La guerra de Ucrania y la galopante inflación siguen siendo claves en la minoración de la recuperación económica en Castilla y León, como en el resto de España y de los países de nuestro entorno. El Colegio de Economistas de Castilla y León (Ecova) alerta del "descenso alarmante de las previsiones de crecimiento para la Comunidad", tónica que se hace extensiva a las del conjunto de la nación.

Así, el Ecova se suma a las correcciones que ya adelantó en su día el Banco de España, que prevé que el PIB de Castilla y León cierre entre un 3 y un 3,6% en 2022, muy lejos del 7% que se vaticinaba antes del estallido de la guerra en Ucrania. 

Unas previsiones que cotizan a la baja para un 2023 que presumiblemente podría cerrar con un crecimiento en la Comunidad que se movería en una horquilla de entre el 2,3 y el 2,9%, con "una inflación (hoy en el 11%) que se espera siga creciendo y se mantenga en los dos dígitos, al menos, hasta mediados de verano".

A pesar de que durante el primer trimestre del año ha habido un crecimiento consolidado del consumo en la Comunidad y un aumento de las balanzas comerciales, se trata de un dato a tener en cuenta "con reservas" dado que durante prácticamente los dos primeros meses del año, la variable de la guerra en Ucrania (desatada el 24 de febrero) no había entrado a formar parte del análisis macroeconómico.

Juan Carlos de Margarida, decano del Colegio de Economistas de Castilla y León, ha presentado hoy un informe sobre perspectivas económicas y balance comercial de la Comunidad en el mercado exterior, en el que destaca que "la inflación y los precios de la energía marcarán el futuro de las empresas de la región y sus balances comerciales", con una previsión de que el conflicto armado desatado por Rusia mar

La constante subida de los precios y en especial los de la energía, marcarán el futuro de las empresas de la región, con un aumento de las exportaciones o un déficit de la balanza comercial, que en 2021, con un incremento del 41,24%, superó las cifras de 2019 (el año 2020 no se tiene en cuenta por el parón económico producido por la pandemia). De hecho, Castilla y León se encuentra ya en el séptimo lugar en el ranking nacional de comunidades exportadoras y en el octavo en cuanto al número de empresas que se dedican a la exportación.

Sin embargo, el parque empresarial de Castilla y León carece de músculo capaz de enfrentarse con mayores probabilidades de éxito a una crisis como la actual, dado que "hay muchas empresas que exportan muy poco y de forma irregular, y muy pocas que exportan mucho".

Además, existe una excesiva dependencia de un mercado, el europeo, que cuando hay estabilidad es el mercado más seguro, pero que en las actuales circunstancias, supone un límite en el crecimiento económico para las empresas de la región.

Así, De Margarida insiste en la necesidad de "buscar mercados emergentes en Asia" para mejorar las cuentas de las empresas y así poder reducir costes y ganar en competitividad. Es precisamente el hecho de estar vendiendo en el mercado europeo a costes mayores que nuestros competidores debido a los altos costes de producción, lo que hace perder cuota de negocio al tejido productivo de Castilla y León.

La solución "momentánea" pasa por "reducir los márgenes de beneficios para mantener los precios y ser competitivos", pero esta senda no es la debida en la naturaleza de cualquier negocio.

Las cadenas de suministros se verán afectadas

El decano del Ecova ha resaltado que "la inflación desbocada y la escasez de productos energéticos y agrícolas" marcarán el futuro de las cadenas de suministros. "Las empresas exportadoras de Castilla y León no venden más sino más caro que antes debido a la inflación, por lo que este saldo comercial se está centrando en el valor de lo que se vende".

En este sentido, De Margarida insiste en que "cuanto más vendamos fuera de la UE, más posibilidades de mejorar la balanza comercial de las empresas", en un escenario geopolítico marcado por la "incertidumbre" que lastra el consumo y la inversión.

Uno de los términos que más cuesta pronunciar por el efecto que puede tener precisamente en la confianza del consumidor, fundamental para que la economía funcione, es el de "recesión". A él se ha referido De Margarida hoy cuando ha avanzado que "es posible que se dé una recesión en Europa, si bien España está en una posición beneficiosa en el sentido de que sus efectos se harían notar aquí más tarde".

Para paliar los efectos de la crisis, el Ecova recomienda a Castilla y León que "se centre en la diversificación de nuestras exportaciones y de nuestras cadenas de suministro, relocalización de las empresas, renacionalización; y en una menor dependencia de Asia en importaciones, así como en revalorizar nuestros territorios y mejorar el posicionamiento de insumos para poder sustituirlos en caso de crisis como la actual".

Es el mercado de las importaciones en el actual contexto internacional marcado por la invasión de Rusia en Ucrania el que más preocupa al Ecova. Cabe la posibilidad de que se vean interrumpidas las importaciones de materias primas básicas para nuestra industria, lo que podría desembocar en una "paralización sin precedentes de la industria y la extinción de los beneficios de las empresas", lo cual generaría una ola de ajustes en las plantillas, mayor desempleo y un mayor coste laboral de los presupuestos públicos que habría que reorientar hacia mayores coberturas sociales.

Imprescindible el apoyo de la Unión Europea 

El aumento de los costes energéticos ha llevado a erosionar buena parte de la industria española, y también castellano y leonesa, especialmente dependiente esta última de la automoción.

En este sentido, Margarida apela a una "colaboración público-privada sin precedentes para mejorar las exportaciones, así como escuchar las demandas de las empresas que están en una situación muy delicada para mantener el empleo", y evitar así llegar a "balances incluso negativos" para las pyme.

En referencia a los Fondos Next Generation, el informe del Ecova advierte de que "no deben desviarse para paliar los efectos de la guerra sino para impulsar las exportaciones y reactivación de la economía para las generaciones futuras", como siempre ha sostenido De Margarida.

No obstante, el decano del Colegio de Economistas también pone encima de la mesa una realidad: estas ayudas europeas llegan en unas circunstancias en las que "ya no tendrán el mismo soporte sobre el cual actuar debido al impacto de la guerra de Ucrania, por lo que quizá habrá que esperar" para ejecutarlos.

Este año y el próximo seguirán marcados por el contexto internacional, la reacción que tenga la Economía a la retirada de compra de deuda anunciada por el Banco Central Europeo, que obligará a buscar nuevos mercados donde colocar esa deuda a un interés que habrá que pagar con el correspondiente mayor endeudamiento de las cuentas públicas, y el efecto que tendrá la previsible subida de los tipos de interés para intentar contener la actual desorbitada inflación.