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¿Qué está ocurriendo en la sociedad?

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Sin educar, sin saber cómo acertar, la tecnología golpea más fuerte en nuestra vida, papá Apple y mamá Samsung , la frialdad y el pasotismo, ni sentir ni padecer, aislamiento en un mini robot con forma rectangular al que llamamos móvil. Las relaciones han cambiado, ya no se sale como antes, o no del mismo modo, sin Instagram de por medio, dejar rastro de lo que has hecho cada día, quedar de manera virtual con otra persona, mostrar el “cuerpazo” o no a través de redes sociales, como nos queda una prenda para que los demás opinen.

La sensibilidad cae el número 0, no importa cuanto veamos, no importa qué es lo que ocurre en nuestro mundo, no leen un periódico y tampoco les interesa, no importa nada, excepto la burbuja que se han creado, esa es la generación venidera, lo estamos viendo, lo estamos viviendo.

Hace unos días leía una noticia impactante, niños de 13 años habían violado a otro niño, otra en la que otros niños de 12, 15 y 17 años habían pegado a un profesor, otras muchas de niños que se suicidan, otra de que tenemos un serio problema con las drogas y lo mas chocante, es que no sólo se lee, también se ve.

No hay empatía, la tecnología usada de tal manera la anula, no hay salidas a la calle como las de antes, los niños, los adolescentes, e incluso se integra hasta los 30 años, no hacen lo mismo que antes, como es lógico, los años pasan, las épocas siguen, la vida evoluciona, pero de tal forma que la velocidad de la luz algún día será ganada por la velocidad a la que evoluciona la tecnología en nuestro uso diario. Será alcanzada por la insensibilidad más absoluta que un ser humano pueda tener hacia otro. La burbuja se hará cada vez más cerrada.

Niños usando la tablet como si del antiguo juego ¿Quién es quién? se tratara, móviles de última generación en sus bolsillos, cuentas en redes sociales sin vigilar y un acceso ilimitado a cualquier información del mundo en un segundo. La información que hay en nuestros días, en un solo clic acceso a pornografía, en otro clic de apenas medio segundo, una de las tantas páginas de contactos que existen y en otro el acceso a cualquier tipo de vida que se les ocurra, que hayan visto en una película, en algo ficticio, pueden leer y tomarlo en serio, Internet se ha convertido en un arma de doble filo, muy útil para nuestros días, cualquier consulta puede ser satisfecha por San Google, pero mal usada, puede ser destructiva.

Hijos denunciando a padres, levantando la voz o la mano, drogas a edades tan tempranas, paradójicamente con toda aquella información que tenemos, aún así da lo mismo, en vez de buscar efectos de ellas o como puede afectar a nuestro cuerpo, lo más buscado es “Cómo conseguir cocaína” e incluso “Cómo se esnifa la cocaína”, fijarse en ciertas búsquedas, se busca todo, pero todo lo malo. Aunque presumamos de libertad sigue siendo artificial, con el matiz de que en Internet el alcance es infinito, pero la mente humana es limitada, y casi siempre, nos atrae lo prohibido, lo malo, lo que no se debe hacer, la curiosidad. Imaginad como los adultos están enganchados, algunos se atreven a hacer fechorías, otros a compartirlas por whatsapp, las violaciones, publicar insultos, inducir a la violencia… ¿Cómo se va a evitar que adolescentes y niños no vean eso?

Antes se decía que los padres semi oficiales eran Axel Rose y Madonna, de todos, personas que “manejaban” tu mente, imitación, adoración, pero de otro modo, mas lejano, ahora los padres semi oficiales de las generaciones venideras están metidas dentro del movil, en un canal de youtube, ‘influencers', cualquier pensamiento que aquel niño quiere buscar lo encuentra y como niño que es lo imita… Es aterrador la intensidad que ocurren las cosas, el contagio excesivo de superficialidad, de radicalidad sin sentido.

La sociedad se está convirtiendo en un robot maligno, que sin ni si quiera mirar a los ojos al que está delante, pasamos de largo. ¿Qué sociedad encontraremos pensando una profesión es ser tronista de un programa de televisión? Una vez más el “todo vale” nos ha superado y ya no hay remedio, lo único que queda es canalizarlo de alguna manera, siempre y cuando aún no haya sido demasiado tarde.