Armando, presidente de Cocetra, subido en su tractor

Armando, presidente de Cocetra, subido en su tractor Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

El campo

"Sin nosotros no se come": 350 agricultores de tres provincias de CyL demuestran que la unión hace la fuerza

Están dentro de la cooperativa Cocetra, que nació en el año 1982 y que tiene su sede en el municipio vallisoletano de Castrejón de Trabancos.

Más información: "No es difícil arruinarse trabajando": el mensaje de un agricultor que ama su trabajo en la provincia de Valladolid

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Fue en febrero de 1982 cuando nace Cocetra, gracias a la asociación de unos 50 agricultores que se juntaron con el fin de formar una cooperativa, motivados por la necesidad de hacer más rentables sus explotaciones agrícolas.

Por aquel entonces, la principal actividad pasaba por elaborar en conjunto la compra de todos los productos necesarios para desarrollar su actividad, también centrados en la venta de producciones. Algo que se mantiene, pero que se ha ampliado.

Poco a poco ese número de actividades aumentó y también el de socios. En 1995 se creó una sección para la explotación de maquinaria en común, principalmente pensada para la recolección de remolacha que “ha dado muy buenos resultados”, como aseguran en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León.

En la actualidad Cocetra de Castrejón de Trabancos es una cooperativa dedicada a la prestación de servicios a sus socios. Han pasado de ser 50, en su creación, a 350 en la actualidad. Y su sede se ubica en el mismo municipio vallisoletano que cuenta con 176 habitantes según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

“La cooperativa se dedica, en la actualidad, a prestar servicios a sus socios, tanto de logística, administración, maquinaria en común, también asesoramiento, carburantes, fitosanitarios, fertilizantes o ferretería”, explica Moisés Santana, alcalde de Castrejón de Trabancos y diputado provincial del Servicio de Promoción Agroalimentaria y Consumo.

Trabajadores en la cooperativa

Trabajadores en la cooperativa Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

El principal objetivo, como añade Armando Caballero, presidente de la agrupación desde el 2006, pasa por conseguir que los socios “tengan a su disposición unas instalaciones y unos profesionales que les puedan ayudar y asesorar en su trabajo diario”.

Asentamiento de población en Castrejón de Trabancos

“Cocetra abarca en la actualidad un total de 350 socios. Agricultores de pueblos de la provincia de Salamanca, Valladolid o Ávila. Entre ellos, Castronuño, Alaejos, Castrejón o Sieteiglesias de Trabancos, El Carpio, Fresno el Viejo, Torrecilla de la Orden, Tarazona de Guareña, Cantalapiedra o Madrigal de las Altas Torres”, asegura Moisés Santana.

El diputado provincial añade que, de esos 350 socios, “más del 80% compran todos los productos, en una cooperativa que cuenta con nueve trabajadores, para llevar a cabo sus trabajos en el campo”.

“El peso de la cooperativa en Castrejón es muy grande. Muchos de los socios y proveedores pasan por aquí, por la tienda, o a tomarse un café. Además, asienta población con esos trabajadores. Dos viven en nuestro pueblo y los otros en cercanos. Si no estuviera la cooperativa se marcharían a la ciudad”, añade el también alcalde del municipio donde se asienta la sede.

La sede de la cooperativa en Castrejón de Trabancos

La sede de la cooperativa en Castrejón de Trabancos Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

La comercialización de los cereales, el servicio al socio de semillas o abonos, la tramitación de seguros, taller mecánico con tres personas trabajando para ello o la gestión de trámites administrativos y preparación de documentación para las administraciones son algunos de los servicios que aporta dicha cooperativa.

Armando, un apasionado de la agricultura

“Me considero una persona normal, tranquila y muy sencilla. Un amante de mi profesión a la que quiero con todas mis fuerzas”, asegura Armando Caballero Vadillo, el que es, desde diciembre de 2006, el presidente de Cocetra.

Nació en Valladolid, hace 52 años. Empezó a trabajar a los 28 en la agricultura para ponerse al frente de la explotación familiar con la que cuenta en la localidad vallisoletana de Alaejos.

“Siempre me ha gustado la agricultura. Mi padre intentó que no siguiera sus pasos, pero no le hice caso. Cuando él se prejubila, en 2002, me pongo yo al frente en una explotación que, además de Alaejos, abarca pueblos aledaños”, explica Armando.

Allí cuenta con decenas de hectáreas en las que llega a contar con 15 cultivos diferentes incluidas las cebollas, la colza, los ajos, la remolacha y también los garbanzos o alguna que otra viña para la elaboración del vino.

“Sin nosotros no se come”

En 2006 toma posesión como presidente después de que el anterior Consejo Rector se jubilara. Se lo ofrecieron, cuando él tenía solo 33 años. Se lanzó a la piscina y afrontó el reto, hasta hoy.

El objetivo principal es que la unión haga la fuerza y que, para esos 350 socios de la cooperativa, la vida sea un poco más fácil a la hora de vender sus productos o de comprar los diferentes elementos necesarios para realizar su actividad.

Armando trabajando

Armando trabajando Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León

“Lo importante es hacer fuerza entre todos. El acoger a todos los agricultores de diferentes pueblos que se quieran adherir para ayudarles. Debemos también involucrar a la gente joven porque es el futuro y los que tendrán que seguir escribiendo la historia de la cooperativa”, añade Armando.

Añade que “si no hay agricultura en el mundo rural, todo se pierde” y hace un llamamiento a las administraciones para que apoyen también al mundo agrícola, al ganadero, que “son los únicos capaces de crear población en los pueblos”, señala.

Sin nosotros no se come. Los agricultores cada vez estamos más y mejor formados y tenemos que estar orgullosos de nuestra profesión”, afirma alzando la voz.

Apuesta por el mundo rural

Moisés Santana, diputado provincial del Servicio de Promoción Agroalimentaria y Consumo de la Diputación de Valladolid es “optimista” mirando al futuro y en continuar con la apuesta por el “mundo rural”.

“Los consultorios médicos deben estar abiertos en los pueblos y la Junta lo está haciendo y el papel de las diputaciones, con ayudas para la vivienda o subvenciones para actividades culturales o deportivas en los diferentes municipios es muy importante”, añade Santana.

Añade que el objetivo que se marca la Diputación de Valladolid pasa por “conseguir que los pueblos tengan los mismos servicios que la ciudad” y ensalza el apoyo en “servicios sociales, conectividad o creación de polígonos en localidades o de las ayudas que se conceden para mantener los caminos rurales” para que esto se produzca.

“Desde la Diputación de Valladolid queremos que nuestros pueblos sigan teniendo vida. Que las empresas apuesten por estos pequeños municipios. También debemos poner en valor el mundo agrícola que tanto bien nos hace, recordando el trabajo de nuestros antepasados. Yo estoy orgulloso de ser de pueblo”, finaliza el diputado provincial.