Islam

Algunas consideraciones críticas sobre el cristianismo y el islam

El papa Francisco durante su encuentro con el gran imam de Egipto

El papa Francisco durante su encuentro con el gran imam de Egipto Reuters

Que en nombre de la democracia, de los derechos humanos y de la igualdad, todas las religiones han de recibir el mismo trato social o institucional, es falso. Es falso porque la igualdad, es pura metafísica, no existe. Entonces, ¿por qué se habla tanto de ella? Veamos.

La igualdad no es una relación, es una propiedad. Más exactamente, consiste en tres propiedades: la transitiva, la simétrica y la reflexiva. Analicemos el caso del islam y el cristianismo.

El islam es monoteísta. Cree en un sólo Dios. Un Dios de tradición aristotélica. Para Aristóteles Dios es el Acto Puro. El Primer Motor. El Motor Inmóvil que mueve sin moverse. Es pensamiento del pensamiento, "ocupado solamente en hacerse presente por el pensamiento, ante si mismo". Es autista. Y como está ubicado en el infinito, fuera de toda proporción, no conoce al universo ni a los hombres, ¿cómo amarlos o ser amado por ellos?

La divinidad no necesita amigos. Existe en soledad, por tanto, no permite transitividad alguna. Tampoco el arcángel Gabriel, el mensajero de Alá, porque es un espíritu. Sin embargo, en el islam se cumple la propiedad reflexiva en el sufismo, mística que busca a Dios en la interioridad, reflexionando. Igual que en el cristianismo. ¿Y la propiedad simétrica? Imposible. La simetría necesita la geometría. Y el islam no admite imágenes. Es iconoclasta.

En el cristianismo se cumple la propiedad transitiva, porque Dios es trinitario. Uno y trino. La explicación proviene de la filosofía griega. Se trata del Demiurgo de Platón. Un mediador. Ese mediador es Jesús porque se hizo palabra, logos, verbo encarnado para habitar entre nosotros y mediar ante Dios padre. Padre, Hijo, Espíritu Santo y un sólo Dios verdadero. El Padre evocado por Jesús nada tiene que ver con la soledad de Dios, sino con el amor.

Para los cristianos el amor es caridad, caritas, pero también dilectio, libre elección: dilige et quod vis (ama y haz lo que quieras) escribió san Agustín. De esta libertad humana carece el islam, por eso no es un humanismo y para un musulmán más importante es Dios que la vida humana. Este es el origen de la yihad. El yihadista mata por Alá. Sin embargo, Jesús dijo: "yo soy el camino, la verdad y la vida". Dios es vida. Se encarnó en vida humana. El cristianismo es un humanismo.

La propiedad simétrica se cumple en la geometría de la cruz. La cruz es una síntesis simbólica de judaísmo, filosofía griega (logos) y derecho romano, no un sincretismo, no una coalición. A ser crucificados se condenaban los más peligrosos asesinos y ladrones. En el centro, en el eje yace un Dios muerto. Que un Dios muera por amor a la humanidad en una cruz, es un caso único, insólito, en la historia de las religiones. Esta es la superioridad del cristianismo sobre todas las demás creencias.

La cruz también hace posible el nexo entre el Antiguo y Nuevo Testamento. Nexo representado en un nuevo templo. Para que fuese posible el templo cristiano, con cruz, antes tuvo que existir el templo de Jerusalén, sin cruz. Y, desde luego, un nexo no es una usurpación. Permítame el escéptico lector cuatro palabras sobre las consecuencias de este asunto. ¿Es la cruz cristiana en una escuela, por ejemplo, una usurpación religiosa del espacio público, espacio que debería ser laico?

Sabemos que la cruz, antes del cristianismo, poseía unos fuertes componentes simbólicos. Componentes que, pongo por caso, el catolicismo no destruyó, sino que los incorporó, los asimiló y acomodó al lenguaje, a las costumbres y valores que hoy presiden la cultura occidental.

Valores sin los cuales (y no puedo entrar en detalles relativos a los conflictos entre ciencia y religión) el desarrollo científico y la filosofía serían imposibles. Ni siquiera la riqueza de las naciones, pese a que Antonio Escohotado critique el pobrismo católico como causa de un secular retraso. El pobrismo era predicamento místico muy marginal, no sustancial en la Iglesia.

El laicismo, tan reivindicado por algunas izquierdas, es mero formalismo ideológico. De aquí que, al no poder evitar la condición histórica y religiosa de la sociedad civil, lo transforman en cultura. Sobre todo al restaurar una obra de arte religiosa. Hubo dos socialistas que comprendieron perfectamente el significado de los valores cristianos tal como quiero darlos a entender aquí. Uno era agnóstico, Tierno Galván. Y el otro ateo, Julián Besteiro. Cuando juraron sus cargos exigieron un crucifijo. Y sin embargo, tal exigencia nada tenía que ver con una ceremonia religiosa.

Si al crucifijo se le retira de los espacios públicos es por pura cursilería o pedantería. Cuando no cobardía. Como el caso de la retirada de la cruz en la insignia del Real Madrid por exigencia árabe.

La religión de Mahoma necesita humanizarse. Las mezquitas podrían convertirse en centros para la reforma teológica del islam. Pero las teocracias sólo piensan en el poder, como el Grupo Bilderberg.