El Real Valladolid decidió lanzarse al mercado de fichajes de invierno con un claro objetivo: mejorar sus prestaciones. Con las lesiones para varias semanas de Darwin Machís y Salim Amallah, el club blanquivioleta se ha quedado únicamente con Cyle Larin y Martín Hongla, sancionado esta última jornada, como los jugadores que vinieron a reforzar una plantilla muy mermada.

Y es que, a excepción del marroquí, que ha disputado muy pocos minutos y ahora está en la enfermería, los tres restantes son de las pocas notas positivas del equipo tras el parón del mundial. Hongla ha sido el encargado de dar el empaque que le faltaba al equipo de Pacheta en el medio campo. Buena prueba de ello ha sido el partido de este pasado viernes, donde su ausencia mermó absolutamente al conjunto pucelano, que perdía una y otra vez los duelos físicos con los jugadores del Athletic Club de Bilbao.

El camerunés se ha convertido desde su llegada en un fijo en el esquema de Pacheta. Empezó de central, donde sus dotes y el ser un centrocampista puro dejaron un fiel reflejo de su buen hacer sacando el balón. Con el transcurso de los partidos ascendió una línea más, haciéndose con el puesto de medio centro organizador y defensivo. Su físico y el buen toque han convertido a Hongla en una pieza imprescindible para lograr la salvación. 

Su ausencia, en un centro del campo con Kike, Monchu e Iván Sánchez, como ocurrió en el último encuentro, se vio acrecentada por la falta de contundencia en las acciones defensivas. Monchu intentó cubrir esa baja, pero no fue suficiente para evitar que Mikel Vesga y Dani García, con el enganche de Sancet, se hicieran dueños y señores del centro del campo.

La otra clave, como no podía ser de otra manera, es Cyle Larin. El canadiense solo ha necesitado ocho partidos para colocarse, junto a Sergio León (22 partidos), como máximo goleador del equipo. El canadiense ha anotado ya cinco tantos, lo que supone el 25% de los marcados por todo el equipo. Unas cifras que dan motivos para poder confiar, aunque también reflejan la evidente falta de gol del resto de los futbolistas.

Y es que si quitamos los goles de León y Larin, el Real Valladolid ha anotado tan solo 10 tantos en 26 jornadas. Unos datos que ponen de manifiesto la carencia goleadora de las segunda línea del Pucela. Incluso algunos de los jugadores de ataque como Gonzalo Plata no han logrado anotar. Otros como Plano, indiscutibles en el sistema, únicamente han anotado uno. 

De esta manera, dos recién llegados como Hongla y Larin se han convertido en los dos clavos ardiendo a los que debe sujetarse el Real Valladolid si es que quiere lograr la salvación.