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¿Suicidio pepero?

Pablo Casado en su cierre de campaña.

Pablo Casado en su cierre de campaña. Efe

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Parece ser que Alejandro Lerroux se licenció en derecho en la Universidad de La Laguna en 1923, en un sólo día y con nueve matrículas de honor, convirtiéndose en abogado a los 58 años.

Obviamente, la España del siglo XXI tiene poco que ver con la de hace 100 años, y Pablo Casado no pudo repetir la proeza de Lerroux, pero estuvo muy cerca: se sacó 12 de las 25 asignaturas de su licenciatura (de derecho, curiosamente) en menos de un año, según él mismo ha reconocido públicamente. 

El año pasado, Emmanuel Macron ganó las presidenciales en Francia, haciendo gala de un gran don del oportunismo. Macron se presentó prácticamente como independiente (bajo el paraguas de un movimiento que para no dejar atisbo de dudas bautizó, cual Jesús Gil, con sus propias iniciales), aprovechando el desgaste del gobierno del PS del que había sido un popular ministro, y sitúandose estratégicamente a su derecha, prácticamente quitándole al desgastado Hollande las pocas posibilidades de ser reelegido que le quedaban, hasta el punto que éste prefirió tirar la toalla. Cuando las bases de la coalición de las derechas no frentistas eligieron a un candidato (Fillon) que había contratado durante años a su mujer e hijos como "asesores" parlamentarios -y ésta información se filtró solamente después de las primarias de la derecha- Macron vio el cielo abierto. Ciertos paralelismos existen también entre las primarias del PP y las de la derecha francesa: Fillon ganó de forma bastante inesperada y como opción de consenso después de que los dos grandes favoritos (Juppé y Sarkozy) se dedicaran a despellejarse mutuamente.

Los compromisarios del PP parece que se disponen a investir a Pablo Casado como líder del partido. Imagino que los de Rivera están ahora mismo frotándose las manos ante el "premio" que les puede caer encima: en cierto modo, es como si los peperos fueran a elegir a Fillon, pero en este caso a sabiendas de que su mujer e hijos habían sido sus asesores parlamentarios. Cuando la prensa aireó el asunto, por otra parte, Fillon hizo de tripas corazón,  insistió en que no había hecho nada ilegal (era cierto), siguió adelante y consiguió más de 7 millones de votos y casi un 20% de apoyos. Puedo imaginar algo parecido en el caso que nos ocupa. Cabe sin embargo recordar que con apenas algo más de un millón de votos más que Fillon, Macron es hoy el Presidente de la República y Fillon solo es un diputado raso.

Por cierto, me gustaría añadir que quien esto escribe no cree que sea necesario tener una licenciatura para ejercer la política. Idealmente, los políticos habrían de atesorar méritos, y entre los méritos que considero loables daría ejemplos como fundar una gran empresa, organizar una ONG, ganar una medalla olímpica, viajar al espacio o crear una obra científica o artística destacable, pero nunca "tener una licenciatura", ni tampoco siquiera "haberse sacado una oposición" (otro clásico en estas tierras).

Pablo Casado pudo bien aprobar, por cierto, media carrera de derecho en unos meses, no resulta completamente imposible pese a que hubiera tardado unos siete años en sacarse la otra media. Pero si yo fuera compromisario del PP (ni lo soy, ni ganas), me daría bastante que pensar el asunto. Llámenme paranoico: si algún periodista tuviera por casualidad alguna explosiva grabación que en el que algún profesor confesara que Casado aprobó gracias a cierto padrinazgo, ¿qué tendría más interés periodístico? ¿Publicar esas cintas ahora, o hacerlo con Pablo Casado como candidato a Presidente del Gobierno?

Y aunque esas cintas no existieran en absoluto, le quedará aún a Pablo Casado la espada de Damocles del máster en Derecho Autonómico y Local regalado por catedrático Enrique Álvarez Conde en la URJC. El mismo máster que, como a Cristina Cifuentes, e irónicamente, no le hacía ninguna falta.