Desde que se estrenase en el año 2016, en el plató de First Dates hemos visto cita para todos los gustos. Exitosas, desastrosas, románticas, pasionales, frías, surrealistas. El programa que presenta Carlos Sobera tiene como objetivo que sus participantes encuentren el amor a través de una cita a ciegas en un restaurante que, como sabemos, no es más que un plató de televisión perfectamente adaptado y decorado. Y ese es el mayor acierto del dating show, que a pesar de llevar tantas temporadas en pantalla, la gente todavía logre olvidarse de que está haciendo televisión y se sienta realmente cómoda, como si fuese un restaurante como cualquier otro.

Una muestra de esto lo vimos en una de las citas de la pasada semana. El programa unió a Roser y a Albert en una de sus mesas, y entre ellos no hubo química. Fueron educados, pero era más que evidente que no se habían gustado. Y durante el encuentro, sorprendió cómo Albert realizó una queja de lo más llamativa: criticó que las raciones fueran escasas. “Voy a venir más aquí porque ponen poca cantidad”, exclamó el comensal, que olvidaba que no estaba allí precisamente para cenar, sino para conocer a otra persona y hacer un poco de show para aquellos que están en su casa, observando cómo suceden los encuentros.

La magia que tiene First Dates traspasa la pantalla, y realmente nos hacen creer que aquello es un restaurante al uso, como otro cualquiera. De sobra sabemos que quienes cenan en otras mesas no son más que meros figurantes, que hacen como si cenasen, y llegan a convencer al espectador y también a comensales de que todo es auténtico.

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En ese sentido, hay que recordar que aunque First Dates nos vende una fantasía de cenas románticas, en realidad, las citas se pueden grabar en cualquier momento de la jornada, y lo mismo en realidad estamos asistiendo a un desayuno, o a una cena. Las grabaciones del programa se realizan desde primera hora de la mañana hasta bien entrada la tarde, y, de ahí que haya personas que tengan más o menos apetito. Sin contar, por supuesto, que los nervios le pueden cerrar el estómago al más pintado.

Imagen de una cita de 'First Dates'

Consultados por este portal, algunos comensales han asegurado que han salido con más hambre que con la que entraron a la grabación, sobre todo, si su cita tiene lugar por la tarde, ya que son citados horas antes para el maquillaje, la elección del vestuario y otras labores propias de la producción. En otras ocasiones, el reloj ha delatado que realmente no era una cena lo que veíamos, como la vez que asistió Charo Reina y se pudo ver que el encuentro tuvo lugar a las once y media de la mañana.

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No hay que olvidar que cuando alguien se inscribe en el casting de First Dates no tiene que pensar en qué va a degustar, por más que al tomar la comanda todos los platos tengan nombres de lo más exótico. A First Dates se va a hablar y a intentar conocer a la persona que el equipo te ha puesto delante, no a comer. De ahí que las raciones sean escasas, ver a la gente masticando en televisión no es algo que suele quedar demasiado bien, y lo que se buscan son conversaciones interesantes, que demuestren los puntos de vista contrarios o complementarios de los solteros.

A pesar de todo, la comida ha dado a lo largo de estos seis años todo tipo de momentazos. Desde personas que han pedido llevarse en un tupper las sobras de su cita si ha comido poco a otros que se les corta el rollo al ver su pretendiente hablar con la boca llena o eructar. Sin olvidarnos de casos como el de la soltera que se embadurnó con los alimentos para explicar su forma de ver la vida. Y todos los casos que estarán por llegar.