Blog del suscriptor

Con solo ocho

José Manuel Villegas, secretario general de Cs, y Juan Marín, líder de la formación en Andalucía, durante la comparecencia para anunciar la ruptura con el PSOE-A.

José Manuel Villegas, secretario general de Cs, y Juan Marín, líder de la formación en Andalucía, durante la comparecencia para anunciar la ruptura con el PSOE-A. EFE

  1. Blog del suscriptor
  2. Opinión

Sinceramente, me resulta realmente curiosa la manera que tienen algunas personas de amonestar a CiudadanosNo culpo a las personas críticas, puesto que la vieja política, ha conseguido devastar la ilusión con la que votábamos cuatrienio tras cuatrienio, recogiendo decepciones y volver a votar, cayendo en una espiral bipartidista y casi sindrómica.

Me gustaría que hiciesen el esfuerzo de recordar, que Cs Andalucía obtuvo tan sólo 8 escaños, frente a 15 de Podemos, los cuales se han limitado a hacer un show, más que en preocuparse por mejorar la vida de los andaluces. 33 escaños del Partido Popular, ellos optaron por atacar las mejoras históricas de Ciudadanos y por hacer lo mismo que llevan haciendo 40 años: nada. Luego están los 47 escaños del PSOE, a los que desde la agrupación naranja, se les ha ido exigiendo las reformas pactadas. 

Con tan sólo ocho escaños, exigió, antes de dialogar con el PSOE, que expulsaran a Griñán y a Chaves. ¿Quién iba a pensar, antes de que se celebraran las elecciones Andaluzas, que esto ocurriese? Pues lo consiguieron, porque prometieron que no habría imputados en el Parlamento de Andalucía, todo ello sin exigir sillones, también muy difícil para los que estamos acostumbrados a ver cómo actúa, hasta ese día, la clase política y enfrentándose con el partido que, en definitiva, habían elegido la mayoría de la comunidad andaluza. Sin embargo, hubo quién criticó a Ciudadanos. 

Con sólo ocho, Cs volvía a hacer historia, consiguiendo esta vez eliminar el Impuesto de Sucesiones, con un mínimo exento de hasta el millón de euros por heredero, pero algunos incluso también lo criticaban. Y es que estos incansables escaños, los ocho, consiguieron tales cosas como bajar el IRPF por primera vez en Andalucía. Consiguieron una subida de 446 millones de euros más en dos años para Educación, 15.000 plazas nuevas para educación infantil de 0 a 3 años, la reposición de 900 empleado perdidos en Sanidad, Educación y agentes medioambientales, recursos para garantizar la asistencia jurídica gratuita, más recursos para Dependencia, inversión I+D y la creación de la primera oficina contra el fraude en Andalucía. 

Cs no sólo se ha preocupado de estos problemas, ha sabido llegar a poblaciones, como Tomares, para hacer Proposiciones no de Ley y apoyar la problemática de los vecinos de Sport Aljarafe, que están en un sinvivir desde hace años y el Ayuntamiento de la localidad parece que no mueve un dedo por ellos.

Ahora el PSOE no quiere seguir cumpliendo el pacto inicial. Por ello, Ciudadanos decide romper. Exige que se eliminen los privilegios para los políticos y que los votos tengan el mismo valor, entre otras cosas, pero por ahí no pasa ningún partido que no sea el naranja, ni los que van con el puño en alto y a voz en grito, divulgando que todos somos iguales. Sin embargo a Cs se le critica.

Esta situación me recuerda a una historia popular, el padre, el hijo y el burro. Durante un largo viaje, los tres protagonistas pasan por varios pueblos. En el primero, critican al padre por ir montado en el burro y su hijo andando. En el segundo critican al hijo por ir subido en el asno y el padre caminando. Para el próximo decidieron montarse los dos y los pueblerinos los criticaron por maltratar al pollino. Para finalizar, decidieron bajarse los dos del burro e ir andando, en esta ocasión llegaron criticas, por supuesto e incluso mofas.

Y es que a la hora de criticar, somos los primeros y, todo, absolutamente todo, es criticable. Pero seamos también justos, analicemos resultados, saber con qué partido nos sentimos identificados y, que partido realmente tiene un proyecto sensato, con bases firmes y claras.

Los naranjitos no se limitan a gritar. Dialogan y resuelven. Tampoco manipulan, pero te dan un baño de realidad que a más de uno le llega a molestar. No quieren apalancarse en un sillón mirando la vida pasar. Quieren dinamismo, resultados y relevos. No les podemos acusar de que vayan despacio. Van sin prisa, pero sin pausa y en eso consisten los avances duraderos y eficientes. Son los únicos que apuestan por un futuro basado en realidades sin aprovecharse de aforamientos, ni de infinitas legislaturas. Creen en la separación de poderes, tampoco quieren coches oficiales, ni asediarnos con impuestos, ni reventar a las Pymes, ni quieren situarse en un lugar privilegiado y perder de vista la realidad. En definitiva, con sólo ocho, han cumplido, aunque a algunos les pese.