'Naufragios' de Álvar Núñez.

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Naufragios de Álvar Núñez

Mario Martín Lucas
Publicada

El relato de los hechos conocidos alrededor del “Descubrimiento de Ámérica”, primero en clave de Cristobal Colón y luego a través de las peripecias de Hernán Cortés, Pizarro o Cabeza de Vaca, forman parte de las páginas más épicas de la historia de España.

Sin embargo el reputado dramaturgo José Sanchís Sinisterra, uno de nuestros más importantes en los últimos cincuenta años, establece un interesante paralelismo, entre aquellos "descubridores" y los inmigrantes que hoy se lanzan a surcar las aguas de cualquier mar, buscando un mundo mejor, atraídos por las imágenes que la globalización hace vomitar a través de cualesquiera pantallas, sean de televisiones, 'smartphones' u ordenadores.

Y para ello convierte el relato de la terrible historia de los cuatrocientos hombres que zarparon del puerto de Sanlúcar de Barrameda hace quinientos años, exactamente en los años veinte del siglo XVI, desesperados por el estado de sus propias vidas y condicionado su futuro, embarcaron bajo pabellones de la Corona y la Iglesia, para 'colonizar' la zona de La Florida, obnubilados bajo el oro que se anunciaba que inundaba aquellos parajes, de los que solo sobrevivieron cuatro para contarlo, sobre lo cual Cabeza de Vaca publicó, en 1542, sus odiseas en su libro Naufragios y comentarios. Aquellos y éstos, buscaban lo mismo: un mundo mejor para su futuro; aún a riesgo, de unos y otros, de acabar engullidos por aguas lejanas a sus propias tierras.

El texto de Sanchís-Sinisterra, como es habitual, juega con diferentes tiempos, entre el hoy y el pasado, saltando del uno al otro con absoluta continuidad y naturalidad, sometiendo al espectador a un cierto esfuerzo que, poco a poco, con el paso de la trama, va adquiriendo naturalidad, hasta convertir uno y otro, en las partes de un puzle que termina por revelarse perfecto.

Magüi Mira, directora del espectáculo, expareja de Sanchís-Sinisterra y madre de dos hijas con el autor, Clara (intérprete de Mariana en esta propuesta) y Helena (también profesional de vestuario en el mundo teatral), realiza una asombrosa dirección, algo a lo que nos tiene ya acostumbrados, volviendo a demostrar su solvencia para la composición de “coros” al modo del teatro clásico griego, que le sirve para componer una sobrecogedora escena inicial en esta obra, digna de ser utilizada en las escuelas de teatro para nuevos profesionales.

La creación visual es de una belleza que podríamos calificar como “operística”, que hace necesaria expresar la loa sobre ella; por infrecuente, es impactante; rotunda, por momentos sobrecogedora; potente visualmente; dando el terreno apropiado para que brille el trabajo de escenografía de Curt Allen Wilmer y Leticia Gañán que recrean el pesado fango de la selva por la que arrastran su condena las huestes de Narváez; la iluminación de José Manuel Guerra, el vestuario de Gabriela Salaverri, la música y el espacio sonoro de Jordi Francés o el movimiento escénico de María Mesas; pero lo que se percibe tiene su origen en algo más allá de cada uno de esos oficios técnicos y tiene que ver con la idea que subyace bajo su creación y eso es imputable a la magnífica dirección de Magüi Mira, sin duda lo más destacado de esta bellísima propuesta que guardaremos en nuestro recuerdo, aún con algún postrero desafine.

Dieciséis actores dan vida a los personajes creados por Sanchís-Sinisterra, con Jesús Noguero interpretando a Álvar Núñez Cabeza de Vaca, que vuelve a demostrar su capacidad actoral, aun pecando de cierta aceleración en los momentos en los que busca mayor carga dramática, siendo un gran ejemplo de que, en muchas ocasiones, menos es más. Pepón Nieto compone un creíble, Pánfilo Narváez, como jefe de la expedición, en cuyos perfiles podemos reconocer formas de hacer muy familiares en los políticos de nuestra contemporaneidad (fantástico ese guiño en el que canta “De España vengo, de España soy”). Jorge Basanta destaca en su rol de Esteban y junto a David Lorente (Dorestes) y Rulo Pardo (Castillo) concitan la mayor atención del público con sus apropiados trabajos. Clara Sanchís (Mariana), Nanda Abella (indígena), Pedro Almagro (Melchor Pérez), Olga Díaz (indígena), Karina Garantivá (Shila), Cruz García (indígena), Alberto Gómez Taboada (Figueroa), Lula Guedes (indígena), Kike del Río (Padre Suárez), Muriel Sánchez (Claudia) y Antonio Sansano (Alaniz), completan el elenco, con un sólido trabajo conjunto.

Una magnífica puesta en escena, de un texto hasta ahora nunca representado en un teatro, trayendo hasta hoy un periodo tan sugerente como fue la colonización de América por la España del siglo XVI, estableciendo puentes con el fenómeno que marca nuestra contemporaneidad en ésta siglo XXI, cual es la la inmigración, y todo ello de la mano de José Sanchís Sinisterra, Magüi Mira, un estupendo elenco y el soporte del Centro Dramático Nacional, supone una gran oportunidad para nuestros sentidos, que el buen aficionado teatral no puede dejar pasar. Imprescindible.

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