Filosofía

La filosofía se escribe contra alguien o contra algo

Gustavo Bueno en 1997, al fondo el autor del artículo, Manuel Asur.

Gustavo Bueno en 1997, al fondo el autor del artículo, Manuel Asur.

A principios de los años 70, un profesor hablaba a sus alumnos de esta manera: "Gustavo Bueno escribió tres libros. He intentado leerlos. El primero lo entiende él y Dios, el segundo sólo él y el tercero ni Dios". El pedagogo ignoraba que la verdadera filosofía no es para leerla, sino para estudiarla.

La verdadera filosofía es académica y forma sistema. La otra, la mundana, puede ser ingeniosa, pero sacrifica el rigor al espectáculo. Platón prohibió entrar en su Academia sin conocer el sistema geométrico. Hoy casi todo el mundo sabe qué es un sistema a causa del Windows. Mas ante la pregunta ¿qué es la tecnología?, el especialista, el técnico, suele responder que es un medio para un fin. Pero como el medio implica otro medio y éste otro y así interminablemente, se pierde en la metafísica del infinito. Sólo la filosofía sistemática puede impedirlo.

Una de las características de la filosofía estriba en que no sirve para nada. No es servil. Y por esto mismo, por su falta de servilismo, es importante. Lo contrario de servil es liberal. Los primeros que idearon esta distinción no eran estrictamente filósofos. Fue el pueblo en el Cádiz de 1812, el mismo que entregó su sangre para conquistar su Soberanía en 1808. Ahora pretenden acabar con ella la derecha "patois" (la imposición dictatorial de cualquier lengua) y la izquierda topográfica (la oposición facilona y azorante al PP y poco más). Se han vuelto, desde la perspectiva del pensamiento abstracto, indefectiblemente bobos. Diría Bueno.

Quien no sirve, es libre. Y la libertad, el máximo valor de la vida. La última decisión de la libertad es el suicidio y vivir presupone la propiedad. Nadie es libre sin nada, en el vacío. Libertad y propiedad son lo mismo, como es lo mismo la mano y lo que la mano hace. Ya sé que no lo parece. Pero no lo parece porque está a la vista y, por tanto, no se ve fácilmente. Ya lo decía Bergamín: "La verdadera verdad / nunca se esconde en lo oscuro / sino en la claridad".

En la claridad están los enemigos de la libertad, pero son tan ensordecedores que sólo se les detecta cuando callan. Algunos, como la ONU, el FMI, Goldman Sachs y The Open Society Foundation de George Soros, nos crean falsas necesidades y con ellas hacen fortuna porque logran venderlas como verdaderas. Y ésta es la cuestión: ¿cuáles son los límites de la satisfacción y la libertad? El siguiente ejemplo es de Gustavo Bueno.

Un perro de caza sigue un rastro hasta una encrucijada de tres caminos A, B, C. Olfatea. Luego elimina A, B y opta por C. Para los filósofos escolásticos (en virtud de una suerte de capacidad disyuntiva) una vez que el perro huele A, B, no necesita oler C para decidir. O tal vez sí. Este es el dilema. El límite ignoto. El límite indica que si el animal se guiara sólo por el olfato dejaría de ser libre al estar determinado por los sentidos. Si en lugar del perro escolástico tuviera que decidir un ser humano la confusión no faltaría ya que los sentidos del placer pueden apremiarle hasta debilitar su capacidad de discernir.

Cuando no se escucha a ciertos filósofos, sucede algo muy curioso. Se llama adanismo. Adanista es quien habla, por ejemplo, de la fuerza de la gravedad como si Galileo y Newton no hubieran existido y se ha instalado feliz y arrogante en la vulgaridad del sentido común. Quien estudie El Animal Divino comprenderá por qué a mucha gente le gusta tener una mascota, es taurina y ama la caza. Y le resultará extraño que algunos animalistas no adviertan los orígenes animales de la religión. Es decir, vean en las mascotas sólo mascotas, en el toreo sadismo y en la caza vil asesinato. Si abandonaran la infecta cueva fenomenológica para respirar los campos frescos de la ontología, contemplarían intrépidos númenes paciendo en amenos prados, se extasiarían ante los dioses antropozoomórficos egipcios y las católicas presencias animales que otean desde los frisos de las catedrales abandonarían sus pétreos habitáculos para dirigirse a ellos con estas sublimes palabras: "studere et intelligere". Estudiar y entender. (El Animal Divino, se supone).

Un sistema filosófico verdadero siempre lo conforma una ontología y una epistemología. A veces, los filósofos se ven obligados a reelaborar la terminología. En los textos de Bueno, quien llegue a comprender qué significa cierre categorial, espacio antropológico, materia, gnoseología, metamérico y diamérico, dialelo, emic, etic, sínolon, anamórfosis, anástasis, totalidad nematológica, númen, simploké y poco más, habrá penetrado en el pensamiento del más importante filósofo europeo de la segunda mitad del siglo XX.

El 7 de agosto cumple un año su ausencia. Levanto mi copa de vino mientras recuerdo algunas de sus palabras: "La filosofía se escribe contra alguien, contra algo. Es obligatorio en un mundo de apariencias donde la sensatez es sospechosa". ¿Fui sensato?