Opinión

La solidaria orquesta de Extremadura

Platos de música.

Platos de música.

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Desde que Orfeo con su lira enamorara tanto a Eurídice como a quien le escuchaba, la música nos ha acompañado desde el amanecer de los tiempos. Los hallazgos arqueológicos han evidenciado que hace 4.000 años ya construíamos flautas con huesos de aves. Una de las explicaciones de por qué se desarrollo la actividad musical no fue otra que el ayudarnos a movernos juntos, a tener conciencia del grupo, a ser más solidarios y altruistas. Cualquier ceremonia siempre ha estado revestida de música, independientemente de su naturaleza civil, política o militar.

Cualquiera de nosotros seguro que guarda en su memoria auditiva aquellas canciones con las que creció, se enamoró e incluso le hizo compañía en los momentos más tristes y solitarios, sin olvidar que cada momento histórico ha demandado un tipo determinado de música. Constituye por sí una de las actividades artísticas que más placer generan, haciéndose presente en todas las culturas, generando un producto más novedoso cuando se entremezclan estilos, cuando produce el mestizaje.

Para la neurociencia resulta ser el maná del cerebro ya que despierta emociones y relaja o activa, según cual, el sistema nervioso, llegando a modelar la memoria y resultando ser una buena estrategia para frenar el deterioro cognitivo, sobre todo para quienes tocan.

Cervantes en boca de Don Quijote llegó a afirmar que donde hay música no puede haber cosa mala y una prueba irrefutable de ello la podemos encontrar en los ciclos de conciertos que la Orquesta de Extremadura ha comenzado en varios hospitales extremeños en colaboración del Servicio Extremeño de Salud y de la Asociación Extremeña de Musicoterapia, acercando así la música a los pacientes y haciéndoles más liviana su estancia a la vez que demuestran el poder sanador de la música generando buenos sentimientos que originarán buenos pensamientos y mejores acciones. Gracias por dar tanto a cambio de tan poco.