Firmado el armisticio en la Guerra Popular, otra guerra que se cierra en falso y con errores. Se da una salida al murciano, se permite que se mantenga Casado, aún de forma testimonial, se prepara un congreso que parezca democrático, pero esté ya amañado debidamente, y se coloca, a la carrera y sin mucha meditación, a Feijoo como candidato electoral.

Amén de las farsas democráticas que se organizan y considerando que Feijoo es una persona de alta preparación y competencia política demostrada, lo cierto es que esta decisión deja al PP con dos problemas fundamentales que no soluciona y difícilmente solucionará con esta decisión.

Tras la afirmación de Rajoy de que los conservadores y liberales se fueran del partido, el PP se convirtió en una empresa de colocación de personal y gestión electoral que había perdido su ideología, lo que permite el nacimiento de diversos partidos de centro derecha e ideología como DLP, VOX, PL, e incluso Cs, pues el abandono ideológico era diverso; pero, con esta decisión, no alcanzamos a ver que Feijoo sea un rearme ideológico potente, máxime cuando en Galicia ha obtenido las mayorías absolutas por comerse el electorado de la izquierda, de Las Mareas, que le votan aplaudiendo con las orejas.

Permitamos que Feijoo y ese congreso, poco democrático por aliñado, sea el que determine la potencia ideológica del PP... ya veremos, aunque me temo no sea así.

El segundo de los problemas es aún más serio y ya vivido por la derecha en otros momentos, cual es que Feijoo se convierte en líder de la oposición, pero no tiene presencia parlamentaria en el Congreso de los Diputados, que es donde se desarrolla el debate más potente y el enfrentamiento con el gobierno. Este problema no tiene solución, ni podemos esperar a la caída de la flor, no es diputado y no puede dirigir la oposición, lo que queda inexorablemente en manos de Santiago Abascal, que lo hará con potencia, seriedad y rotundamente, de forma que el PP quedará como un subalterno parlamentario dirigido por un o una secundón/a, lo que provocará un daño electoral muy relevante.

Una alternativa para Feijoo es conseguir la refundación del PP con la entrada en el mismo de todos los partidos de centro-derecha que se encuentran en el mercado, desde VOX al más pequeño, dejando fuera de dicho entente únicamente a la extrema derecha no democrática, de forma que se aglutine el voto desde Cs a Vox sin complejos, sin miedos, sin disputas y en torno a un mínimo común denominador: la libertad, España, nuestra unidad en la diversidad, la democracia y su regeneración ética de la política sin atajos y fruto del esfuerzo y el trabajo común.

Personalmente me hubiere parecido más inteligente no inmolar un líder y haber creado una gestora compuesta por tres mujeres que sostengan las riendas de la situación. De forma que, Cayetana Álvarez de Toledo fuese la que se convirtiese en la líder de la oposición en el Congreso; Isabel Díaz Ayuso liderase las comunidades autónomas y Ana Beltrán ostentase el día a día y la gestión del partido. Ellas juntas, no revueltas, como un órgano colegiado, preparar el camino de un líder/lideresa que, con fuerza, programa, redefinición precisa e ideologización clara, presentar a un congreso al que los militantes pudieran acudir a decidir la presentación de un proyecto nuevo y reforzado, y al que pudieran acudir el resto de partidos de la derecha democrática.

Con ese modelo no se pierde la presencia en las Cortes y la jefatura de la oposición, no se pierde el poder de las comunidades, ni se deja una herida abierta en el partido sin rumbo ni criterio.

Además, si Feijoo se convierte en líder del PP, ¿dejará Galicia? Él es quien aglutina el voto gallego ¿qué sucederá si él no está? Si no deja Galicia, ¿cómo compatibilizará ambos cargos? Y finalmente, Feijoo tiene alguna foto poco edificante, ¿hasta qué punto resucitarán esos muertos y qué daños puedan causar?

Por lo expuesto, no descarto a Feijoo como presidente del PP, pero creo que el camino directo no es el mejor y que una gestora feminista de verdad, y no "feminazi" o "florifeminista", serían alternativas temporales mucho más sólidas y haría el nombramiento de Feijoo más democrático y fuerte.