Opinión

Elogio a Arturo Pérez Reverte

El escritor Arturo Pérez-Reverte en el centro de Madrid.

El escritor Arturo Pérez-Reverte en el centro de Madrid.

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El sábado me senté con la siempre duda de cuál sería el sentido de una entrevista en La Sexta a don Arturo Pérez-Reverte. Me equivoqué. Seguí toda ella hasta el final.
Por fin alguien al que entrevistan es capaz de exigir, sonriendo, que se respete el tiempo de su respuesta.

En esta turbulenta sociedad en la que nos ha tocado vivir o, como diría el señor Pérez-Reverte, sociedad que hemos hecho a base de constancia hipócrita permitida, por fin alguien, luchador por una sociedad limpia, ha dicho y repetido ciertas claves que explicarían nuestra España, nuestros españoles y lo que nos espera...

Gracias, señor Pérez-Reverte, por decir muy claro y muy alto que la historia debe ser asignatura obligatoria con el único fin de conocer las realidades, reflexionar sobre ellas y mejorarlas siempre que se pueda; jamás para enfrentar.

Gracias, señor Pérez-Reverte, por señalar, sin tapujos, que los poderes fácticos interesados siempre se han mantenido y siempre han sido motivo de un desarrollo mediático y controlado. Los trajes y las formas han sido utilizados como señuelos de cambios aunque las realidades gremiales permanecían bien custodiadas.

Gracias, señor Pérez-Reverte, por señalar, como lo hacía mi antiguo profesor, aunque con otras palabras, que todo progreso hacia la “libertad, igualdad y fraternidad” pasa por vivir “una revolución francesa, mutatis mutandis”.

Gracias, señor Pérez-Reverte, por recordarnos a todos que se están cerrando librerías, quioscos, bibliotecas... No se lee y si no se lee no se piensa y el conocimiento se convierte en borreguil.

Gracias por llamar a las cosas por su nombre porque su claridad puede que a muchos les haga reflexionar, aunque, como usted decía el sábado, será un poco difícil.

Aunque dicen que la envidia es mala consejera, en este caso yo le envidio por su claridad, su firmeza y, sobre todo, por su ética personal y profesional.

¡Gracias!