Ayer me uní con orgullo a más de 2000 demócratas en Alsasua (Navarra), para decir alto y claro a los navarros, como españoles de bien, que tienen quienes les defiendan, que somos mayoría los que queremos vivir en paz en toda España.
Quisimos dejar claro que lucharemos por que las fuerzas de seguridad sigan velando por nuestra seguridad en todo el territorio del país; que las víctimas del terrorismo no estarán jamás solas, ¡jamás!; que mientras exista Ciudadanos, su compromiso con los cuerpos de seguridad, con las víctimas del terrorismo y con todos los españoles será inquebrantable.
Hablamos con Savater, con victimas del terrorismo y con Albert Rivera de paz, de convivencia y de unión mientras ordas radicales intentaban evitarlo con gritos, actos violentos y amenazas constantes.
Porque les duele la paz.
Son mentes turbadas por décadas de lavado de cerebro y conveniencias políticas tan interesadas como imprudentes, conveniencias que han alimentado la semilla del odio hecha nacionalismo.
Compartí espacio con un asesino despiadado, con un cobarde que asesinó a 17 inocentes por y para nada. Un ser repugnante que se ha tenido que tragar el indigesto plato de una demostración de fortaleza de quienes somos más y evidentemente mejores que él.
Y hoy, que me levanto orgulloso de pertenecer a Ciudadanos, leo con vergüenza cómo un gobierno débil, injusto y profundamente ilegítimo insulta de nuevo la inteligencia de los españoles criminalizando a los demócratas y poniéndose vergonzosamente al lado de los asesinos y quienes les sostienen.
Hoy, en Alsasua hemos hecho historia y demostrado que la democracia es fuerte en España, a pesar del Gobierno.