Opinión

Héroes e imprevisión en Palma de Mallorca

Los almirantes Cervera, Gravina y Churruca.

Los almirantes Cervera, Gravina y Churruca. Wikimedia Commons

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El 22 de marzo de 2021 el Ayuntamiento de Palma suprime del callejero los nombres de Federico Gravina, de Cosme Churruca y de Pascual Cervera. Marinos todos, y todos del s. XIX, héroes por defender nuestra nación, nuestra patria y suelo, nuestra tierra y sus gentes en su diversidad y en sus variadas sensibilidades.

No se trata de personajes embozados en la niebla de los siglos, hieráticas personificaciones ajenas a la actualidad y a una civilización que hoy muestra estertores de decadencia. Sino hombres cuyos sacrificios, audacias y valentías quedaron escritos, invitándonos a conocerlos para, como dijo Scheler, amarlos para hacernos parecidos a ellos en nuestro ser mismo.

Hay mucha generosidad en estos marinos porque sus hechos nos hablan de su grandeza de espíritu hacia todos nosotros.

Por la batalla de Trafalgar murieron tanto el teniente general Gravina como el brigadier Churruca. Fueron más allá del cumplimiento del deber, más allá de la responsabilidad exigible. Ambos intuían el triste final de una batalla perdida de antemano. Pero aun en esos instantes aportaron más, aportaron su propia vida para intentar alcanzar lo que era inaccesible. No por ellos, sino por las circunstancias de unos tiempos que no fueron propicios para una España con un Napoleón como dueño de Europa.

En el silencio de los mares pueden escucharse aún hoy sus voces; unas veces, clamando contra las adversidades que acongojan al hombre de todo tiempo; otras, en la cadencia de los momentos difíciles de cada persona: siempre la vida del héroe enjuga los momentos tristes haciéndonos más resilientes.

Han suprimido del callejero a unos hombres que honraban a la ciudad de Palma. Sus cualidades personales no pueden ser comprometidas por juicios sesgados porque son rasgos inconmovibles. Brillan por su pureza propia sin necesidad de ajenos apoyos.

Si, el Ayuntamiento de Palma ha borrado de sus calles a estos hombres, ahora explican que se trata del nombre de botadura de embarcaciones construidas en el s. XX. Yo creo que presenciamos una imprevisión si a la literalidad de los nombres de las calles nos referimos. Y creo, además, que presenciamos una actuación caprichosa, arbitraria, que no está amparada por la Constitución aún la concurrencia del principio de autonomía municipal del art. 140 CE.

Porque ¿cómo puede herirse el corazón de los hombres borrando lo que les ha seducido durante cientos de años?