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Viernes santo de la secta

Los últimos terroristas acercados de las cárceles andaluzas a País Vasco.

Los últimos terroristas acercados de las cárceles andaluzas a País Vasco.

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Semana Santa es tiempo de pasión, recogimiento y reflexión. Fieles y creyentes, más o menos practicantes, tradición de nuestra vieja Europa, seguimos una tradición con diferentes grados de fervor. Generalmente, unos se entregan a visitar templos, imágenes, reproducciones artísticas de los textos bíblicos, que muchos tenemos por sagrados. Otros disfrutan de momentos de asueto, molicie, vicio y distracción del espíritu e intentar evadirse de la realidad. Independientemente del grado de compromiso espiritual, la mayoría disfrutamos de unos días de vacaciones por tradición cristiana, apostólica, romana, incluidos aquellos que «odian» estas creencias. ¡Ay, el odio!

Viernes Santo, uno de los días más especiales. Se recuerda la pasión de Jesucristo. Según los evangelios, sufrió escarnio, tortura y crucifixión, como si nada de lo anterior hubiera bastado para castigar y conseguir la salvación del resto de almas. En el juicio celebrado, Poncio Pilatos dio a elegir entre liberar a Jesús, el Nazareno, o a Barrabás, un ladrón. El pueblo eligió a Barrabás.

La tradición de liberar a un preso data, al parecer, de la época de Juan II de Castilla en el siglo XV con la Ley del Perdón. Carlos III en una Orden Real, tras unos hechos ocurridos en Málaga, reguló este favor. La última regulación data del año 2015. Indulto no es lo mismo que amnistía. El condenado no queda exento de «cargos» y deber seguir asumiendo responsabilidades, como son los costes procesales o la asunción del delito. ¡Y una mierda!

El Derecho en España es una materia opinable por todos. Si fuera ciencia matemática, sumar 2 más 2 serían 4. Pero, al ser una confluencia de ideas y costumbres, 1 delito sumado a 1 delincuente puede resultar 1 liberado. El Derecho, de esta manera puede ser considerado como un «culo»: todos tenemos uno, al menos en la mayoría de la población humana.

Salvando las distancias, época, creencias y pensamientos, tenemos una secta al frente del gobierno de la nación: un líder —dos o tres, dado que sus acólitos diferencian a la persona del candidato y del electo—; poseen una ideología —ajustable a 17 comunidades, 2 ciudades autónomas, 52 provincias y resto de municipios—; el dogma de fe es tan variable que se celebra los viernes o día anterior a feriado, en caso de coincidir. Sus cimientos están sujetos a puntales radicales de resistencia. Una conjunción de «separatas», «filoterroristas», «comunistoides» y «nacionalistas racistas», elevaron al sumo sacerdote al mayor de los gañanes. Hasta su autobiografía fue escrita por otra —ojo, dato feminista—. ¿A qué precio? Ministerios, gastos, sueldazos y traiciones son parte de las condiciones.

De todas las canalladas, la más dolorosa es la traición a los españoles víctimas del terrorismo directas e indirectas. Los terroristas, alimañas de la sociedad, se arrepienten lo justito —según el modelo oficial—, y no pagan «obligaciones voluntarias» recogidas en sentencia como responsabilidad civil, tienen derechos humanos y son recibidos en «peste de multitudes» cuando son liberados sin cumplir la condena íntegra. Recuerdo una conversación con Don Francisco José Alcaraz hace años:

—Amigo Félix, los asesinos irán saliendo de prisión poco a poco, pese a no cumplir las condenas.

Los guardias civiles aprendíamos de memoria, llena de tristeza, apellidos de asesinos de compañeros, de familias, de niños: Henri Parot, Arizcuren Ruiz, Múgica Garmendia, Garikoitz Aspiazu, Urrusolo Sistiaga, López Riaño, Boligana, Urrutikoetxea Bengoetxea, Rubenach, Troitiño, Gallastegui, García Gaztelu, De Juana Chaos, Guiridi Lasa, Plá, Olarra, Lasarte... ¡mal nacidos! Disculpe, lector, duele hacer un resumen. Acumulan cientos, miles de años en condenas por asesinatos, estragos, dolor y haber seccionado la historia vital de tantas familias, rotas para el resto de la existencia. En 50 años de terrorismo cambiaron la historia de España. Ahora cambia viernes a viernes, semana a semana.

Las negociaciones y acuerdos ocultos del gobierno socialista de Rodríguez Zapatero, tras los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid, siguen ocultos. Resultado «viernes»: al menos 5 terroristas, 5, reciben beneficios penitenciarios de manera gratuita. Sánchez Pérez-Castejón, con «manu militari» Marlaska —otrora grande—, envía al norte a los desperdigados en establecimientos penitenciarios provinciales. En breve, las competencias penitenciarias serán transferidas a la comunidad autónoma vasca. Auguro una puesta en libertad inmediata de ellos, de todos, de los suyos.

Las Víctimas del Terrorismo llevamos un calvario semanal. Ya da igual. Las asociaciones más «ofendiditas», al sonido de la esquila ministerial subvencionada, hacen su nota de prensa y se «movilizan», recordando desde un sofá las hazañas cometidas. Quizá los lunes reciban el aviso para ir adelantando la historia del relato, donde los terroristas ganan y las víctimas seguimos llorando, huérfanas de justicia.