Opinión

Juez y parte en la no devolución del rescate bancario

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¿Qué sucedería, querido lector, si usted acudiera a la oficina bancaria donde tiene su hipoteca e indicara al director que no puede cumplir con sus compromisos de devolución de capital, más sus intereses, debido a la inestabilidad del mercado laboral y a la situación económica?

Evidentemente la respuesta no diferiría mucho de hacerle ver que el compromiso asumido hay que cumplirlo y que, en caso de impago, se ejecutarían las garantías vinculadas a la operación.

Hace cinco años se nacionalizó Bankia, se designó desde el gobierno a un presidente ejecutivo como José Ignacio Goirigolzarri, se inyectaron 24.000 millones de euros de ayudas públicas, a razón de 500 euros por cada ciudadano español y tanto el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, como su ministro de Economía, Luis de Guindos, repitieron hasta la saciedad, que los contribuyentes recuperarían hasta el último euro “prestado” como rescate financiero en esa operación, asumiendo el compromiso de devolución con todos los españoles.

En estos días, es quien ha pilotado cada uno de los hechos acometidos por el banco nacionalizado, el señor Goirigolzarri, quien más allá de sus funciones, se ha constituido en juez y parte, manifestando que: “Con independencia de cual sea la devolución final, la decisión del rescate fue acertada, sin ninguna duda”, que seguramente no sería el mismo argumento que emplearía si fuera el acreedor de esa deuda “impagada”, por no devuelta, y no el deudor, o al menos, el primer representante ejecutivo de la entidad deudora.

Todo lo hecho en estos cinco años en Bankia, es responsabilidad, en primera persona, del señor Goirigolzarri, en los cuales, más allá de luces y sombras, ha habido perjudicados, con nombres y apellidos, que han visto dilapidados sus derechos, sometidos al altar del interés general, para finalmente asumirse que el rescate no se devolverá, a pesar de lo cual se califica de éxito.

En mis anteriores artículos La ‘usucapión’ de Bankia, Goirigolzarri o Filosofía sin humanismo, ya traté con detalle aspectos como el interés en hacerse con el control de las cajas de ahorros por parte de sus antiguos competidores: los bancos, así como lo que podría estar tras la motivación del actual presidente de Bankia para abandonar su dorada prejubilación del BBVA y enfrentarse al cáliz del banco nacionalizado en 2012, además de la diferencia entre lo que se dice (hacia fuera) y se hace (hacia dentro).

Y ahora se deja vislumbrar en el horizonte, de nuevo, la posibilidad de que BBVA esté haciendo los movimientos previos para hacerse con el control de Bankia, tras acometer la semana pasada la venta de su filial en Chile por 1.850 millones de euros, así como la enajenación del 80% de sus inmuebles adjudicados a Cerberus por 4.000 millones de euros.

El Gobierno, tanto a través de Luis de Guindos, como de Mariano Rajoy, se quitaría de un plumazo un problema y cumpliría con el compromiso asumido sobre la no devolución del rescate de Bankia con la Unión Europea sobre la privatización de Bankia antes de 2019. Lo de las pérdidas y la no devolución del rescate financiero es un tema ya amortizado sobre las gruesas alfombras y oropeles del poder, más allá de las víctimas de todo ello, aunque no para la sociedad española.

La incógnita que nos queda por despejar es si quien se ha constituido en juez y parte de la no devolución de las ayudas públicas recibidas por Bankia en 2012, encontrará la recompensa esperada, alineada con su motivación, o, por el contrario, su esfuerzo y seguidismo solo le hayan servido para volver a llevarle a la casilla de salida: FG.