El actor Álvaro Morte visitó este martes El Hormiguero, tomando así el testigo de Ana Peleteiro, la invitada del lunes. El artista andaluz, que ya ha visitado el programa en otras ocasiones, promocionaba esta vez su nueva película, Inmaculate, que se estrena el día 1 de mayo.

La cinta, de género de terror, narra “la historia de la hermana Cecilia (Sydney Sweeney) y la aceptan en una congregación en Italia. Tira para allá, y sin haber tenido contacto con ningún hombre hay un momento en el que resulta que está embarazada. Y no puedo contar mucho más”, avanzaba sobre la trama.

Su personaje es un sacerdote y biólogo, y Pablo Motos, el presentador, le preguntó sobre cómo una persona puede analizar un fenómeno siendo científico y creyente. “Arranca biología, pero encuentra el camino de la fe y decide ir a otro lado, pero esa mente sigue estando ahí”, detallaba el invitado. Sobre el proyecto, también contó que lo consiguió gracias a la propia Sydney Sweeney, protagonista y productora de la cinta, a la que conoció en Madrid. “Me dijo: buscábamos un actor italiano, no dábamos con lo que buscábamos y te vimos en la cena y pensamos que podrías ser tú”.

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De Inmaculate, el intérprete destacó que “más allá de ser una película de entretenimiento y de disfrutar el terror, tiene capas”. Así, destacó que tratan temas como la maternidad, el feminismo, o “un mundo en el que la mayoría de la gente que vive ahí son mujeres, pero las dirige un hombre. Son temas que hay que poner sobre la mesa y de los que hay que hablar”.

En en tramo final de la entrevista, antes de pasar a jugar con Trancas y Barrancas, Álvaro Morte contó una peculiar anécdota de una prueba de vestuario. Le citaron en un local, y él decidió ir por sus propios medios; cuando llegó, nadie le abría. Al rato le abrió un hombre que comenzó a ponerle nervioso con su ritmo de trabajo.

Él estaba sin ropa, y llegó un momento en el que decidió presentarse a aquella persona. Dijo su nombre, el otro le respondió que él se llamaba Jairo, y sin saber cómo, el actor acabó dándole un cariñoso gesto de saludo. “Abracé a Jairo desnudito, como estaba”, bromeó, recreando la situación con Pablo Motos. Además, detalló que este trabajador llevaba un metro en la mano para tomarle las medidas.

Esto permitió al presentador valenciano a preguntar por la razón por la que sus vecinos pensaron que grababa porno. “Te pones a ensayar escenas, y a veces te tocan escenas que a lo mejo tienes que matar a alguien y creen que es otra cosa”, avanzaba el andaluz. También detalló que en las casas hay muros de diferentes calidades “y hay cosas que se escuchan más y otras menos. Nos dijeron que si grabábamos películas porno nos cortásemos un poco”, se sinceró.