE a nivel mundial para evaluar a los estudiantes (informe PISA). Razón de más para haberse  empleado en diseñar un buen modelo educativo más exigente y basado en el esfuerzo de los estudiantes que nos permitiera mejorar sustancialmente las competencias de los futuros profesionales de nuestro país.

Me comentaba el otro día mi amiga Clara que su hija, que ahora está en segundo de Criminología dice que cree que no le gusta lo que está estudiando, no entendía nada, que después de dos años de pagar la universidad y del tiempo invertido, cómo ahora podía pensar que no le gustaba. ¡Se sentía frustrada!

Realmente creo que el principal y gran problema de fondo del sistema educativo español es que no hay una orientación, ni tampoco la suficiente información que se debería de ofrecer a los estudiantes mientras que cursan la educación secundaria y el Bachillerato para que tengan suficientes elementos de juicio que les permita elegir correctamente la formación que quieren realizar y que sea acorde a sus expectativas profesionales. Mientras que no se aborde de manera rigurosa y organizada esta cuestión seguiremos teniendo por ejemplo, el doble de estudiantes de magisterio de los que necesita el mercado. Un montón de estudiantes con vocación que tienen que acabar trabajando en cualquier otra actividad y que nada tiene que ver con la formación adquirida.

En definitiva, se pueden modificar e intentar mejorar los modelos de aprendizaje en nuestro país, pero la reforma del sistema educativo debería realmente abordar la adecuación entre la demanda del mercado y la formación de nuestros hijos.

El futuro de un país y de una sociedad tiene como pilar fundamental su sistema educativo, que donde se cimenta el futuro de su sociedad.