Opinión

El oráculo de Landaben

El presidente de EEUU, Joe Biden, se une a la huelga del sindicato United Auto Workers,  en Bellville (Michigan).

El presidente de EEUU, Joe Biden, se une a la huelga del sindicato United Auto Workers, en Bellville (Michigan).

A bastantes personas les sorprendió el presidente Biden encabezando una manifestación de los empleados de la automoción en Detroit, Michigan. "Huelga vertical", lo han llamado otros. Desde el prisma político de que en 2024 hay elecciones presidenciales, es una forma de fidelizar y asegurar el voto conquistado en 2020 a los republicanos en Michigan. Por ello, Trump decidió pasar del debate con los otros candidatos republicanos y pasearse también por la cuna del automóvil para recuperar ese Estado.

Si nos centramos en las palabras pronunciadas por el octogenario presidente ("Salvasteis la industria de la automoción. Hicisteis un montón de sacrificios. Las empresas estaban en problemas. Ahora les va increíblemente bien y, sabed qué, a vosotros también os debería ir bien"), el mensaje es claro. Y está en la línea de la socialdemocracia o cuando menos de la democracia cristiana.

Mientras, a nuestra presidenta foral progresista y socialista María Chivite no le gusta que se hable de Volkswagen, y el tema la pone tensa. Aunque cambia pronto de opinión para ejercer de augur, y cual oráculo de Delfos declara que a VW le ira bien. No sabemos si al decir esto se atreverá a meter la mano en la boca de la verdad de Roma. El tiempo saca la verdad y ahora conocemos que en abril ya se sabía lo de la fábrica de pilas, aunque la plantilla se enteró en agosto durante las vacaciones y por la prensa.

A su vez, el señor Alzórriz suspende en restar. Dice que "hay ciertos trabajadores que no van a poder estar". Concretamente, cuatrocientos. La fábrica de pilas serán unos doscientos. Si estuviera dentro de VW, serían doscientos menos. Claro, que esto ya se sabía, "era una noticia esperada", es por tanto un mal menor asumido. Daño colateral que no cuadra con una de las versiones de La Internacional: "que el trabajo sea el sostén que a todos de su abundancia hará gozar".

Estos días vivimos negociaciones paralelas. Por un lado, las de lograr la investidura, según ha manifestado el señor Sánchez, son complejas. De otro, el convenio de VW. Ambas negociaciones seguidas por muchos.

Negociar un convenio es complejo para ambas partes. Los representantes de la empresa deben cumplir los objetivos fijados por el consejo de administración: reducir costes y aumentar beneficios. Los representantes de los trabajadores quieren ganar más, trabajar menos y en mejores condiciones ergonómicas, ambientales y psicosociales. Cada vez hay más estrés y ansiedad laborales, cuatro de cada cien trabajadores tendrá una baja por patología mental este año.

En cualquier negociación, quien controla el relato y la agenda tiene muchos puntos para conseguir sus objetivos.

Madrid es una macro urbe y nos queda un poco lejos para conocer los entresijos de las negociaciones de la investidura. Aunque debiéramos decir la "compra" de la investidura.

Sin embargo, Pamplona es un pañuelo y es fácil que conozcas alguien que trabaja en VW. Estos días las fotocopiadoras de las secciones sindicales en VW echan humo. A su vez el responsable de comunicación de VW no para de lanzar notas de prensa. Busquen en Europa Press o EFE.

En este caso, VW manda en el relato. Y en cuanto a la agenda, un dato. Los trabajadores de VW decidieron adelantar las elecciones sindicales para tener más tiempo y negociar el "Pacto por el futuro". La empresa no se ha sentado hasta octubre y ha marcado un calendario plagado de reuniones este mes. ¿Qué ha pasado durante este tiempo? Aparentemente nada.

O mucho. Las secciones sindicales lejos de preparar una plataforma única y esperar a la propuesta de la empresa, que es la que tiene el problema de adecuarse a las exigencias normativas dictadas por los políticos y al mercado venidero derivado de ellas, han optado por "política sindical" o como dice un amigo "pornografía sindical", haciendo una tormenta de ideas, algunas intentando organizar a la empresa.

Leyendo entre líneas el objetivo de la empresa es reducir el absentismo y aumentar la productividad. La solución es el rejuveneciendo de la plantilla. La experiencia nos dice que eso es lanzar el balón para adelante y no atajar el problema de raíz y buscar las causas reales. Por ello, el absentismo seguirá.

En cuanto a la productividad, se puede hacer aumentando la velocidad de la cadena, algo difícil para una cadena que va a 54 sg./coche, o disminuyendo el personal. Por lo publicado, de ahí los cuatrocientos excedentes.

Queda por ver cómo se harán esas salidas sí o sí. El contrato relevo se acaba este año. Se puede dar el agravio comparativo de irse en diciembre con contrato relevo y en enero ser invitado a salir perdiendo pensión.

El tiempo dirá si la pitonisa Chivite acierta que en 2027 se fabricarán 390.000 y la recuperación de esos cuatrocientos puestos. En los acuerdos previos del segundo y tercer modelo (2016 y 2019) se alcanzaban cifras récord para este año 2023. El papel y las buenas intenciones lo aguantan todo, el mercado y los pedidos mandan.