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El legado de Zapatero

José Luis Rodríguez Zapatero, en un acto reciente.

José Luis Rodríguez Zapatero, en un acto reciente.

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En estos días previos al que iba ser el último cambio horario, una vez más el parlamento europeo pospone una decisión, los hados o el azar nos han regalado la famosa alineación planetaria de la que hablaba la joven ministra Leire Pajín, aquella que se levantaba al mes, y sin despeinarse, el sueldo que sus quintos ganaban a duras apenas al año y sudando la camiseta.

Este suceso cósmico nos sirve para demostrar empíricamente que Zapatero era, como decíamos algunos, el peor presidente de la democracia en España hasta la fecha. Su legado es la prueba de esta afirmación. Aunque también se cumple el refrán que “nuevos vendrán y mejor te harán”.

El primer hito de esta conjunción es el espectáculo de Cataluña ardiendo y los espectadores pegados al televisor cuan Nerón en Roma. El fuego tiene su atracción mientras no te queme. Pero todo esto no hubiera sucedido si el entonces presidente Zapatero no hubiera aprobado las modificaciones (Cataluña como nación y la realidad nacional de Cataluña) del Estatuto (30-03-2006) y el Tribunal Constitucional no hubiera procrastinado su decisión hasta 2010 (28-06-2010). De aquellos polvos estos lodos, y ahora nos encontramos con una comunidad enfrentada, con familias divididas y que no se hablan y con una imagen internacional que nada favorece los intereses económicos de todos, ante un frenazo económico global, con una guerra de aranceles entre Trump y Xi Jinping y un Brexit interminable.

El segundo ha sido la exhumación de Franco, con su revival del NODO, y con unas formas que a las antifranquistas de los de entonces, no ha contentado. La exhumación del dictador repara una anomalía democrática, pero quedan algunas más, como la del nefasto Queipo de Llano. Aunque las exhumaciones son muy taquilleras entre el publico, especialmente si se les puede sacar rédito político, como parece que es ésta por la cercanía a la campaña y como único hito de “cumpli-miento” de un inexistente programa de Gobierno; a algunos nos hubiera gustado que viniera acompañada de una recuperación de los bienes indebidamente apropiados por el dictador, según el hispanista Paul Preston son unos 400 millones de euros, muchos de ellos son “regalos” que recibió como Jefe de Estado, aunque ilegítimo, y que por tanto son de España.

Pero el problema está en la ley de Memoria Histórica, lejos de reparar heridas y buscar la reparación y reconciliación, lo que ha hecho en muchos casos es abrirlas, hurgar en ellas, y reescribir la historia parcialmente y con una visión partidista.

Hay una gran carencia de ecuanimidad y demasiada equidistancia, por lo que pueda salpicar. Se ha caído en en el maniqueísmo y la simplificación cuando en ambos lados había muchos matices véase, rojos (legítimos defensores de la República, socialistas, comunistas, anarquistas, liberales y republicanos de centro derecha) y azules (sublevados, golpistas, nacionales, monárquicos, falangistas, carlistas y requetes, republicanos de derechas que no estaban de acuerdo hacia donde iba la misma y oligarcas que no querían perder poder y control y que financiaron el golpe) y no nos olvidemos de los atrapados en el tiempo y el espacio. Así como muchos, demasiados, avispados que en ambos bandos quisieron medrar y rebañar en plato ajeno. Hay que reparar a las victimas, a todas, por ello también hay que denunciar, aunque sean de los nuestros, las acciones deshonestas, las chekas y los paseillos, Badajoz y Paracuellos. También que la paz no fue tal, como bien escribió Fernán Gómez en el final de Las bicicletas son para el verano, sino una victoria, que trajo el maquis, los topos, los estraperlistas, los nuevos falangistas, los represaliados y los “reeducados”.

Otro hito es la nefasta gestión económica, Zapatero negó y ocultó en plena campaña electoral de 2008 la venida de una crisis, ahora Sánchez, doctor en Economía, quita hierro al frenazo económico y prefiere los eufemísticos vocablos políticamente correctos como desaceleración económica. Mientras desde Bruselas advierten al Gobierno de que el plan presupuestario puede incumplir las reglas fiscales europeas y son necesarios más ingresos o menos gastos y piden un presupuesto “actualizado”, el cual no pudo aprobar y nos llevó a unas elecciones y, ahora a su repetición.

Un último punto en el triste y penoso legado de Zapatero afecta a sus siglas, y es que parafraseando al histórico dirigente socialista, Alfonso Guerra, al PSOE no lo conoce ni la madre que lo parió.

Hoy el PSOE ya no sabe lo que es, desde la socialdemocracia de González, y tras el “socialismo” de la ceja de Zapatero, ha llegado el PSOE del Sanchismo; con P de progresía vacua, de pose y postureo, S de subvención y subsidio, O de obediencia ciega al líder y de ofuscación (pérdida pasajera de la capacidad de razonar) y E de enchufismo y cuñadismo. Muchos votantes están huérfanos, sin siglas que los identifiquen y amparen.