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El 'brexit' deja al Reino Unido indefenso frente a las multinacionales tecnológicas

'Brexit'.

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En estos momentos comienza un período de transición en el que el Reino Unido deberá adaptarse a su nueva situación, en la que deberá enfrentarse solo a los grandes actores de la globalización económica. Esto significa que el brexit deja al Reino Unido indefenso frente a las multinacionales tecnológicas y los detalles los iremos explicando en las siguientes líneas.

Desde hace varias décadas vivimos en una época de globalización económica en la que las multinacionales son más poderosas que muchos Estados-nación, el presupuesto de muchas de ellas es mayor que el de pequeños Estados como Bélgica. Antes de la crisis económica el premio nobel Joseph Stiglitz ya señalaba en 2006 los problemas que conllevaba la globalización económica de empobrecimiento, aumento de la desigualdad, peligro para el medio ambiente y de apropiación de los recursos. Con el estallido de la crisis en 2008 los efectos se hicieron más visibles, como las deslocalizaciones de empresas multinacionales que aumentaron el desempleo en muchos países.

Las multinacionales suelen desplazarse a los países donde la mano de obra es más barata y las cargas fiscales son más bajas. Con el aumento de los índices de pobreza y el desempleo, el Estado del Bienestar en muchos países es difícil de mantener sin ingresos financieros suficientes procedentes de las grandes empresas que obtienen beneficios en ellos. Un factor que requiere como contrapeso una globalización política, como señalan economistas como el propio Stiglitz, en la que haya un gobierno global que responda ante los habitantes del planeta y que no pueda ser visto con inferioridad por los actores económicos globales.

Si además le añadimos que, en la Sociedad de la Información, muchas multinacionales tecnológicas como Google, Facebook, Amazon o eBay no necesitan tener presencia física en todos los países donde tienen usuarios. Y suelen tener sus sedes fiscales en los países donde tributan menos al Impuesto de Sociedades (que a menudo no coincide con los países donde obtienen más ingresos).

Esta situación llevó a una organización supranacional, la Unión Europea (UE), a plantear dos soluciones, por un lado, una armonización fiscal que reduzca las diferencias impositivas entre los Estados miembros, y por otro, la necesidad de crear un impuesto europeo a las empresas tecnológicas, conocido como la Tasa de Servicios Digitales o Tasa Google. Sin embargo, esta propuesta no consiguió la necesaria unanimidad de los Estados miembros en materia fiscal. Aunque recibió un amplio apoyo en el Parlamento Europeo, esta no se pudo aprobar a nivel europeo por el bloqueo en el Consejo de la Unión Europea de Irlanda y los países nórdicos en 2018. Ante esta situación, varios países afectados como España, Francia, Italia o Reino Unido decidieron aplicarla por su cuenta, un grave error.

En su discurso de investidura ante el Parlamento Europeo, en julio de 2019, Ursula Von der Leyen asumió el compromiso de retomar esta tasa a nivel europeo. El nuevo comisario de Economía, Paolo Gentiloni, declaró la necesidad de impulsarla a nivel global en 2020 para que fuese más eficaz y que, si esto no fuera posible, aplicarla a nivel europeo.

A partir de ahora el Reino Unido dejará la Unión Europea y comenzará un período de transición en el que este país se adaptará a su nuevo status. También se decidirá su futura relación con la UE en este período. El gobierno británico decidió en 2018 aplicarla por su cuenta y entrará en vigor en pleno período de transición, en marzo de 2020. Aparte de su indefensión frente a las multinacionales tecnológicas, este país se ha encontrado con las amenazas de Estados Unidos de aplicarle nuevos aranceles tanto por la Tasa Google como por querer abrir su mercado 5G a Huawei. Dice el viejo dicho que la “Unión hace la fuerza” y en casos como este se ve más claramente, actuar de forma separada suele salir más caro que actuando de forma conjunta.