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Carta de un padre al club de baloncesto de su hijo de 13 años

Pixabay.

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Mucho se habla de aquellos padres que piensan que su hijo va a ser una superestrella de la NBA y los someten a una presión innecesaria, que en algunos casos hace que esos niños terminen abandonando el baloncesto. En cambio es curioso que también se de en entrenadores que piensan que están en la NBA, provocando el mismo fin, pero no tiene tanta repercusión, a pesar de contar con muchos testimonios al respecto.

Mi objetivo, como padre, es que mi hijo se lo pase lo mejor posible en Zaragoza, independientemente del resultado. Prefiero que se lo pase bien y pierda a que se lo pase mal y gane. Entiendo que a partir de una hora determinada deben estar en sus habitaciones, principalmente por seguridad y nunca porque así van a tener más posibilidades de ganar al día siguiente. Si el viernes y sábado hay discoteca móvil dentro de los horarios de seguridad que estiméis, no tiene sentido que el entrenador diga que “ya verá si les deja ir un rato”, cuando prácticamente todo el camping está lleno de jugadores de básquet infantiles, pues lo pone la organización.

El tono dictatorial de la indumentaria molesta, ya que esos niños no cobran del club, sino que pagan por jugar. Las normas federativas obligan lógicamente a una equipación de juego, pero no hay derechos de imagen ni nada parecido para exigir una forma de vestir cuando no están jugando. Se les puede comentar y explicar los beneficios, haciendo ver que sería lo mejor, pero nunca llegando a la exigencia. Repito que la mayoría tiene 13 años.

Cuando habláis de “alimentación controlada” demostráis un desconocimiento de las necesidades alimenticias a esas edades y por supuesto de los trastornos de conductas alimenticias que se producen inicialmente en la adolescencia y en entornos deportivos. Este tema es más delicado de lo que os pensáis, y las consecuencias pueden ser muy desastrosas para un niño de 13 años. Al haber picnic que proporciona la organización para comer y media pensión en el camping que también proporciona la organización, ¿hemos de entender que podéis prohibirles comer algún alimento que les apetezca? ¿O vais a inflarlos a hidratos de carbono, que normalmente empieza y acaba en la pasta, sin tener en cuenta ninguna curva de influencia de la insulina en el organismo?

Cuando veis por televisión a los equipos de la NBA con sus dietas y cocineros, olvidáis que existe un historial médico de cada uno de los jugadores y en ocasiones hacen comida específica para alguno de ellos precisamente por eso. ¿Acaso tenéis vosotros historial médico de los chavales? ¿Les habéis hecho alguna prueba de esfuerzo? ¿Cuál es el objetivo entonces en tres días que vais a estar controlando la alimentación? Igual que aprovecho para mostraros mi queja acerca de que los jugadores, antes de determinados partidos, tuvieran que enviar foto de lo que habían comido. Todo esto es absolutamente inaceptable. Seguimos hablando de la preparación del playoff, pero ¿eso autoriza al entrenador a obligarles a dormir y a despertar cuando lo crea conveniente?

Los móviles forman parte de la propiedad privada del jugador. Con ellos se comunican con sus padres y les cuentan lo acontecido ese día y siguen en contacto con su entorno social fuera del baloncesto. La educación acerca de la utilización del móvil depende única y exclusivamente de los padres y expropiarlos temporalmente es una medida absurda que envía un mensaje claro: la poca confianza que el entrenador tiene con sus jugadores.

El tema de exigir que se descarguen una aplicación para el móvil, que nunca habían oído y que se llama Endomondo, para que hagan unas tablas de ejercicios y luego pasen la foto de lo realizado, es también para analizar detenidamente. Mi hijo entrena un día más que el resto, solo porque se siente muy bien en ese entrenamiento y le ayuda a equilibrar. No lo hace en su club, ni creo que tenga que dar explicaciones de lo que hace mi hijo cuando no está en el club, pero puedo asegurar que le encanta andar por el monte, ir en bici, nadar… y siempre sale por voluntad propia, nunca por obligación. Cuando le oigo preguntar si el entrenador lo pondrá en Zaragoza si no pasa el Endomondo, se me cae el mundo encima. Vosotros sabréis cuales son realmente los valores que queréis transmitir a los chavales de infantil.

Obviamente, si llego a saber todas estas normas antes, nunca habría enviado a mi hijo a ese torneo, que me cuesta un dineral en total, si queremos verlo sus padres. Pero de verdad, que cuanto antes asumáis que estos chavales de 13/14 años no son profesionales y que solo pretenden divertirse haciendo deporte, será mucho mejor para ellos.

No creo que este escrito sirva absolutamente para nada, más que para dejar constancia escrita de que no todos los padres somos iguales y a algunos nos da igual, por ejemplo, quién sea el rival de playoff, mientras mi hijo no sienta esa curiosidad. Solo queremos que se lo pase bien haciendo algo que él, y sólo él, ha elegido.

Un saludo.

* Esta carta no ha sido enviada para evitar represalias contra mi hijo.