Opinión

El engaño de los sentidos

Camiseta republicana de la selección española de fútbol.

Camiseta republicana de la selección española de fútbol.

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Seguramente no descubramos nada nuevo si aseveramos que nuestros sentidos nos engañan. La magia lo supo desde siempre y de ello se aprovechó para encandilar a los ingenuos espectadores que las más de las veces creemos firmemente que de las chisteras salen conejos, que los pañuelos cambian de color o que los objetos desaparecen.

Un ejemplo reciente sobre este tipo de engaños lo ha generado la nueva camiseta de la Selección Española de Fútbol. En torno a la misma se ha generado un debate sobre si el ribete lateral de la misma es de color azul o morado. Dando pista libre así a que cada cual defienda a capa y espada lo que ve, generándonos la cuestión de si vemos lo que somos o realmente somos lo que vemos. Este encarnado debate recuerda a la fábula de los dos conejos, mediante la cual Tomás de Iriarte nos aleccionaba sobre la futilidad de centrarnos en las banalidades y olvidarnos del asunto principal.

A escasa distancia de donde se ha presentado la camiseta de marras, el inspector jefe de la Unidad de Delitos Económicos y Financieros (UDEF) de la Policía Nacional ante una comisión de investigación del Congreso de los Diputados ha afirmado que “indiciariamente” Federico Trillo, Francisco Álvarez Cascos, Mariano Rajoy y un conjunto de los secretarios generales del PP han recibido pagos de la supuesta caja B de la trama Gürtel, trama presuntamente dedicada al latrocinio de la res publica. Cierto es que hasta que no sean condenados, se presume su inocencia y que en el Congreso solo se habló de indicios, esos testigos mudos del delito que para el doctor Hans Gross, padre de la criminalística, servían para probar el grado de participación de los presuntos autores.

A pesar de todo y como los conejos de la fábula de Iriarte podemos seguir preocupados por el morado de la camiseta de la Selección o por el morado de los billetes que presuntamente nos han robado y que a base de recortes iremos pagando en cómodos plazos. Ese es el verdadero truco.